Los niños nacen con un cuerpo nuevo, sano y en perfectas condiciones pero la sociedad represiva los programa con angustia y con temor. Se cree que el 90 % de las enfermedades se deben a un proceso de somatización, es decir, a una energía psíquica reprimida, la cual, al no poder expresarse correctamente, trastorna el buen funcionamiento del organismo.
La mente y el cuerpo forman un todo de modo que cada uno repercute en el otro.
La salud física y mental son el mayor bien de la vida, sin embargo, los consultorios y hospitales están llenos de personas aquejadas de enfermedades físicas, pero tras de la enfermedad física se oculta una causa de tipo psíquico (baja autoestima, inseguridad, temor, frustración…)
La humanidad está más enferma del alma que del cuerpo y existe una tendencia que apunta al incremento de las enfermedades mentales.
En el ser humano existe una lucha interna entre las fuerzas de desarrollo que le impulsan a la supervivencia, a la expansión y a la solidaridad y entre los mecanismos de defensa que se alimentan de la ignorancia, del egoísmo y del temor y le impulsan a la agresividad.
Esta lucha se intensifica en tiempo de crisis generando conductas desadaptadas e incrementando las enfermedades físicas y mentales.
Hemos creado una forma de vida competitiva, saturada de necesidades, de trabajo y de compromisos. La mayoría de las personas se sienten desbordadas. Las preocupaciones, la angustia y el estrés presiden su vida, y, ahora, la globalización acelera la dinámica de la vida y no hay tiempo para crecer, madurar, ni asimilar los cambios, lo cual produce una desconexión cada vez mayor, respecto de sí mismo, de las personas, de la naturaleza y de la vida.
Como no podemos detener la dinámica de la vida, sólo nos queda adaptarnos y plegarnos a ella para no perder el tren del futuro. El problema no está en la globalización, ni en la dinámica de la vida, el problema está en nuestra rigidez mental, en nuestra incapacidad para aprender, cambiar y adaptarnos inteligentemente a la realidad. El objetivo del Proyecto Alfa es formar personas que desarrollen su potencial mental y afectivo y trabajen en un proyecto propio.
Cómo lograr salud mental
1. Necesitamos protegernos de nuestros enemigos internos como son (los temores, la ignorancia, la pereza, la dependencia, el egoísmo…)
2. Necesitamos protegernos de nuestros enemigos externos.
Recuerda que tus amigos y tus enemigos están muy cerca de ti.
¿Cómo distinguirlos?
Quienes te estimulan al desarrollo y te proporcionan paz y alegría, son tus amigos y quienes te causan angustia y desaliento, son tus enemigos. Ojo, porque tus mayores enemigos pueden ser tus padres, tu cónyuge, tu mejor «amigo». Estos seres cercanos no actúan con mala intención, lo hacen inconscientemente. Cuídate de ellos. Su influencia puede ser muy dañina, pues, como son seres queridos, confías en ellos y estás desprotegido contra sus mensajes, los cuales entran en tu mente sin ser analizados, y, una vez dentro, escapan al control de tu mente y actúan con plena libertad. La mejor protección es tener las «defensas» alta.
Cada persona necesita aprender a defender su espacio físico y mental.
Psicólogos americanos afirman que el 90% de los mensajes que recibimos desde niños son negativos (expresan temor, angustia, crítica, preocupación…).
Lo expuesto no es para angustiarte, sólo es un llamado de atención para que te mantengas despierto y filtres los mensajes. De esta forma podrás protegerte de ese 90% de mensajes negativos procedentes de la sociedad.
En una sociedad que se anuncia cada día más conflictiva y ambigua es necesario estar claro en los principios y valores y seguir tu camino sin preocuparte por lo que dicen o hace los demás.
3. Necesitamos seleccionar el entorno social por eso de que «Una manzana podrida…» No te creas invulnerable, aléjate a tiempo de las personas mediocres y conflictivas, porque una vez que entras en su radio de acción puedes quedar atrapado.
Las personas que se superan están siempre en la mira de los demás y son causa de envidia y de crítica perenne; la sociedad no les perdona, porque su actitud positiva es una crítica a la ignorancia, a la pereza y a la mediocridad.
La salud mental es el resultado de una filosofía correcta de la vida y de una conducta que respeta los principios morales, psicológicos y sociales.
Así como el cuerpo necesita nutrirse todos los días, la mente también necesita alimentarse de forma constante con lecturas y reflexión para mantener en alto los ideales y la motivación.
4. Necesitamos seleccionar los sentimientos. Las ideas son la luz que ilumina el camino y los sentimientos son la fuerza que impulsa a la acción.
En cada ser humano existen fuerzas ocultas muy poderosas llamadas sentimientos. Los sentimientos pueden ser positivos o negativos. Los sentimientos positivos ayudan a crecer, mientras que, los sentimientos negativos son autodestructivos. Cada persona tiene el poder y la responsabilidad de controlar sus sentimientos, pues de ello depende su salud mental.
Como todo en la vida se rige por la Ley de Causa – Efecto. Cada persona es causa de su propio desarrollo y efecto de sus propias decisiones.
Para controlar los sentimientos es necesario tener convicciones firmes, hábitos de disciplina mental y ser consecuente.
Los sentimientos son maravillosos como fuerza impulsora de la acción pero son ciegos y por tanto no puede guiar la acción. Son como un caballo brioso que bien controlado pude llevar te al éxito, pero, si no lo controlas te precipitará en el abismo.
Establece un plan de acción lógico y viable y no te dejes deslumbrar por el espejismo de la emoción ni caigas en la trampa de lo fácil. Elije lo auténtico y lo duradero.
Muchas personas viven «rumiando» sentimientos negativos, lo cual produce un gasto inmenso de energía, deterioro de la mente y frustración.
Los sentimientos positivos constituyen la esencia de la inteligencia emocional.
El mundo occidental, pragmático y racionalista ha dado siempre un valor especial a la inteligencia racional pero hoy sabemos que la inteligencia emocional es más importante. Einstein decía. «Vale más un gramo de imaginación que una tonelada de inteligencia».
La inteligencia emocional se alimenta del subconsciente. Por tanto, el éxito en tu proyecto de vida depende de una actitud emocional positiva, es decir, de la correcta selección de sentimientos. Cuando las cosas y las personas son marcadas por el amor, adquieren un poder increíble, debido a que absorben en beneficio propio la energía de la mente.
Para tener éxito es necesario hacer lo que amamos o, si no, aprender a amar lo que hacemos. Sin amor y sin interés no existe fuerza capaz de realizar cambios importantes.
Los pensamientos y sentimientos positivos sanan y los pensamientos y sentimientos negativos enferman; por tanto, tu salud mental no depende de lo que te ocurre sino de la forma en que reaccionas ante las cosas.