Higiene mental


La higiene mental tiene por objeto liberar la mente de ideas y de sentimientos negativos, pero, sobre todo, prevenir, para que no sea necesario curar. Se trata de crear las condiciones ambientales y mentales que favorezcan el buen funcionamiento de la mente y también del cuerpo.

Las conductas humanas están determinadas por hábitos. Los hábitos son estructuras mentales profundas, consolidadas a lo largo de los años. Las personas tienden a aferrarse a los hábitos, porque son las únicas formas de conducta que conocen para sobrevivir, pero la vida evoluciona y se impone una rectificación constante para adaptarse a los nuevos ritmos.

La higiene mental tiene como objetivo purgar la mente de contenidos obsoletos y adelantarse al futuro mediante la previsión.

La previsión supone un análisis de situación; se trata de tomar conciencia de lo que está ocurriendo en el mundo, de evitar lo que nos perjudica y descubrir mejores opciones y planificar el futuro.

La sociedad evoluciona de forma rápida; se supone que en los próximos 20 años evolucionará más que en el siglo pasado, por lo cual, es fundamental vivir en actitud de cambio y adelantarse al futuro. “Para triunfar es necesario saber por dónde pasará el futuro y estar allí primero que nadie»

La higiene mental debe estar dirigida a seleccionar ideas, sentimientos, lenguaje, conductas y calidad de vida, pues ellos son los principales agentes que modelan nuestra personalidad, poco a poco, pero de forma profunda y determinante; por lo cual, debemos estar atentos para controlar todos los factores que influyen en nuestra vida.

¿Cómo nos modelan las ideas y sentimientos?

Nuestro cerebro vive en actividad permanente, no descansa de día ni de noche. Vive procesando la información que hay en la mente. Esta actividad la realiza a nivel subconsciente, es decir, sin que las personas tengan conciencia de lo que ocurre en su mente. Los contenidos mentales, al igual que todo lo que existe, tienden a asociarse de acuerdo a sus características (+ ó -) para incrementar su poder y tomar el control de la mente.

Las ideas y sentimientos positivos generan ideas, sentimientos y conductas positivas; mientras que, las ideas y sentimientos negativos, generan ideas y sentimientos negativos, y, en consecuencia, conductas negativas.

Esta dinámica del cerebro es muy poderosa y, una vez establecidas las premisas, se desencadena el proceso mental correspondiente. Esta es la razón por la cual, muchas personas quieren cambiar y no pueden o les cuesta mucho; se debe a que tienen grabadas programaciones negativas que desconocen, las cuales dificultan el cambio. Pero el ser humano es siempre libre y tiene poder para introducir programaciones positivas que vayan tomando el control de la mente.

La mejor forma de mantener limpia la mente consiste en ser una persona asertiva; en tomar sólo lo bueno de la vida; entender que el mundo está bien hecho; que las personas son como son y que todo sucede por una razón; lo único que podemos hacer es tratar de cambiar las circunstancias para que ocurra lo mejor, y, la primera de las circunstancias que debemos cambiar es nuestra propia persona. Se trata de tener principios y valores sólidos y ser creativo y fluido en la acción.

En medio del desorden y de la confusión que reina en este mundo convulsionado, existen unas constantes (principios, valores y conductas) que han sobrevivido a lo largo de la historia y se imponen como claves del éxito y nos indican las pautas a seguir.

Muchas personas pasan la vida entera tratando de eliminar defectos y ocurre que, cuanto más los combaten, más se afianzan, por la sencilla razón de que se convierten en centro de atención. La forma más eficaz de limpiar la mente consiste en ser proactivos; es decir, en trabajar siempre en positivo y aceptar las cosas como vienen, cambiando lo que se puede cambiar y aceptando lo que es inevitable.

Es importante entender que todo se rige por leyes, y, por ley de Causa y Efecto, somos el resultado de lo que hemos pensado, de lo que hemos amado u odiado y de lo que hemos decidido durante toda la vida. Dentro de unos años seremos el resultado de lo que hagamos en adelante.

Según la ley de Acción y Reacción, lo que llamamos suerte o desgracia, no es más que la reacción del mundo a la acción de uno; por lo que, a nadie debemos culpar de nuestras desdichas. Somos lo que hemos hecho de nosotros y tenemos lo que nos merecemos. Si no estás satisfecho con tu suerte, revisa tus ideas, sentimientos, actitudes y decisiones u omisiones y pon las bases para que las cosas cambien.

Esta ley de Causa y Efecto o Acción y Reacción es equitativa; es la justicia de la Naturaleza, la cual hace que cada quien reciba aquello que sus actos han provocado.
Esta ley es un llamado a la honestidad y a la responsabilidad porque, en definitiva, cada persona depende de la calidad de lo que hace

¿De qué debemos purgar la mente?

De las ideas, temores, complejos, culpas y prejuicios que paralizan. Esta carga de «desechos mentales» se convierte en un peso muerto que nos impide avanzar. Como es lógico, resulta difícil desembarazarse de estos contenidos porque se apoyan en principios y valores aceptados como absolutos e indiscutibles y en costumbres consolidadas. Esta es la razón por la cual la gente se resiste al cambio. Sin embargo, la ley de la vida es: «Adaptarse o morir»; de modo que, la higiene mental es una necesidad de supervivencia que exige liberarse constantemente de lo negativo; pero nadie puede liberarse de los contenidos negativos si no introduce otros contenidos superiores que tomen el control de la mente.

Las ideas por sí solas no cambian la historia ni la vida de las personas; es necesario convertirlas en acción. La acción exitosa va abriendo de forma progresiva un camino nuevo hacia el éxito. Para lograr una acción exitosa se necesita buena información, planificación, métodos eficaces y perseverancia.

El Proyecto Alfa está diseñado para realizar los cambios mentales necesarios para garantizar el desarrollo, el éxito y la felicidad.

Vivimos en una sociedad mediocre y bastante enferma desde el punto de vista mental, y, como lo malo se pega con mayor facilidad que lo bueno, es conveniente elegir las mejores circunstancias a nivel de ideas, valores, personas, sentimientos y decisiones.

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