Principio de placer y principio de realidad


El ser humano es instintivo por naturaleza y busca la satisfacción inmediata de sus instintos y apetitos; lo cual resulta imposible en una sociedad que tiene sus reglas y formas de comportamiento.

Gracias a la educación, los seres humanos aprenden, desde niños a controlar sus impulsos a través del principio de realidad.

El principio de realidad es un principio del Yo y permite al sujeto posponer o sustituir dichos apetitos en función de las presiones de la realidad con el fin de adaptarse y sobrevivir.

Este principio necesita de los llamados «procesos secundarios» o procesos mentales, como la memoria, el razonamiento, el lenguaje,… con los cuales el yo toma conciencia de la realidad, descubre el funcionamiento de la sociedad y aprende a controlar sus impulsos y a esperar la satisfacción de sus necesidades. Los animales también aprenden a esperar su momento de comer…

La búsqueda de la satisfacción ya no se efectúa de forma inmediata, como es el deseo del principio de placer, sino que es aplazada en función de las circunstancias. De este modo, la energía impulsiva proveniente de la parte instintiva se convierte en energía controlada.

Este aprendizaje es muy importante para todos los aspectos de la vida, pues ayuda a controlar las emociones y a actuar con inteligencia y criterio.

El principio de realidad no pretende reprimir la energía sino encauzarla hacia objetivos de satisfacción, éxito y desarrollo.

En épocas prehistóricas se imponía el principio de placer sobre el principio de realidad, pero, a medida que las personas evolucionan se establece un equilibrio entre ambos principios.

El principio de realidad contrapesa al principio de placer. Así como éste tiende a la satisfacción inmediata, el principio de realidad se apoya en la realidad externa, en las exigencias de la sociedad y en la experiencia personal, buscando el equilibrio por caminos distintos a la satisfacción inmediata. Así la sed puede exigir la satisfacción inmediata por medio de un vaso de cerveza fría, por ejemplo (principio de placer), pero la experiencia del individuo u otras normas por él aceptadas pueden exigir otro modo de hallar el equilibrio, eliminando la tensión surgida, por ejemplo con una bebida no alcohólica a temperatura ambiente, con una fruta, etc.

El principio de realidad es un concepto de la teoría freudiana. Según esta teoría, el sujeto buscaría lo que le da placer y evitaría lo que le da displacer, pero se enfrenta a que obtener placer todo el tiempo es imposible.

El principio de realidad es una función del yo por la cual el sujeto, presionado por la realidad, pospone la satisfacción inmediata (y riesgosa) de sus necesidades por una satisfacción más segura, aunque no inmediata. Esta adaptación asegura la supervivencia del sujeto y de la especie.

Sin duda, los padres programan a sus hijos a temprana edad y queda definida su actitud y la dirección que tomarán en la vida, a no ser que se generen cambios importantes, lo cual es difícil, debido a que los hábitos adquiridos impulsan en la dirección establecida.

Parece que la fortaleza mental, la disciplina mental, el control de los instintos y emociones, la resistencia a las frustraciones y la perseverancia, son factores fundamentales para lograr el éxito; lo cual nos indica que, analizando las actitudes de las personas, su fortaleza mental y su control, podemos determinar cómo les irá en la vida.

Los adultos pueden rectificar ciertas conductas, pero su estructura mental sigue siendo casi la misma a lo largo de su vida. Muchas personas aprenden con los fracasos y con la experiencia de cada día y quieren renovarse, pero, les resulta muy difícil, debido a que los hábitos mandan; sin embargo, con método y perseverancia se pueden lograr cambios importantes.

Ahora bien, conscientes de esta realidad, deberíamos dedicar tiempo y esfuerzo para fortalecer estos aspectos de la personalidad, en vez de perder tiempo en el logro de cosas superfluas.

Es fundamental cultivar de forma constante las ideas, sentimientos, lenguaje, actitudes, conductas, decisiones y valores correctos, pues, estos factores son los elementos fundamentales del principio de realidad, el cual modela nuestra personalidad, día a día, de forma lenta pero profunda. Sin fortaleza mental es imposible controlar las emociones.

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