Los mediocres


Los temas relacionados con el ser humano pueden ser tratados desde distintas perspectivas filosóficas, psicológicas, sociales, etc. En nuestros análisis tratamos de ser objetivos y ecuánimes, de modo que lo expresado se ajuste a la verdad, independientemente de posiciones ideológicas.

Los mediocres abundan en todas partes y en todos los niveles sociales. Se caracterizan por que no tienen personalidad definida. Carecen de ideas y de proyectos. Su aporte a la sociedad e negativo, escaso o nulo. Ahora bien, si consideramos la gran cantidad de mediocres que pueblan la tierra, podemos entender por qué las cosas van como van y por qué la humanidad evoluciona tan lentamente. Los mediocres son una rémora muy pesada. Sólo la tenacidad de las personas emprendedoras y evolucionadas mantiene viva la esperanza de un mundo mejor.

Los mediocres constituyen una amenaza para la sociedad, debido a que son muchos. Todos conocemos la historia de países en los cuales los mediocres han tomado el poder. Las consecuencias han sido la destrucción de las instituciones que tantos años costó crearlas; la destrucción de las empresas, de la economía, el deterioro de la educación, etc. etc.

Es importante tomar conciencia de que estamos rodeados de mediocres, cuyo ejemplo de vida irresponsable, puede contaminar, especialmente a niños y jóvenes, carentes de experiencia y de madurez.

Los mediocres «Cruzan el mundo a hurtadillas, temerosos de que alguien pueda reprocharles esa osadía de existir en vano, como contrabandistas de la vida» José Ingenieros

El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le ofrezcan un futuro por el cual luchar. Prefiere vivir sumiso y aceptar pasivamente la rutina de la vida. Vive según su conveniencia y no logra aprender a amar. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.

El hombre mediocre se opone de forma radical a todo lo que significa cambio. Envidia a las personas creativas y se esfuerza hasta lo indecible para evitar que sus ideas triunfen. Los mediocres están conscientes de su incapacidad, por lo cual viven con temor a los cambios y al futuro y están vigilantes para frenar toda idea de cambio.

La mayoría de los seres humanos son mediocres sin saberlo. El objetivo fundamental de los mediocres es impedir que surjan líderes. Los mediocres necesitan que reine la mediocridad, porque sólo en la mediocridad se sienten seguros. Es tanta la cantidad de mediocres que, a penas alguien intenta realizar algo creativo a nivel político, económico o social, la sociedad le cae encima. Ser líder y emprendedor en esta sociedad se convierte en una odisea.

Es muy triste, pero debemos reconocer seguimos siendo animales prehistóricos disfrazados de modernidad.

El mediocre pertenece al hombre-masa. Según Ortega y Gasset, la característica principal del hombre-masa consiste en que sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superiores a él. El hombre-masa tiene varios rasgos: libre expansión de sus deseos vitales y una radical ingratitud hacia cuantos han hecho posible su existencia. Es decir, sólo le preocupa su bienestar y al mismo tiempo es insolidario con las causas nobles. Uno y otro rasgo componen la psicología del niño mimado. El mediocre es el niño mimado de la historia. El centro del régimen vital del hombre-masa consiste en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral alguna. La sociedad actual avanza en este camino.

La persona mediocre no reflexiona, se limita a ver las cosas y la vida sin preocuparse por su origen ni por su destino final, sólo vive el presente, no tiene pasado ni futuro; es decir que su vida carece de dimensiones, de profundidad. Es una persona totalmente superficial e insensata, puede vivir mil años repitiendo siempre los mismos errores sin enterarse de que son la causa de su desagracia, sin aprender nada nuevo y sin crear nada nuevo. Su pereza mental es inmensa, si le fuera posible se limitaría a comer, dormir y poco más.

Las personas mediocres son propensas a los prejuicios y al fanatismo. Es la única forma que tienen para defender su situación. Son los primeros en reaccionar ante cualquier idea de cambio o de progreso. Para ellos, las cosas han sido siempre así y así deben seguir.

La mediocridad afecta a la persona en todos los aspectos. El que es mediocre lo es en todo: a nivel intelectual, afectivo, social, moral y espiritual.

Los mediocres son incapaces de sobrevivir por sí mismos, por lo cual, necesitan recurrir al parasitismo. Tienden a refugiarse en un partido, en una secta o en otra forma de sociedad aborregada que les sirve de refugio. Así sobreviven, nadando a favor de la corriente aguas abajo. Carentes de capacidad crítica, les resulta fácil adaptarse a la hipocresía de la sociedad y convivir con la contradicción.

Cómo se generan los mediocres

Todos los seres humanos nacemos con un cerebro similar, la diferencia está en la educación que recibimos, en el entorno y en el uso que hacemos del libre albedrío. «En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima» Joseph Heller

En realidad, todos somos mediocres en mayor o menor grado, aunque nadie lo reconoce. Somos mediocres porque somos hijos de una sociedad represiva que nos educa para la dependencia y el sometimiento. Esta clase de educación inhibe lo más valioso de la personalidad, como la curiosidad, la espontaneidad y la creatividad. Estas son las cualidades que hacen al ser humano emprendedor en contraposición al mediocre que se caracteriza por ser «bueno para nada»

No hay que confundir mediocridad con ignorancia y pobreza. Hay personas ignorantes y pobres por circunstancias de la vida, que tienen grandes valores humanos, tales como: dignidad, honestidad, bondad, responsabilidad…

viven en los estratos más desfavorecidos de la sociedad, pero luchan a brazo partido para salir adelante. Son pobres e ignorantes en lo que se refiere a conocimiento de las cosas, pero tienen actitud y espíritu de superación. Son emprendedoras dentro de sus posibilidades y su ejemplo es un estímulo para todos.

Muchos mediocres, por circunstancias de la vida, logran un título profesional, riqueza o poder, pero en su fuero interno son pobres de espíritu. En la vida real son grises, patanes, corruptos, irresponsables, ineficaces, sin creatividad y sin un propósito. Son un mal ejemplo y un obstáculo para el buen funcionamiento de la sociedad.

Los mediocres pasan desapercibidos, por lo que resulta difícil analizarlos y definirlos. Parecen inofensivos y en ello está el peligro, porque poco a poco, influyen de forma negativa. El refrán «Del agua mansa sálveme Dios que de la brava me salvo yo» sirve para aclarar lo dicho. No hay enemigo más peligroso que el que está enmascarado.

Nadie nace mediocre. Los mediocres son hechura de los padres y de la sociedad. La represión, el consentimiento, la falta de estímulos, la falta de disciplina y de criterios claros, conducen a la mediocridad.

Una sociedad excesivamente competitiva y poco amistosa inhibe la creatividad y expresión social de las personas, lo cual alimenta la mediocridad.

Los gobiernos, especialmente los gobiernos populistas, son cómplices y responsables de la mediocridad, por ofrecer a la gente progreso y libertad. Es importante tener presente que nadie puede darnos el progreso y la libertad porque son una conquista personal.

Cómo detectar a los mediocres

Basta escuchar un momento a las personas para darse cuenta de su bajo perfil. En sus conversaciones abundan las quejas, las críticas y los asuntos banales.

Las personas mediocres no aceptan su mediocridad pero en su fuero interno saben que son mediocres. Con el fin de ocultar su mediocridad desarrollan habilidades especiales para confundir a los ingenuos, que somos la mayoría.

Como las relaciones humanas son muy superficiales, a veces tardamos años para descubrir la mediocridad de ciertas personas hacia las cuales sentíamos hasta admiración, pero en algún momento, un hecho imprevisto deja al descubierto su verdadera calaña.

El siguiente test corresponde al perfil de la persona que todos deberíamos ser.

Existen distintos grados de mediocridad. En la medida en que las personas carecen de estas y de otras cualidades, se incrementa su grado de mediocridad. A veces es suficiente con fallar en algunas de estas cualidades para ser mediocre.

Para conocer hasta dónde una persona es mediocre sólo necesitas responder a este test en su nombre.

Te sería de mucha utilidad analizar a través de este test a las personas con la cuales convives y te relacionas, para conocerlas mejor y saber a qué atenerte, pues tus amigos y tus enemigos no están en China, están muy cerca de ti.

Test

Si quieres saber si una persona es mediocre o no, aplícale mentalmente este test.

1 Pone Interés en lo que hace.
2 Es responsable
3 Acostumbra a prever y planificar.
4 Analiza las cosas.
5 Tiene sensibilidad social.
6 Tiene buenos principios y valores.
7 Actitud positiva
8 Es constante
9 Tiene criterios claros sobre los aspectos importantes de la vida. Sí
10 Es espontánea y sociable.
11 Es honesta.
12 Tiene iniciativa.
13 Es una persona emprendedora.
14 Tiene espíritu de superación.
15 Su lenguaje es positivo y estimulante.
16 Es eficaz en lo que hace.
17 Es educada y respetuosa.
18 Respeta las ideas de los demás.
19 Trata de aprender y de renovarse.
20 Acepta sus errores.
21 Expresa satisfacción y alegría de forma habitual
22 Es sociable y amistosa.
23 Tiene personalidad
24 Pone voluntad e ilusión en lo que hace.
25 Tiene valores morales y espirituales.

Las respuestas NO significan fallas y mediocridad.

Cómo superar la mediocridad

La mediocridad es como una enfermedad generalizada, algo así como reconstruir una edificio cuyas vigas y columnas están muy deterioradas o recuperar un matrimonio en el que existe mucha frustración acumulada, resentimiento y desconfianza; sin embargo en esta vida todo tiene solución y vale la pena intentarlo.

Las personas mediocres tienen fallas a nivel de criterios, de experiencia y de sensibilidad humana, moral y espiritual; por tanto, es necesario comenzar por desarrollar la estructura interna.

La estructura interna está formada por hábitos que se consolidan a lo largo de los años por medio del esfuerzo y la dedicación, pero los mediocres son personas inmaduras que han parasitado en la vida, por lo cual, carecen de hábitos eficaces, de experiencia y de fortaleza mental.

Su mente está adormecida y sus procesos mentales son lentos y superficiales. Necesitan activar su mente y procesar las cosas con rapidez.

Necesitan ubicarse en la vida y encontrar el sentido de su existencia.

Necesitan experimentar los beneficios de funcionar bien, pues, sólo en base a esta experiencia podrán reaccionar y tomar el control de su vida. Las personas sólo cambian cuando tienen conciencia del daño que se causan a sí mismas y del daño que causan a los demás.

Como «La cabra siempre tira al monte» es necesario estar alerta para no volver a las andadas.

Como se trata de un proceso largo se necesita paciencia y perseverancia.

Es fundamental trabajar sobre un plan claro, preciso y progresivo, con el fin de no diluirse en acciones que no llevan a nada.

En todo esto lo más importante es la actitud, el deseo y el esfuerzo que se hace por salir adelante.
No importa cuán difícil sea la situación, el ser humano posee reservas necesarias para salir adelante cuando encuentra una razón para luchar.

Todos somos mediocres en muchos aspectos, solo que no tenemos conciencia de ello, por lo cual, lo dicho vale para todos. Necesitamos renovarnos constantemente.

La mejor forma de eliminar la mediocridad es combatirla en sí mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

EnglishSpanish