Lo más grande en la vida es sentirse seguro, libre, creativo y feliz; pero esta posibilidad le está vedada a muchas personas, las cuales tienen que adaptarse a formas de vida y de trabajo que no van con sus necesidades ni con sus intereses.
La sociedad es poderosa e impone modelos de vida y exigencias que tienen poco que ver con las necesidades profundas del ser humano, por lo cual, es conveniente aprender a ser lo más independiente posible. Esta es la mejor forma de ser congruente con los propios valores y no capitular ante las exigencias de la sociedad.
Todos los problemas que afligen a la sociedad son la expresión de la realidad interna de las personas. Para que cambie la sociedad es necesario que antes cambien las personas. Los cambios importantes suponen un proceso largo y difícil, debido a que las conductas humanas se deben a programaciones consolidadas a lo largo de los años; sin embargo, cuando las personas, como individuos y como sociedad, sienten que el camino que siguen conduce al abismo, pueden rectificar.
La angustia, el fracaso y la frustración de muchas personas se deben a que su vida no está regida por valores, sino por necesidades creadas y por intereses materiales.
A medida que alguien concentra su tiempo y energía en alcanzar tareas que tienen verdadero significado en su vida, se vuelve más inteligente, más capaz y más productivo y alcanza una sensación de poder, de paz y de armonía interior.
Muchas personas tienen ideas y proyectos, pero luego son arrastradas por las circunstancias de la vida y no actúan en la dirección correcta.
Para conquistar la independencia y la libertad en la vida, antes hay que lograrla internamente; para lo cual es necesario definir con claridad los objetivos y metas a lograr, planificar estrategias y acciones concretas y alimentar constantemente el espíritu de superación con lecturas estimulantes, porque la sociedad genera mucho desgaste psicológico, moral y espiritual.
Es fundamental trabajar sobre un Proyecto de Vida que unifique todos los esfuerzos.



