La ley de Desigualdad distribuye dones de acuerdo a la misión que asigna a cada persona. La distribución es justa y equitativa. Cada persona llega a esta vida con la dotación necesaria para cumplir con su misión de forma exitosa.
Para la Ley de Desigualdad todas las personas son valiosas. Pero la sociedad no piensa lo mismo. La sociedad ha creado sus propios criterios de valoración. Según estos criterios, lo importante para la sociedad es lograr dinero y poder, porque con ellos se pueden comprar muchas cosas. Esta mentalidad se impone con más fuerza cada día y hace que las personas dediquen el tiempo y la vida, al logro de dinero, de poder, de fama y de otras muchas cosas impuestas por la sociedad y que se olviden de su desarrollo personal.
Ahora bien, como estos objetivos son difíciles de alcanzar, la mayoría de las personas se sienten frustradas. De aquí la importancia de conocer las propias fortalezas y las propias debilidades para desarrollar las primeras y controlar las segundas.
Todos los seres humanos estamos dotados de gran potencial genético y mental; por tanto, el problema no es de falta de capacidad sino de programación.
Muchas personas discapacitadas nos sorprenden cada día con logros increíbles, como es el caso de una joven de 20 años, ciega, sorda y muda, que estudia psicología en una universidad de Madrid. Sus notas son brillantes y se expresa con una fluidez y categoría, que ya querrían para sí muchos profesionales de la palabra. Le acompaña una joven que le sirve de intérprete. Se comunican a través de los dedos de la mano.
A esta joven la naturaleza le ha privado de grandes fortalezas, como son: la vista, la voz y el oído; sin embargo, sus padres, con la ayuda de profesionales maravillosos, han logrado desarrollar otras fortalezas, que han compensado con creces sus carencias naturales.
Se entiende por fortalezas, todas las capacidades que contribuyen al desarrollo, al éxito y a la felicidad, tales como: salud, energía, conocimiento, autoestima, habilidades, experiencia, adaptación, madurez, valores, criterios, responsabilidad, disciplina, perseverancia, hábitos eficaces, autosuficiencia, motivación, creatividad, control mental, manejo de las emociones y de las frustraciones, solvencia económica, etc. De aquí la importancia de cuidar y desarrollar todos estos aspectos, pues, ellos son las fortalezas que pueden conducirnos al éxito y a la felicidad.
Se entiende por debilidades, la carencia de salud, de energía, de conocimiento, etc.
Las personas están atrapadas en hábitos mentales, viejos e inútiles, que les impiden triunfar y ser felices. Desconocen sus fortalezas y pierden el tiempo en actividades que tienen poco que ver con su verdadera vocación. En Venezuela más del 80% de los estudiantes ingresan en la universidad sin una idea clara de la profesión que les conviene; en consecuencia, van cambiado de una profesión a otra. Al final, más del 80% abandona los estudios universitarios. Como es lógico, esta frustración les marca para toda la vida.
Es necesario leer, reflexionar y actuar con decisión en la dirección de lo que queremos lograr para desarrollar un poder interno que genere motivación y decisión.
Es fundamental realizar cambios y vivir en actitud de renovación; de lo contrario, la dinámica de la vida y de la sociedad nos arrastrarán inevitablemente.
La vida es muy compleja, el tiempo escaso y la capacidad limitada. No tenemos tiempo para aprender todo, por lo cual, necesitamos centrarnos en los aspectos más importantes. Necesitamos elaborar un proyecto de vida, por escrito, con el fin de integrar los esfuerzos en una dirección concreta, para que no nos ocurra como a tantas personas, que luchan durante toda su vida por lograr mil cosas, y, al final, sólo les queda cansancio y frustración.
A lo largo de la historia, los seres humanos hemos descubierto las fortalezas o claves que conducen al éxito y también las debilidades o errores que conducen al fracaso; sin embargo, tendemos al libertinaje, a sabiendas de las consecuencias negativas que acarrea. De modo que, conocemos el camino que conduce al éxito pero no lo seguimos y conocemos el camino que conduce al fracaso y no lo evitamos. ¿Por qué?
Porque aún seguimos en los albores de la evolución, nuestro nivel de inteligencia y de conciencia son bajos y los instintos y la tendencia al libertinaje son muy poderosos, por lo cual, nos falta fortaleza mental, nos faltan convicciones, compromiso y decisión.
Es importante entender que, el desarrollo, el éxito y la felicidad, son una tarea personal, por lo cual, a cada quién le va en la vida de acuerdo a las decisiones que toma. La educación recibida y la sociedad influyen, pero el ser humano posee conciencia y libre albedrío, por lo cual, siempre es responsable de sus actos y le va en la vida como merece que le vaya. La joven ciega, sorda y muda, tenía todo en contra, pero tomo la decisión inquebrantable de triunfar.
La vida funciona en base a leyes que se cumplen de forma inexorable. Todo lo que nos ocurre, bueno o malo, es el resultado de procesos largos que hemos alimentado a través de acciones continuadas, convertidas en hábitos, los cuales se han consolidado a través del tiempo y ahora mandan en nosotros.
Las fortalezas son hábitos positivos
Nuestra s fortalezas, son hábitos positivos adquiridos con entrenamiento, esfuerzo y perseverancia; así como nuestras debilidades o defectos, son el producto de conductas erróneas repetidas, convertidas en hábitos negativos.
Tanto los hábitos positivos como los negativos están grabados en la mente y poseen una dinámica que nos impulsa a actuar en una dirección o en otra.
Los hábitos positivos son nuestras fortalezas que nos impulsan al éxito, y los hábitos negativos son nuestras debilidades que nos hunden en el fracaso.
Nadie sabe lo que es capaz de hacer hasta que no se entrena a fondo y persevera en la acción.
La mente de las personas está llena de proyectos que nunca verán la luz, porque no tienen la fortaleza necesaria para llevarlos a cabo.
El ser humano dedica al trabajo la mayor parte de su vida, por lo cual, es fundamental que el trabajo te resulte agradable y te proporcione felicidad; lo cual, sólo es posible cuando ponemos a funcionar nuestras mejores fortalezas.
El mayor placer del mundo es trabajar de forma libre y creativa en lo que a uno le gusta. «Haz lo que amas», y, si por el momento no es posible, «Aprende a amar lo que haces» y ve poniendo las bases de tu futura libertad.
En la actualidad, las grandes empresas invierten dinero y esfuerzos en las áreas que funcionan bien y son rentables, y descartan las que no funcionas bien, porque su recuperación exigiría cambios estructurales que suponen mucho tiempo e inversión. Por la misma razón, las empresas de avanzada, capacitan a las personas que son eficaces y descartan a las que son poco competentes. Esta actitud contrasta con las empresas de los países menos desarrollados, las cuales se centran en subsanar las aéreas que no funcionan bien.
Como puedes observar, las grandes empresas se dedican a fortalecer sus fortalezas y las pequeñas empresas se dedican a resolver sus debilidades. Son dos visiones distintas, la primera conduce al éxito y la segunda al fracaso.
¿Para qué eres bueno?
¿Cuáles son tus capacidades, fortalezas, habilidades y experiencia?
¿Qué te gustaría hacer?
¿Cuáles son tus metas en la vida?
¿En qué desearías invertir el tiempo?
¿Qué cualidades crees que deberías desarrollar?
¿Cómo te gustaría ser como persona?
Deberías dedicar unos minutos todos los días, a pensar en estas cosas, para que tu mente se vaya aclarando y te envíe mensajes internos sobre lo que te conviene hacer en la vida. Es fundamental que descubras tu destino y luches por lograrlo.
De poco sirve sembrar en tierra estéril. Nunca obtendrás frutos, porque la tierra carece de nutrientes. De poco sirve esforzarte si careces de las fortalezas necesarias.
Las personas triunfan, porque han desarrollado sus fortalezas a nivel intelectual, de autoestima, moral, etc. Tienen interés, motivación, disciplina y perseverancia.
Las personas fracasan, porque no han desarrollado sus fortalezas a nivel intelectual, de autoestima, moral, etc. y, porque no tienen interés, motivación, disciplina, ni perseverancia.
Conoce tus debilidades pero no pierdas tiempo en corregirlas, porque no terminarás nunca, más bien, las fortalecerás; debido a que, cada vez que pensamos en algo, bueno o malo, incrementamos su poder. Trabaja en desarrollar tus fortalezas y las debilidades desaparecerán por sí solas. Esta labor no es de un día para otro, supone un proceso.



