Cómo luchar contra el olvido


La memoria constituye la estructura de la conciencia, de la personalidad, de la inteligencia y de la creatividad. Es la sede en la que se encuentran grabados (conocimientos, experiencias, hábitos, principios, valores, etc.) por tanto, es la clave de nuestra identidad, del desarrollo y del éxito.

La inteligencia, la conciencia, la memoria y la creatividad son las facultades humanas más importantes, por tanto, el olvido atenta contra los aspectos fundamentales de la persona.

El olvido es una forma de entropía o deterioro de la memoria. Por ley natural todo lo que existe tiende a deteriorarse, a menos que se renueve de forma constante.

Nuestra memoria está formada por todas las ideas, experiencias, sentimientos y recuerdos que hemos grabado a lo largo de toda la vida. Dichos contenidos son activos y se relacionan entre sí de acuerdo a leyes internas que rigen la memoria. Cada vez que pensamos en determinados contenidos, los activamos, se crean nuevas conexiones y se consolidan, con lo cual, los protegemos contra el olvido.

La lucha por la supervivencia existe en todos los ámbitos, por tanto, también existe en la memoria, en donde los contenidos positivos y negativos luchan por imponerse y evitar pasar al olvido.

El poder de la memoria depende de la capacidad que tiene para comprender las cosas con claridad y precisión, de organizarlas en estructuras simples, de asociar las ideas entre sí y de fortalecerlas, trayéndolas a la memoria con frecuencia. De aquí la importancia de traer a la mente con frecuencia las ideas, sentimientos y valores que deseamos gobiernen nuestra vida. Por eso es necesario consolidar nuestros conocimientos todos los días y reflexionar y leer habitualmente temas de desarrollo humano que fortalezcan nuestros conocimientos, creencias, valores, autoestima, afectos, etc. sobre todo, si tenemos en cuenta el poder alienante que tiene la sociedad.

Aunque el olvido ataca las estructuras de la memoria, debilitando la inteligencia, la creatividad y la eficacia, no todo es negativo. Según Freud, el olvido tiene una función profiláctica, elimina de la mente los datos inútiles, desagradables y desorganizados.

Por otra parte, el olvido es un activador de la mente, pues nos obliga a estar atentos y activos para comprender las cosas y grabarlas correctamente, y, de este modo, protegerlas del olvido.

El olvido deteriora los recuerdos, por lo que no podemos recordarlos como eran. Para evocarlos necesitamos reconstruirlos, inventando los datos olvidados. De este modo las experiencias se van transformando, adaptándose a las exigencias actuales. Lo cual nos obliga a vivir de forma creativa y a renovarnos constantemente.

El olvido es una de las principales fuerzas de la creatividad. Si tienes una memoria deficiente, no te preocupes; pues esta situación te obligará a ser más creativo. La creatividad es la cualidad más importante en una sociedad cambiante que exige respuestas rápidas y nuevas. Pero, recuerda que, la memoria es la base de la inteligencia y de la creatividad y que existen técnicas para potenciar la memoria.

Lo importante no es tener una memoria enciclopédica, de esas que impresionan a la gente, sino una memoria creativa, capaz de producir respuestas y soluciones eficaces.

Las ideas se graban , conservan y se recuerdan mejor

• Cuando son comprendidas con claridad y precisión.
• Cuando están organizadas en estructuras simples.
• Cuando quedan asociadas a otros esquemas.
• Cuando se repasan con frecuencia de forma activa

Es importante fortalecer con ejercicios y rutinas los aspectos de la memoria que consideramos débiles.

Los conocimientos se multiplican en progresión geométrica y la información fluye con rapidez y de forma abrumadora, lo que hace que las personas se sientan desbordadas y no tengan capacidad para procesar tanta información. Como es lógico, «Quien mucho abarca poco aprieta»

Dadas las circunstancias actuales en las que nos toca vivir y en previsión de las circunstancias futuras que serán más agitadas y complejas, la mejor forma de evitar el olvido, consiste en centrar nuestra atención e interés en un proyecto o mapa de ruta y en una buena organización a nivel intelectual, laboral, económico y emocional; es decir, en establecer prioridades y centrarse en ellas.
La prisa, la angustia, el cansancio, los temores y la desorganización, favorecen el olvido, por lo que es necesario cuidar estos aspectos.

Lo importante no es recordar muchas cosas, sino recordar cosas importantes. Pero como también necesitamos resolver los problemas puntuales de la vida diaria, es útil establecer un plan de acción y el orden en el que hay que resolver las cosas, de esta forma, nuestra memoria sólo tiene que seguir los puntos del camino trazado. Es conveniente anotar en la noche anterior los objetivos fundamentales del día siguiente y en el mismo orden en que deben ser logrados.

Recuerda: La memoria es producto de la buena organización de la mente y de la vida, y el olvido es la consecuencia de la mala organización de la mente y de la vida.

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