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Editorial 462

 


Información, conocimiento, sabiduría

 

Existen tres conceptos: Información, conocimiento, sabiduría.


1. La información proporciona datos elementales sobre las cosas.
Hoy tenemos mucha información de todo tipo. La información, en sí, es buena. Cuanta más información tengamos, más posibilidades tenemos de aprender, de progresar y de evolucionar. El problema surge, cuando las personas son desbordadas por la información, debido a que no tienen capacidad para procesarla, ni criterios para seleccionar los datos que les conviene para aprender y progresar.


La información no es conocimiento. En la actualidad las personas tienen mucha, mucha información sobre las cosas y sobre los acontecimientos, pero les sirve de poco, debido a que no sacan enseñanzas o aplicaciones para la vida. La información queda en simples datos estadísticos.


2. El conocimiento ofrece una visión más profunda de las cosas, da a conocer su naturaleza, características y funcionamiento, es la base del progreso.


Gracias al conocimiento los seres humanos “dominamos” la naturaleza.


Todos estamos conscientes de que el conocimiento significa poder y progreso y que la verdadera competencia de la vida se da en el campo del pensamiento, por esta razón las empresas compiten por tecnología de avanzada y cada día adquieren más importancia la escuela, el colegio y la universidad.


Sin embargo, el conocimiento en sí, sólo genera progreso material, y, si bien crea las condiciones para una mejor calidad de vida, no la garantiza, a menos que vaya asociado a la sabiduría, es decir, a los principios y valores que sirven para controlar y orientar la conducta humana.


Hoy disponemos de conocimientos y de progreso suficiente para que en todo el mundo existiera una calidad de vida excelente, pero lo que vemos es otra cosa muy distinta: ignorancia, pobreza, violencia, injusticia y explotación. El conocimiento por sí sólo nunca resolverá el problema humano si no va acompañado de la sabiduría. No debemos confundir progreso con evolución. Progreso es lo que logramos, lo que tenemos y Evolucón es lo que somos, lo que valemos como persona.


3. La sabiduría está relacionada con los principio, con los valores y con la experiencia; enseña el valor real de las cosas, el sentido de la vida y el arte de vivir.


Para los filósofos griegos, sólo los sabios podían ser libres y felices, porque eran los únicos que conocían la verdad y el bien, y, por tanto, podían actuar de forma correcta. De esto, hace más de dos mil años. Hoy, nosotros, cegados por la soberbia de los grandes avances científicos y tecnológicos, estamos muy lejos de este pensamiento griego. Vivimos como locos, obsesionados por construir un mundo de fantasía que terminará como la torre de Babel.


Necesitamos un poco de sabiduría. La sabiduría está relacionada con los principio, con los valores y con la experiencia; enseña el valor real de las cosas, el sentido de la vida y el arte de vivir.

 

Ejercicio de reflexión
Para comprender el alcance de lo expuesto, vamos a analizar un hecho, como la Segunda Guerra Mundial, desde el punto de vista de la información, del conocimiento y de la sabiduría.


Lo que viene a continuación es una matriz que podemos aplicar a todo lo que ocurre en el mundo a nivel político, económico, social, familiar, laboral... y a nuestra vida personal.


La información nos dice lo que sucedió. Lo podemos leer en un libro o lo podemos ver en una película. Al final todo se reduce a escenas y datos estadísticos. El hecho de que nos impresionen más o menos, no depende de la información en sí, sino de la forma en que nos implicamos en los hechos. En este sentido, lo más importante de la información es que nos la cuenten las cosas tal y como son. Lo demás es otro asunto que no tiene que ver con la información en sí, sino con la interpretación que hacemos de la misma. En la información actuamos como simples receptores.

El conocimiento ofrece una visión más profunda. Para adquirir conocimiento de la guerra necesitamos implicarnos en el asunto. Necesitamos pensar, reflexionar y analizar para comprender el alcance de los hechos, tales como: Causas, efectos y consecuencias.

Este conocimiento nos permite comprender la magnitud de la tragedia, desde el punto de vista material y estadístico, pero no hace referencia a principios valores o sentimientos, lo cual depende de cada persona. La repercusión que produce en cada persona depende de su sensibilidad humana, moral y espiritual.


La vida actual tiende a robotizar a las personas, a debilitar los valores y a reducir los sentimientos, lo que se traduce en pérdida de conciencia, indiferencia e insensibilidad ante las necesidades y sufrimiento de los demás.


Nos estamos acostumbrando a aceptar la corrupción, la violencia y la muerte como parte normal de la vida. En estas circunstancias el mensaje es :“Sálvese quien pueda”


Como podemos apreciar, el conocimiento por sí sólo, nunca resolverá el problema humano si no va acompañado de la sabiduría.


La sabiduría aplicada a la Segunda Guerra Mundial nos ayuda a comprender, muchas cosas:
1. Hasta dónde pueden llegar los seres humanos cuando no tienen principios ni valores morales que controlen sus instintos.


2. Nos ayuda a comprender que seguimos siendo animales salvajes, que llevamos dentro un lobo feroz que puede surgir en cualquier momento, por lo cual necesitamos controlarnos.


3. Nos enseña que la sociedad está en peligro mientras existan personas con poder y sin control, por lo que, todos tenemos una cuota de responsabilidad en el control de la sociedad.


4. La sabiduría se basa en la experiencia, y, la experiencia nos dice que la educación en principios, valores, disciplina, respeto y responsabilidad, es la única forma de controlar los instintos y de vivir en paz.


La sabiduría nos dice que el progreso, por sí solo, no va a salvar al mundo, ni va a mejorar la calidad de vida, más bien, va a generar más competencia, egoísmo y violencia.


A medida que las personas se hacen mayores tienen tiempo para reflexionar y adquieren una visión más sabia de la vida. Aprenden a valorar más la salud, la amistad y la familia. Son más comprensivas, tolerantes y pacientes y también más espirituales. Este dato es una invitación y también un alerta, para que los jóvenes y no tan jóvenes, aprendan a ser sabios desde ahora, no cuando hayan pasado muchos años y hayan perdido muchas oportunidades de ponerse a valer como personas.


Los seres humanos no necesitan saber todo, pero sí necesitan saber lo necesario para triunfar, para ser libres y para ser felices. Vivimos en una sociedad que tiene mucha información, poco conocimiento y escasa sabiduría, lo que da como resultado: Una sociedad mediocre.

 

Queda claro que la sabiduría no es la cantidad de cosas que recuerdas o sabes, es cómo ves las cosas y cómo las interpretas.

 

La información, los conocimientos y los bienes materiales son importantes, pero, nadie puede asegurarlos; por eso, tu mayor riqueza eres tú mismo. Invierte en tu propio desarrollo para que puedas volar alto como el águila, y, si un día, por circunstancias de la vida, te visita la adversidad, puedas renacer de tus cenizas como el ave Fénix.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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