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Editorial - 1113

 


El futuro de Venezuela

 

Estamos en el 2016 y sufrimos las consecuencias de una crisis profunda. Las crisis son como las olas del mar, después de cada ola llegan otra y otra, y, así será hasta el final de la historia.

Cada crisis crea las condiciones para la siguiente crisis, por lo que, si bien el objetivo fundamental es salir de la presente crisis, por razones de supervivencia, es importante entender que, de poco sirve salir de la crisis presente, si a la vez, no cambiamos de actitud mental, si no eliminamos la ignorancia, la pobreza, la injusticia y la corrupción que son las causas de las crisis.

 

La humanidad ha vivido siempre en crisis, debido a que se centra en el momento presente. No prevé ni planifica, ni pone las bases personales y sociales que garanticen un futuro de progreso y estabilidad.

El progreso y la paz son procesos largos que hay que cuidar en todas sus etapas.

Los niños que no son bien educados en la familia y en la escuela, se convierten en personas incapaces, desadaptadas y corruptas que trastornarán por décadas el orden de la sociedad.
Los problemas de la sociedad actual vienen de lejos, son el resultado de una pobre educación intelectual, social, afectiva, moral y espiritual; por tanto, es por aquí por donde debemos comenzar a planificar el futuro de las personas y del país.

 

El camino de la historia está regado de sangre que han derramado los hombres en sus luchas por la libertad, y, no debemos hacernos ilusiones y creer que las crisis terminarán algún día, pues, la ley de la vida es competencia a nivel político, económico, laboral, social, moral y espiritual. De modo que, cuando salgamos de esta crisis actual, nos encontraremos con un panorama desolador en todos los aspectos y necesitaremos activar lo mejor de nosotros para poner las bases de la recuperación.

 

Las personas más preparadas siempre tienen mejor futuro, porque dependen más de sí mismas que de las circunstancias externas; de aquí la importancia de superarse constantemente para triunfar, a pesar de las crisis y de la incertidumbre. Las personas poco preparadas lo tienen más difícil, porque, debido a la ley de competencia son relegadas a niveles inferiores y condenadas a sobrevivir con las migajas de la vida.

 

El progreso y bienestar de los países, de las familias y de las personas, dependen de su nivel de evolución, es decir de su desarrollo intelectual y moral.

 

No debemos confundir progreso con evolución. Progreso es lo que logramos, lo que tenemos y evolución es lo que somos, lo que valemos como personas. A decir verdad hemos progresado mucho y en el mundo hay capacidad suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero hemos evolucionado poco, en consecuencia, el egoísmo, la avaricia, la injusticia y la corrupción dan al traste con todo.

 

Un buen nivel evolutivo significa que impera la verdad, la lógica, la justicia, el respeto y un sin fin de cualidades intelectuales y humanas que favorecen la convivencia y la paz, lo que hace que se reduzcan al mínimo las causas que generan las crisis. Mientras que, un bajo nivel evolutivo hace que se activen los instintos, el egoísmo, la irracionalidad y que se imponga la ley de la selva.

 

Tampoco hay que confundir evolución con conocimiento, pues, si bien el conocimiento es un elemento importante de la evolución, lo esencial es el desarrollo de los valores humanos. Existen muchas personas capacitadas desde el punto de vista intelectual, pero carentes de valores morales y humanos. Estas personas son quienes más daño hacen a la sociedad.

 

El futuro personal depende básicamente de cada persona, de su trayectoria, de sus capacidades, de los hábitos que ha desarrollado, de su actitud y de su decisión; mientras que, el futuro del país depende de la capacidad y actitud de todos sus habitantes, por lo que es necesario aunar voluntades en pos de un proyecto común, lo cual no resulta fácil, debido a que hemos desarrollado poca inteligencia social. No hemos sido educados para convivir, compartir, comprender y tolerar. Por esta razón, no debemos hacernos demasiadas ilusiones sobre el futuro del país. La evolución es un proceso lento que supone décadas y siglos; sin embargo, las personas pueden evolucionar rápidamente si toman conciencia de los beneficios del desarrollo cerebral y del desarrollo de los valores.

 

Es importante resolver los problemas políticos, económicos y sociales, mas, para resolverlos, antes necesitamos resolver los problemas individuales de las personas, pues, nadie puede dar lo que no tiene.

 

Las crisis sociales son el resultado de las crisis que viven las familias y las personas.
Si las personas fueran inteligentes, responsables, honestas y trabajadoras, no existirían crisis sociales. Por esta razón, más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro. "Moral y luces son nuestras primeras necesidades" Simón Bolívar 

 

En este momento de crisis profunda no debemos desesperar, pues, siempre existe una salida; hasta el caos tiene sus leyes de punto final; es decir, que, lo que no funciona, lleva dentro de sí la semilla de su propia destrucción.

En la situación actual es importante apoyarse en los valores permanentes (fe, bondad, respeto, justicia, solidaridad, esfuerzo...) Estos valores están por encima de las circunstancias políticas, económicas y sociales y son la roca firme sobre la que podemos contruir un nuevo país y una mejor vida.

 

Los pueblos tienen muchas reservas intelectuales y morales que es necesario activar y aunar en pos de un proyecto de libertad. Los dictadores tratan de controlar la mente de las personas a través de la ignorancia, de la pobreza y del temor, pero, cuando un pueblo toma conciencia de sus derechos y se une, no hay dictador que pueda someterlo.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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