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Editorial - 1108

 


Los errores nos persiguen dutante toda la vida

 

Todo lo que hacemos nos marca para siempre. Todo lo que existe es la suma de pequeños elementos y de pequeñas acciones que sumados crean la realidad. La suma de segundos es el origen de los dias, años y siglos. La suma de granos de arena da origen a las rocas, las playas, los desiertos y la tierra, y, la suma de gotas forma los ríos y los océanos. Del mismo modo, la suma de pequeñas acciones da origen a los hábitos que mandan en nuestra vida.

 

Desde que nacemos comenzamos a construirnos a nosotros mismos a través de nuestras reacciones y decisiones. Al principio somos instintivos como animalitos y dependemos de los estímulos que recibimos de nuestros padres, a los cuales reaccionamos. Si los estímulos son positivos, nuestras reacciones serán positivas e iremos desarrollando patrones positivos de reacción; en caso contrario, reaccionaremos de forma negativa y sufriremos las consecuencias.
De aquí la responsabilidad que tienen los padres de programarnos bien, pues, en gran medida, son nuestros padres quienes nos programan para el éxito o para el fracaso. Sin embargo, los seres humanos somos inteligentes y libres, por lo que, por encima de las circunstancias que rodeen nuestra infancia, somos responsables de nuestra vida.
De nada sirve buscar culpables o excusas, la vida aplica las leyes de forma automática; por lo cual, a cada uno le va de acuerdo a su actitud, de acuerdo a la forma en que reacciona y de acuerdo a lo que hace.

 

Todo tiene consecuencias, pero existen ciertas ideas, palabras, sentimientos, actitudes y decisiones que tienen más consecuencias que otras. Necesitamos medir el alcance de todo lo que hacemos. Hay acciones, aparentemente insignificantes, que generan graves consecuencias. Un fósforo es una cosa insignificante, pero, si no es manejado con prudencia, puede reducir a cenizas un bosque o una ciudad.

 

Nosotros no podemos controlar al mundo, pero sí podemos controlar nuestra vida y evitar cometer errores graves que luego desencadenan consecuencias lamentables.


Hoy somos el resultado de la forma en que hemos pensado y actuado a lo largo de toda la vida. Cada pensamiento, cada palabra, cada sentimiento y cada decisión producen efectos que se acumulan y determinan el rumbo de la vida. Las personas contraen deudas con la vida, desde niños, que les marcan para siempre. Los errores nos persiguen durante toda la vida, y, no importa si tenemos conciencia o no de los errores cometidos, lo que sí importa es que se convierten en un obstáculo para nuestro éxito.

 

Hoy se habla mucho de injusticia y de explotación. Cada día las personas reclaman con más fuerza sus derechos, lo cual es bueno. El problema está en que, todos reclaman sus derechos, pero pocos asumen sus deberes: El deber de aprender y superarse, el deber de buscar la verdad y ser honesto, el deber de hacer bien las cosas, el cumplir con los deberes ciudadanos, etc. etc.

 

Existe una variedad inmensa de personas, ideas, creencias, valores y comportamientos, por lo que, es responsabilidad de cada uno buscar la verdad y el bien y ser consecuente con ellos, porque, al final, cada uno está solo frente al destino y le va de acuerdo a las ideas y valores que gobiernan su vida. El hombre es siempre responsable, porque, en última instancia, es libre para decidir por encima de todos los condicionantes internos y externos.

 

También es importante adquirir hábitos eficaces, pues, nuestra vida se rige por hábitos. Las ideas y los sentimientos que dominan en nuestra mente son hábitos que hemos consolidado con los años, los cuales desencadenan, de forma casi automática, las conductas correspondientes; por esta razón, las personas tienen una forma habitual de ser y de actuar, y, por esta razón resulta difícil cambiar.

 

Conclusiones


1. Como ya hemos indicado, existe una variedad inmensa de personas, ideas, creencias, valores y comportamientos, por lo que, es responsabilidad de cada uno buscar la verdad y el bien y ser consecuente con ellos, porque, al final, cada uno está solo frente al destino y le va de acuerdo a las ideas y valores que gobiernan su vida.


2. Piensa antes de actuar. Los seres humanos somos impulsivos por naturaleza, lo que nos lleva a cometer muchos errores. La experiencia indica que casi todos los actos impulsivos terminan en fracaso; sin embargo, no aprendemos la lección. A medida que las personas maduran y se vuelven sabias, adquieren paciencia y sopesan las cosas antes de hablar o de actuar. No necesitas llegar a la vejez para madurar y ser prudente. 

3. En la vida humana todo es acumulativo. Pequeñas acciones que sumadas dan la experiencia, el conocimiento, la sabiduría, la felicidad,... La vida también se compone de acciones negativas que sumadas producen el fracaso y la frustración.


Muchas personas abusan de la comida chatarra, del alcohol, de las drogas y de otras muchas cosas dañinas con el pretexto de que no les hacen daño. El cuerpo y la mente son muy nobles y poseen una resistencia increíble, por lo cual, los daños no se manifiestan de forma inmediata.


Muchos problemas de salud, de angustia, de soledad y de frustración tienen su origen en errores cometidos hace muchos años. Es importante tener presente que la naturaleza no perdona y se cobra de muchas formas. 

4. Puesto que todo lo que pensamos, amamos, hablamos o hacemos, tiene consecuencias, en nosotros está el actuar de forma positiva.


5. Nuestras ideas, sentimientos, lenguaje y decisiones nos modelan de forma lenta pero profunda.

 

Al final cada uno es lo que hace de sí. Si estás satisfecho con lo que eres, sigue adelante; en caso contrario, rectifica. No busques excusas ni culpables a los demás de tus fracasos. Tú eres el único responsable, por acción o por omisión. Tus problemas son tuyos y sólo tú puedes resolverlos. Si no eres capaz, busca ayuda y orientación.


6. Por vivir, se puede vivir de muchas formas, pero, si quieres triunfar, necesitas diseñar tu proyecto de vida y definir con exactitud cuál es la verdad y el bien, de modo que no te ocurra como a tantas personas, que luchan durante toda tu vida por objetivos que creían importantes y al final sólo les queda cansancio y frustración.


 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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