Editoriales

Editorial - 1097

 


Nada es para siempre

 

"Nadie se baña dos veces en el mismo río "

Esta frase de Heráclito, filósofo griego, 535 a 484 a. C. llama a reflexión y ayuda a tomar conciencia de lo efímero de las cosas y de la vida.

Desde siempre los seres humanos se han preocupado por el paso del tiempo y por lo efímero de las cosas, pero fue a partir de los filósofos griegos que se planteó el devenir como un tema de estudio filosófico.

 

La vida es tan valiosa que el cuerpo y el espíritu se resisten a la desintegración y a perder en un instante tantos esfuerzos que tuvimos que hacer para aprender a vivir.
¿Hasta dónde podría llegar el hombre si la muerte no se cruzara en su camino?


Resulta doloroso el tener que renunciar a tantas promesas de éxito y de felicidad que ofrece el futuro. Por eso, el ser humano debe vivir con intensidad el tiempo que le da la vida para realizar todos sus sueños.

 

La vida es un tiempo corto que se nos da para convertir nuestros sueños en realidad. Los niños son vitales y curiosos, no se preocupan por el tiempo, porque para ellos el mundo es suyo y el tiempo es eterno. Los jóvenes derrochan su juventud y derrochan el tiempo porque lo consideran interminable, pero, a medida que pasan los años, el tiempo se acelera y se va llevando, poco a poco, todo lo que amamos.

Al final, los recuerdos de la infancia van quedando en la lejanía. Los amigos del colegio se fueron por caminos distintos y no sabemos nada de ellos. Tal vez una vieja fotografía de grado nos permite reencontrarnos imaginariamente con ellos, y los hijos que llenaban la casa, se casan y se van, dejando un vacío inmenso que ya nadie puede llenar. 
Siempre existe la posibilidad de hacer nuevos amigos, pero la vida es tan inestable y fugaz, que, apenas nos encariñamos con las personas, el tiempo se las lleva, de modo que, siempre tenemos que estar recomponiendo nuestro espíritu y llenando los espacios que dejan los que se van.


Necesitamos asir todo lo que amamos y grabarlo a fondo para que, ni el tiempo, ni el olvido, nos lo arrebaten, porque, en definitiva, somos lo que recordamos, lo que sentimos y lo que amamos. Somos la memoria de nosotros mismos. Por esta razón, necesitamos vivir intensamente, amar intensamente, y decir con frecuencia a los seres queridos lo mucho que los amamos, porque mañana tal vez sea tarde.

 

La Ley del Desapego nos enseña que estamos de paso en esta vida y que lo único importante es lo que somos por dentro (conocimientos, autoestima, valores, felicidad, buenos recuerdos...) lo cual nos acompaña siempre y podemos llevar con nosotros a donde quiera que vamos. Lo demás es circunstancial y va quedando en el camino a medida que avanzamos en la vida.

 

Solo tenemos el presente. La Ley del Desapego activa la conciencia del momento presente. El hecho de vivir es maravilloso pero los seres humanos tenemos poca conciencia de ello. No hay que apegarse a la vida, pero hay que vivirla intensamente y tratar de realizar proyectos y sueños que dejen huella de nuestro paso por esta tierra.

 

Los seres humanos no hemos venido a este mundo para trabajar como burros; ni para hacer fortunas, que luego dilapidan los hijos y nietos; ni para vivir de la fama, que luego se esfuma como la niebla. Hemos venido a este mundo para desarrollarnos, producir lo necesario, compartir, amar y ser felices. Sólo el que ama es feliz y sólo el que es feliz puede amar, compartir, ser buena persona y agradecer a Dios y a la vida por todos los bienes recibidos. Por esta razón es un deber ser feliz.
En este contexto encaja perfectamente el grito de dolor y frustración de Jorge Luis Borges: "He cometido el mayor pecado que un hombre puede cometer. No he sido feliz"

 

Los seres humanos no nos damos cuenta del valor de las muchas cosas que tenemos hasta el día en que las perdemos, comenzando por la salud.
Todo el mundo sueña con la lotería, para salir de deudas y asegurar un futuro feliz. Ahora imagina que te ha tocado la lotería. Comienzas a planificar tu futuro, a hacer planes y proyectos, pero un día te sientes mal, vas al médico y te informa que tienes un cáncer incurable o una enfermedad terminal. Tu corazón se pone chiquito y la angustia se instala en tu mente y en tu corazón. A medida que pasan los días, tu salud se deteriora y disminuye el dinero, y  piensas que mejor habría sido que no te hubiera tocado la lotería y que tuvieras salud.

 

En adelante, cada vez que te des cuenta de lo privilegiado que eres, por estar vivo, por tener salud, por tener familia, amigos, trabajo, por tener cada una de las cosas que tienes, desde la más pequeña hasta la más grande, agradece a Dios, agradece a tanta gente buena que te ha amado y ayudado a lo largo de tu vida, agradece a tantas personas que producen cosas para que tú puedas satisfacer tus necesidades. Agradece, agradece y sentirás que el mundo entero es tuyo y que tienes todo lo necesario para ser feliz.

 

Cuando las personas son ricas por dentro se sienten plenas y satisfechas y es muy poco lo que necesitan para vivir, pero, cuando son pobres por dentro, todas las cosas del mundo no son suficientes para llenar su vacío interior.

 

Llegamos a este mundo sin nada y es muy poco lo que necesitamos para vivir, pero el temor a ser pobres y una educación que estimula poco la generosidad, nos hacen egoístas. Nos apegamos a las cosas y a las personas como si fueran eternas y afincamos en ellas nuestro sentimiento de poder. Pero pronto vemos cómo el tiempo se va, llevandose consigo las cosas y los seres que amamos, porque NADA ES PARA SIEMPRE.

 

 

Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus