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Editorial - 1096

 

La gente no cambia

 

"Árbol que crece torcido jamás su tronco endereza" Refrán

Cuando un árbol es tierno se le puede orientar en determinada dirección, porque su estructura vegetal es flexible, pero una vez que ha crecido su estructura vegetal es dura y rígida y resulta imposible enderezarlo.

 

Los seres humanos tenemos una estructura mental. Mientras somos pequeños nuestra estructura mental (cognitiva, afectiva, social, moral y espiritual) es flexible y somos modelados de acuerdo a la programación mental recibida de nuestros padres.

Los padres programan a sus hijos para el éxito o para el fracaso. Los seis primeros años son los más importantes de la vida, debido a que en ese período se forman las estructuras mentales básicas, especialmente las afectivas, las cuales determinan su forma de ser, de percibir la vida, de sentir las cosas, de pensar y de actuar. De aquí la importancia de proporcionarles estímulos positivos y un buen método de aprendizaje que les ayuden a desarrollar hábitos mentales, autoestima y control mental.

 

El ser humano recibe estímulos ante los cuales reacciona. Si los estímulos son positivos (afecto, apoyo, valoración) las respuestas serán positivas. Con el tiempo, estas formas de reaccionar se consolidan y se convierten en hábitos; es decir en formas constantes de reaccionar.

Un niño que es educado con respeto y con amor, crece sano, espontáneo y sociable; tiene grabado en su mente un sentimiento de bienestar que le envía, en forma constante, mensajes de seguridad, de autoestima, de alegría y de motivación. El niño tiende a ser optimista, sociable y generoso; sabe ganarse el respeto y el apoyo de las personas, y, en consecuencia, le irá bien en la vida.

 

Si, por el contrario, el niño no recibe suficiente afecto, respeto y valoración; si es criticado, reprimido o maltratado, entonces se graban sentimientos de soledad, de temor, de impotencia y de angustia en el subconsciente. Estos sentimientos hacen que perciba la vida, las personas y los acontecimientos como una amenaza y que tienda a reaccionar de forma defensiva, utilizando mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son conductas impulsivas, irracionales y desadaptadas que, lejos de resolver, tienden a complicar las cosas.

 

Lo importante de todo lo dicho es que, estos sentimientos positivos y negativos grabados en la primera infancia marcan a las personas para siempre, influyendo para bien o para mal por el resto de su vida.

 

Todo lo vivido desde la infancia se graba en el inconsciente. Se trata de fuerzas dinámicas que luchan por ocupar un lugar privilegiado en la mente. Estas fuerzas se asocian de acuerdo a su afinidad o significado y las más poderosas toman el control y marcan la dirección de nuestra vida. De aquí la importancia de instalar en la mente principios, valores, criterios, ideales, proyectos y metas importantes que nos ayuden a ser exitosos y felices.

 

Todas nuestras conductas dependen de hábitos (intelectuales, afectivos, sociales, morales y espirituales) que hemos desarrollado a través de los años. Los hábitos son estructuras mentales subconscientes que determinan la dirección de nuestra vida. En cierta forma, nuestra suerte ya está echada. Somos esclavos de los hábitos que hemos creado. Los hábitos mandan. Por esta razón, el refrán: "Árbol que crece torcido jamás su tronco endereza" tiene mucho de verdad.

Sin embargo, somos libres y siempre podemos rectificar; pero, resulta muy difícil cambiar las estructuras mentales consolidadas, a no ser que la persona tome la firme decisión de rectificar y utilice técnicas eficaces de neuroprogramación. Esta labor supone meses y años.

Bernhardt descubrió que el sistema nervioso puede, por medio de repeticiones constantes establecer un patrón de conducta subconsciente, capaz de producir verdaderos milagros.

 

Muchas relaciones, amistades y matrimonios fracasan, porque se establecen pensando que el otro puede cambiar y adaptarse a nuestras expectativas. La gente solo puede cambiar en algo, pero sigue conservando sus estructuras mentales profundas. Desgraciadamente, nuestras relaciones son superficiales, por lo que, cuando surgen las dificultades, aparece la verdadera clase de la que estamos hechos.

 

Conclusiones:

 

No se trata de juzgar a nadie, porque "Acciones vemos, pero corazones no conocemos"

 

Observa el lenguaje de las personas, pues: "De la abundancia del corazón habla la boca" y saca tus propias conclusiones. Como las personas no cambian sustancialmente, conociendo su lenguaje, conoces su espíritu, sus valores y sus posibles comportamientos.

 

Es importante estar alerta y desarrollar sensibilidad para detectar esta clase de personas, pero es necesario estar más alerta aún, para detectar otra clase de personas que actúan de forma sutil, las cuales utilizan un lenguaje aparentemente lógico e inofensivo, pero tremendamente venenoso, debido a que pasa desapercibido, pero genera angustia, duda y temor, respecto de asuntos importantes de la vida.

 

Existen personas resentidas y frustradas que necesitan liberarse a través de un lenguaje ofensivo. Son personas que no soportan el éxito de los demás y sienten la necesidad imperiosa de agredir a través del insulto, de la descalificación y de la ofensa. Es una forma de matar simbólicamente al "enemigo"

 

En vista de lo expuesto, no esperes grandes cambios en la sociedad en ningún aspecto, pues las personas y los países están atrapados en hábitos mentales rígidos y tienen dinámicas poderosas difíciles de controlar. Por esta razón, la humanidad puede progresar mucho, pero evolucionar poco. "Cada generación solo puede dar un paso adelante"

 

La Ley de Evolución rige la historia humana y garantiza que el futuro será mejor que el presente y existirán mayores oportunidades para aprender, progresar y ser felices, a condición de que desarrollemos la inteligencia y la conciencia y hagamos buen uso del libre albedrío.

 

Evita la rigidez mental y evoluciona, renovando constantemente tus hábitos intelectuales, afectivos, sociales, morales y espirituales.