Editoriales

Editorial - 1091

 


Los malos ¿Nacen o se hacen?


El Génesis dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” de modo que, todo lo que existe es esencialmente bueno en su origen, por tanto, nadie nace malo. Las razones del mal tenemos que encontrarlas en otro lugar.


Muchos pensadores, intrigados por la violencia humana, han tratado de encontrar el origen del mal. ¿Qué lleva a un ser humano a destruir a otro? ¿Es la maldad un rasgo natural o es consecuencia de las fricciones de la vida en sociedad?


Tolstoi opinaba que el hombre es bueno por naturaleza; el mal surge cuando, al agruparse en tribus y naciones, confía en líderes. Históricamente, los líderes han utilizado la fuerza para someter a los demás, especialmente a los rebeldes.

Tolstoi veía una flagrante contradicción: “Las mismas personas que reconocen el amor como una virtud, aceptan como legítimo un orden de vida basado en la violencia y permiten que los hombres puedan, no solo torturar, sino incluso matarse unos a otros”

Según Tolstoi, la tesis de que: La violencia es la mejor arma contra la violencia, conduce, a su juicio, a una espiral sin fin., pues: “Si algunos hombres pueden decidir quiénes van a ser sometidos a violencia para beneficio de los demás, esos hombres a los que se aplica la violencia pueden llegar, a su vez, a una conclusión similar con respecto a los que han empleado la violencia con ellos” y, entonces llegaríamos al: “Ojo por ojo y diente por diente”

Tolstoy propone una receta para la paz: Reconocer que para nuestra vida hay una sola ley válida: "La ley del amor, que proporciona la mayor felicidad a cada individuo y a toda la humanidad. Liberad vuestras mentes de aquellas imbecilidades gigantescas que dificultan ese reconocimiento y la verdad surgirá de en medio de las ideas seudorreligiosas, sin sentido, que la han estado asfixiando”.

 

Gandhi respondía las cartas de Tolstoi con admiración y le pedía apoyo para difundir el movimiento de liberación de India: “Si triunfa, no será solo el triunfo de la religión, el amor y la verdad sobre lo profano, el odio y la falsedad, sino que servirá como ejemplo para millones que están oprimidos y ayudaría a acabar con la violencia”.
Se dice que muchos de los postulados sobre la resistencia pasiva que harían famoso al Gandhi, como la desobediencia a leyes injustas, huelgas, manifestaciones pacíficas,  están basados en los consejos de Tolstoi que resumía así el concepto en su última carta: “Lo que llamamos no violencia, no es otra cosa que la disciplina del amor, libre de falsas interpretaciones”


Dos décadas más tarde, años cuarenta, tras una guerra mundial Einstein y Freud, llegaban a conclusiones similares sobre la génesis de la violencia.

Einstein, en una de sus cartas señalaba el “ansia de poder que caracteriza a la clase gobernante” como principal desencadenante de la violencia. Y se preguntaba: “¿Cómo es posible que un pequeño grupo pueda doblegar la voluntad de la mayoría, que tiene mucho que perder en un estado de guerra?
La respuesta obvia parece ser que, la clase dominante controla las escuelas y la prensa, y por lo general también la Iglesia. Eso le permite influir en las emociones de las masas logrando manipularlas.

 

Freud, el padre del psicoanálisis, opinaba que: “Los conflictos de intereses entre el hombre y el hombre se resuelven, en principio, por el recurso de la violencia. Es lo mismo que ocurre en el reino animal, del cual el hombre no puede excluirse”. Freud opinaba que una sociedad bien organizada otorga a  los individuos, fuerza psicológica y lazos afectivos que evitan las contiendas. Pero la aspiración unificadora, el autoritarismo y el control a ultranza, generan conflictos: “Está muy claro que las ideas nacionalistas, de suma importancia hoy en día en todos los países, operan en sentido contrario”.

Para Freud, y, en esto discrepaba de Tolstoi, la crueldad no es inhumana, todo lo contrario, es un atributo muy humano. “En el ser humano coexisten dos instintos opuestos: El eros que impulsa a la unión, a la sociabilidad y a la conservación, y el tanatos, que es agresivo e impulsa a la destrucción y a la muerte”.

 

Detrás de muchas batallas se esconden los ideales. “Meditando sobre las atrocidades registradas en las páginas de la historia, nos parece que los ideales a menudo han servido como camuflaje para esparcir la destrucción; a veces, como en las crueldades de la Inquisición, parece que, si bien los ideales ocuparon el primer plano de la conciencia, la fuerza brotó de los instintos destructivos sumergidos en el inconsciente”.

Las historias cambian pero los comportamientos humanos son los mismos. Si aplicamos estas consideraciones a los tiempos difíciles que vivimos hoy, no es muy complicado sacar conclusiones.

 

Los seres humanos somos esencialmente buenos. “El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”  Rousseau

Un experimento realizado por psicólogos de la Universidad de Yale, en EE.UU. con niños sin apenas influencia cultural, sin amigos, sin ideología y sin haber visto cine, leído libros o haber tenido ninguna otra influencia externa, sugiere que, incluso a esta tierna edad, ya tenemos sentido del bien y del mal, y, además preferimos el bien sobre el mal. Hay opiniones para todos los gustos pero, de momento estos psicólogos se inclinan por la opinión de la bondad sobre la maldad, lo que significa que no nacemos corrompidos, sino que la sociedad nos corrompe.


Otro estudio realizado en EE.UU demuestra que, de cada diez mensajes que recibimos de los padres y de la sociedad, nueve son represivos, inadecuados, erróneos,… Como es lógico, estos mensajes atacan la autoestima y la seguridad y son causa de angustia, fracaso y frustración, lo cual activa los instintos agresivos de defensa que impulsan a la destrucción y a la muerte”

 

Decir que existen personas malas no es correcto. Existen personas que actúan mal, debido a que han sido programadas con mensajes negativos, y, por Ley de Reacción, tienden a ser agresivas y destructivas. En el fondo, son personas que funcionan mal y necesitan defenderse de sus propios temores, y, para ello,  no encuentran otra forma que agredir y destruir. Sin embargo, estas personas podían haber sido buenas, exitosas y felices, pero las circunstancias y el mal uso del libre albedrío han jugado en su contra.

 

Es importante tener siempre presente que nuestras raíces biológicas son de origen animal y que tenemos fuertes instintos que están activos y buscan la forma de liberarse para actuar a sus anchas. En el fondo somos libertinos en muchos aspectos, por lo cual, necesitamos estar atentos y controlar los instintos por medio de los valores y de la disciplina. Esta es una tarea de todos los días.

 

Ahora bien, al margen de estas consideraciones filosóficas y psicológicas, lo importante es entender que, siempre y en todas partes existen personas que tienden a agredir y destruir a los demás de muchas formas. La mejor forma de estar protegidos contra la agresividad de la sociedad, consiste en desarrollar autoestima, capacidad y fortaleza mental. Los peores enemigos están dentro de nosotros, sus nombres son: Ignorancia, temor, egoísmo, pereza,...

 

"No me asusta la maldad de los malos, me aterroriza la indiferencia de los buenos. Gandhi

 

 

Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus