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Editorial - 1081

 


Sé tú mismo

 

Cuando somos niños nos enseñan cómo tenemos que ser, cómo debemos pensar y cómo tenemos que actuar. Nos inculcan principios y normas con el fin de que nos adaptemos a la sociedad, pues, de lo contrario, la sociedad nos rechazaría.

El problema está en que nos roban lo mejor de nosotros, como son: La espontaneidad, la creatividad y otras muchas cualidades que constituyen la esencia de nuestro ser, de ese ser único e irrepetible que somos. Dejamos de ser auténticos y nos convertimos en un ser híbrido, difícil de definir.

 

A nadie le gusta que le engañen. Nos gusta la verdad, lo auténtico, lo que no tiene trampa ni engaño; por eso rechazamos la mentira y las poses, y respetamos y admiramos a quienes tienen el valor de expresarse como son, a quienes tienen el valor de definirse, a quienes luchan con honestidad por lo que creen y aman.

 

Los seres humanos, en su afán de aparentar, inventan máscaras. El problema es que pronto se identifican con sus máscaras y terminan por no saber quiénes son. Cada día son más las personas enmascaradas. Unas lo hacen para aparentar lo que no son, lo hacen porque su autoestima está muy baja y no se aceptan a sí mismas. Otras lo hacen para protegerse de la curiosidad y de la crítica. Otras para protegerse de sus temores. Tú conoces el cuento del gato que se ve en un espejo de aumento y se cree un león, lo que le hace sentirse invencible. El problema surge cuando se encuentra con un león de verdad, con la realidad de la vida.

 

Está bien realzar la propia imagen, lo que no podemos es vivir del cuento, vivir de una imagen falsa y vacía de contenido. No podemos depender de la moda, de la marca, de los perfumes y de tantos otros artificios.

 

Ser auténtico no significa estar en contra de lo establecido, como creen muchos jóvenes y adultos, que muestran su rebeldía a través de tatuajes que desfiguran la belleza limpia de la piel, o de piercings que agreden el cuerpo.
La autenticidad no tiene nada de rebelde, porque el ser humano no necesita rebelarse contra nada, sólo necesita ser auténtico para imponer su ley.

 

Se trata de hacer lo que debió hacer desde el primer día de su vida, seguir su voz interior, seguir el instinto interno y luchar por lo que ama, por lo que le gusta y por lo que le ayuda a crecer y a ser feliz.

 

Se trata de asumir la responsabilidad del propio desarrollo. Esta decisión no es fácil, porque exige esfuerzo y responsabilidad. Por esta razón, la mayoría de las personas no son auténticas, porque ser auténtico supone un reto. Un reto para superar la ignorancia, la pereza y el egoísmo. Cuando las personas superan estos retos, se hacen auténticas de verdad y no tienen problemas para expresarse como son, aún en contra de la sociedad entera.

 

La mayor frustración de las personas es la falta de autenticidad, el no poder ser lo que quieren ser y el no poder expresarse como seres realizados.


La autenticidad proporciona esa libertad interior que admiramos y envidiamos en tantas personas superadas que van por la vida exhalando éxito, paz y felicidad, con la misma naturalidad que las flores exhalan su perfume. Lo hacen de una forma natural, porque esa es su auténtica naturaleza.

 

La autenticidad la puede lograr cualquier persona. No importa el nivel económico, intelectual o social. La autenticidad sólo depende de una actitud positiva ante la vida y de una forma honesta de ser y de actuar.

 

El esfuerzo de todos los seres humanos debería estar dirigido a recuperar nuestro verdadero ser, nuestra verdadera identidad. Los seres humanos somos inteligentes y buenos en esencia. Nacimos para desarrollarnos y ser libres y felices, pero, nuestros propios condicionamientos internos y los condicionamientos de la sociedad nos impiden ser libres y tomar el control de nuestra vida.


Muchas personas actúan como zombis, porque están alienadas en su ser profundo. Ahora se mueven al ritmo que les marca la sociedad. Viven sin proyectos, sin metas y sin destino.


Las personas desarrolladas no tienen idea de hasta dónde llega la alienación de gran parte de la sociedad, porque se trata de un mundo paralelo que funciona al margen de nuestra experiencia personal. Podemos ver este mundo paralelo, pero no lo sentimos en carne propia. Se trata de una sociedad vacía de muchos contenidos humanos. Las personas que la forman no son necesariamente pobres o ignorantes, provienen de todos los estratos y se encuentran infiltradas en el tejido de la sociedad.

 

En términos generales la sociedad es mediocre y está bastante alienada, por lo que su conciencia psicológica y moral está muy limitada. En estas circunstancias resulta difícil sintonizar con el propio Yo, pero es nuestra tarea ineludible, pues, como dice el poeta Rilke: "El único viaje auténtico es hacia dentro de cada uno de nosotros y es necesario afrontar y vivir las preguntas ahora, aquí, y en este momento"
El camino es largo, por lo que "No encontrarás los confines del alma ni aun recorriendo todos los caminos; tal es su profundidad" Heráclito

 

Tú tienes el mérito y la suerte de leer este tema, porque eres una persona bastante evolucionada, de lo contrario no te habrías molestado en leerlo. Eres bastante auténtico, y, este es tu mayor éxito y tu mayor premio en esta vida. Tal vez no te das cuenta de ello, porque te resulta normal, pero no es así, es el resultado de una buena herencia educativa y de un esfuerzo mantenido. Agradece a Dios y a la vida, porque no sabes lo que tienes. Trata de ser cada día más auténtico y evita que la alienación entre en tu vida.

 

Cuando decimos de alguien que vale oro, estamos diciendo lo mejor que se puede decir de un ser humano. Lo contrario del oro es el oropel, lo que aparenta ser oro, pero es una baratija que carece de valor. Hay muchas personas de oropel, brillantes por fuera pero vacías por dentro.

 

La gente valora los originales, no las copias. Cada ser humano es un original, como dice Gandhi "Yo soy único, irrepetible y universal" pero luego nos quitan lo esencial, nos falsifican y nos convierten en uno más del montón. Necesitamos recuperar nuestro yo, ese yo que nos falta para sentirnos completos.

 

No necesitas imitar a nadie, sólo, sé tú mismo. Sé lo más inteligente, lo más bueno y lo más feliz que puedas ser. Construye tu mundo y escribe tu propia historia.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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