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Editorial - 1076

 


Tú puedes triunfar

 

La naturaleza es sabia. Todos los seres vivos llevan impresa en sus células la orden de sobrevivir, de crecer y de alcanzar la mayor plenitud posible.

 

Nuestro cerebro está diseñado genéticamente para buscar la verdad y el bien, y para lograr el éxito, y la felicidad. Estas son las aspiraciones más profundas de todos los seres humanos, por lo que, el éxito está al alcance de todos. Pero la naturaleza, que nos obsequia toda clase de bienes, no nos regala el éxito ni la felicidad; y, así como exige que las plantas echen raíces y encuentren sus nutrientes y que los animales consigan su comida, de la misma forma, exige que cada ser humano encuentre sus propias soluciones.

 

El éxito y la felicidad son una conquista personal, que sólo se puede lograr a través del aprendizaje, del esfuerzo, de una planificación inteligente y del uso correcto del libre albedrío.

 

La mayor dificultad para triunfar está dentro de nosotros. Todos, sin excepción, somos hijos de una sociedad represiva, que nos ha educado para el sometimiento, en vez de educarnos para el emprendimiento y la libertad. La sociedad nos ha hecho temerosos, inseguros y egoístas, y nos ha robado lo más valioso de nosotros (la creatividad, la libertad y la alegría de vivir) De esta forma, la sociedad se asegura el control a futuro de la mente humana.

 

La represión social es inmensa en todos los aspectos, pero no nos damos cuenta de esta represión, porque nos hemos acostumbrado a ella.

Necesitamos abrir los ojos, tomar conciencia de nuestros derechos y de nuestras capacidades.

Necesitamos recuperar la creatividad, la libertad y la alegría de vivir. Esta tarea es responsabilidad de de cada uno, pues, ante la vida, cada uno es responsable de sí mismo, y, de acuerdo a la ley de Causa y Efecto, cada quien tiene lo que merece de acuerdo a sus acciones.


Muchos creen que el éxito depende de la suerte, pero, no es así. La suerte no viene al encuentro de nadie. La suerte está ahí, al alcance de la mano, pero no podemos verla porque somos miopes mentales. Cuando desarrollemos las cualidades que caracterizan a las personas exitosas, encontraremos la suerte.

Las personas que triunfan son las que tienen un proyecto de vida valioso y viven mirando al futuro tratando de cambiar las cosas, comenzando por sí mismas, en vez de esperar que las cosas cambien.

Las persona tratan de cambiar las cosas externas con el fin de mejorar su situación interna, pero las cosas funcionan al revés, es necesario cambiar primero por dentro para poder cambiar las cosas externas, porque, lo que nos ocurre en la vida es el reflejo de la forma como funcionamos por dentro.

 

Todos llegamos a la vida con posibilidades inmensas, pero luego cada quién elige su camino. Unos eligen el camino del éxito y otros eligen el camino de la mediocridad o del fracaso. Las circunstancias pueden jugar a favor o en contra, pero lo decisivo es la actitud personal, el uso que cada uno hace de su libertad.

Todos conocemos infinidad de casos de personas que han superado situaciones muy adversas y han triunfado gracias a su actitud y tesón.

 

Existen muchas razones y excusas para justificar la ignorancia, la pobreza y el fracaso, pero a la naturaleza no le interesan razones, ni excusas, le interesan los resultados. La naturaleza no perdona a nadie y hace justicia, aplicando las leyes naturales, por lo que, cada quién recibe en esta vida lo que merece en atención a sus acciones.

 


La naturaleza ha obsequiado a cada persona una inteligencia para que pueda discernir entre la verdad y la mentira, una conciencia para que pueda distinguir entre el bien y el mal y el libre albedrío para que pueda optar siempre por la verdad y por el bien; de modo que, todos los seres humanos nacen con la capacidad necesaria para alcanzar el éxito y la felicidad; pero el éxito y la felicidad no son gratis, suponen superar las pruebas de la vida. Es en este terreno donde unos triunfan y otros fracasan. 

 

Si las personas tuvieran conciencia, desde niños, de que cada uno se construye a sí mismo y de que todo lo que hacemos nos marca para siempre, actuaríamos con más responsabilidad, pero la falta de conciencia hace que contraigamos demasiadas deudas con la vida, en forma de ignorancia, pereza y mediocridad. Hoy, cada quién tiene el mundo que se ha creado. Ahora no sirve de nada quejarse, culpar, lamentarse o compadecerse de sí mismo. Lo único inteligente es reaccionar y salvar lo que se puede salvar.

 

El teatro de la vida aún no ha terminado y te da la oportunidad de representar el personaje que tú elijas. Puedes elegir ser rey. Muchas personas eligen personajes insignificantes, porque su autoestima es baja y tienen miedo a fracasar.

El asunto es que, una vez elegido el personaje, el cerebro se programa para identificarse con dicho personaje y desarrollar las características que le son propias. 

 

A medida que pasan los años, quienes eligieron personajes importantes, logran triunfar y ser felices, mientras que, quienes eligieron personajes insignificantes son mediocres y frustrados. En esta circunstancia, lo más fácil es culpar a la vida de su desagracia, cuando es uno mismo el culpable de su situación. Su historia pudo ser brillante, pero aceptaron lo que hoy son, al identificarse con un personaje insignificante.


El teatro aún no ha terminado y te da la oportunidad de elegir un personaje que satisfaga tus aspiraciones. No necesitas imitar a nadie, sólo, sé tú mismo. Sé lo más inteligente, lo más bueno y lo más feliz que puedas ser.

 

Olvídate de lo que hacen o dejan de hacer los demás. Tú, construye tu mundo y escribe tu propia historia, y, recuerda que naciste para triunfar y ser feliz

 

 

 

 

 

 

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