Editoriales

Editorial .1073

 


Terrorismo

 

Hasta hace unas décadas, cada cultura, cada familia y cada persona, vivían en un espacio "propio", pero, la globalización ha eliminado fronteras y ahora todos estamos indefensos y obligados a convivir y a entendernos.


Cada ser humano está programado de forma muy personal. Sus ideas, sus costumbres y sus comportamientos obedecen a estas programaciones, y, es poco lo que la gente puede hacer para cambiar.


Los fanatismos surgen en cualquier edad, pero las bases son puestas en la infancia y en ello juegan un papen importante los padres y la sociedad. Si los padres educaran en principio y valores, no existirían tantas personas corruptas, fanáticas y terroristas. Una educación deficiente es el caldo propicio para toda clase de fanatismos y de terrorismos.


Las ideologías, obedecen a ideas y sentimientos, los cuales no pueden ser controlados por la fuerza. Todas las fuerzas del mundo no son capaces de controlar la mente de una sola persona. Es necesario que cada persona aprenda a controlarse a sí misma.


La naturaleza del ser humano es la misma en todo el mundo. Sus necesidades fundamentales, sus aspiraciones e intereses son los mismos (desarrollarse, ser libre, triunfar, ser feliz...) por lo cual, las diferencias entre las distintas culturas y entre las personas son mínimas; sólo es cuestión de enfoque. Lo que ocurre es que nos fijamos mucho en lo que nos diferencia, (lo cual suele ser de escasa importancia) , y nos fijamos poco en nuestras semejanzas naturales, que son muchas.

 

La ignorancia, la pobreza, la injusticia y la frustración son el caldo propicio para las dictaduras, fanatismos, racismos, xenofobias y terrorismo; de modo que, los antídotos son: una educación de calidad, autoestima, criterios, valores, justicia, compromiso social.

 

El fanatismo y el terrorismo están enraizados en la mente de las personas y es ahí donde debemos combatirlos, pero también están estimulados por el discurso de personas llenas de temor, de odio y resentimiento, por lo cual, es necesario formar grupos de fuerza que trabajen en mejorar las condiciones de vida (educación, justicia, trabajo, bienestar, etc) de modo que los mensajes del mal no encuentren suelo fértil en el cual echar raíces.

 

No debemos olvidar nunca, que los seres humanos somos animales y tenemos instintos primitivos. Estos instintos salvajes están siempre activos, esperando la oportunidad para liberarse y actuar a sus anchas; pero, debido a un largo proceso de evolución, hemos aprendido a controlarlos.

Los principios y valores son la barrera que separa la barbarie de la civilización. Los seres humanos hemos internalizado los principios y valores a través de la educación y hemos desarrollado una conciencia moral, que está siempre activa y nos ayuda a reprimir y controlar los instintos.

Cuando existen fallas graves en el proceso educativo, las personas carecen de fortaleza moral y son desbordadas por los instintos. Ésta es la causa de los comportamientos corruptos, del terrorismo y de toda clase de aberraciones.

 

Los fanáticos y terroristas tienen un poder proselitista gigantesco, debido a que reducen la capacidad crítica de las personas, les atraen emocionalmente a una causa "justa", les proporcionan un sentido de pertenencia que no encuentran en la sociedad, y les liberan de toda responsabilidad moral, lo cual les permite actuar a sus anchas y drenar a través del terrorismo toda la frustración odio y resentimiento que llevan por dentro. Esto explica la crueldad con la que actúan.

 

En realidad, todos somos instintivos y tenemos demasiadas frustraciones, y, de no ser por la educación en principios y valores y por las circunstancias favorables en que vivimos, podíamos ser parte de lo que hoy criticamos.


Necesitamos estar alerta para que no surja ninguna forma de fanatismo o terrorismo, porque una vez que echan raíces, tienden a crecer con rapidez. Los fanatismos sean de derecha o de izquierda son peligrosos, porque ellos son los catalizadores de lo más negativo de la sociedad.

 

Cuando atacan los terroristas se activan las alarmas y entran en acción la policía, el ejército y otras fuerzas de seguridad. Esta acción es necesaria, pero resulta ingenuo pensar que con las fuerzas de seguridad se puede controlar al terrorismo. Las ideas y los sentimientos no se destruyen con balas;

y, como hemos indicado, todas las fuerzas del mundo no son suficientes para controlar la mente de una sola persona. Es necesario que cada persona aprenda a controlarse a sí misma. Se trata de una educación en principios, valores, sensibilidad, respeto y responsabilidad. Esta tarea corresponde a los padres, a los educadores y a la sociedad.

 

 

Como todo cambio se inicia en la mente, es necesario controlar ciertas ideas, pues, así como las balas matan, así hay ideas que convierten a las personas en criminales, quienes luego roban la libertad, las ilusiones y hasta la vida a los demás.

 

Hoy, en nombre de la libertad, se permiten muchas formas de libertinaje, de violencia y de corrupción que viajan a sus anchas por las redes.

¿Quién vela por la salud mental de los niños y de los jóvenes?

 

Las ideas y los sentimientos son semillas que crecen y dan sus frutos. Lo que hoy tenemos (terrorismo,...) no ha surgido por generación espontanea. Se deben, en gran medida, al fracaso de las instituciones (familia, escuela, gobiernos, religiones, sociedad...)

 

Cultiva buenas ideas y buenos sentimientos, es la mejor forma, y tal vez, la única forma, en que puedes ayudar a construir un mundo mejor.

 

 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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