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Editorial 1072

 


Perspectiva

 

Una perspectiva supone la visión de las cosas desde un solo punto de vista, desde un ojo único.

La mayoría de las personas tienen una sola perspectiva, una sola visión, la suya; desde la cual perciben las cosas, piensan, opinan y actúan. Estas personas tienen una visión muy pobre de la vida, proporcional al tamaño de su pequeño mundo mental. No se trata sólo de personas ignorantes, existen muchos profesionales de mente rígida, carentes de criterios universales. Estas personas viven aferradas a sus rutinas y se oponen a todo lo que significa cambio. Son un gran obstáculo para la renovación de las cosas y para la evolución. Estas personas viven atrincheradas en todas las instituciones; por esta razón resultan tan difíciles los cambios a nivel político, económico, social, educativo, religioso, etc.

 

Existen también muchas personas que han desarrollado varias perspectivas y ven las cosas desde distintos puntos de vista, lo cual les ayuda a ser más objetivas, lógicas, justas...

Se trata de personas que saben ponerse en el lugar del otro. Esta habilidad se transfiere a todos los aspectos de la vida, de modo que les ayuda a comprenderse a sí mismas, a comprender a los demás, a entender el alcance de la globalización, del progreso y de la competencia; en consecuencia, saben adaptarse a la realidad y ven el inmenso abanico de posibilidades que ofrece la vida actual. Estas personas representan lo más valioso de la sociedad, son promotoras de la evolución.

 

Como seres humanos, tenemos perspectivas similares en muchos aspectos. Esta similitud hace que podamos convivir. También tenemos distintas perspectivas en otros aspectos y perspectivas opuestas en algunos casos, las cuales son causa de fricción.

 

Historia hindú. En una plaza de Bombay acostumbraba a reunirse un grupo de ciegos. Un día llegó un elefante y los ciegos, llenos de curiosidad, se acercaron para conocer cómo son los elefantes. Un ciego palpó la pata, otro el colmillo, otro la cola, otro la oreja, otro la trompa. Cuando se alejó el elefante dijo uno de los ciegos: "El elefante es como una columna. No, dijo otro: "El elefante es como una estaca puntiaguda". No, dijo el tercer ciego: "El elefante es como una escoba". No, dijo el cuarto ciego: "El elefante es como un gran abanico" Y así, cada ciego fue dando su versión. Al final, lo que comenzó como algo divertido, terminó en una discusión acalorada. 
La falta de objetividad hacía que las opiniones fueran irreconciliables. Cada ciego tenía una sola perspectiva, una única experiencia, pero creía tener toda la razón, cuando en realidad sólo tenía un conocimiento particular.

 

El mundo, la vida y la sociedad son muy complejos. Existen infinidad de alternativas en todos los aspectos, pero los seres humanos somos muy limitados y es poco lo que conocemos en comparación con el infinito bagaje de cultura y experiencia acumuladas por la humanidad. En realidad nuestro mundo físico y mental es diminuto. Somos como un granito de arena en la inmensidad de las playas o como un segundo en la larga historia del universo.

 

En vista de esta realidad debemos ser muy prudentes a la hora de opinar, pues, nuestras perspectivas son muy limitadas, pues, carecemos de conocimientos y de experiencia. Además, nuestros intereses, temores, complejos, ignorancia y emociones nos impiden ser objetivos e imparciales. Casi siempre encontramos razones para justificar lo que decimos o hacemos.

 

Como la vida es muy compleja a nivel económico, político, social, laboral, familiar, moral y espiritual, necesitamos desarrollar distintos criterios o perspectivas que nos ayuden a comprender los signos de los tiempos, de modo que podamos prever hacia dónde va el futuro y ubicarnos dentro de un contexto que nos garantice la supervivencia, el éxito y la felicidad.

 

Existen muchos factores sobre los que no tenemos control, por tanto, nada podemos hacer al respecto, lo cual significa que la incertidumbre será nuestra compañera de camino; pero, al margen de estos imponderables, tenemos el poder de controlar todos los aspectos que dependen de nosotros, para lo cual necesitamos centrarnos en ser sabios, libres, exitosos y felices. Esta es la mejor forma de sustraernos a las fuerzas del destino, de protegernos contra el imperio de una sociedad competitiva que trata de oprimir nuestro espíritu y de utilizarnos para sus propios intereses, y de protegernos contra nuestros enemigos internos: temores, egoísmo, pereza...

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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