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Editorial 1063

 


Abundancia de corrupción

 

Según el diccionario, corrupción significa: depravación, degradación, soborno, perversión. También significa descomposición y putrefacción.


Cualquiera de los sinónimos mencionados causa repugnancia; sin embargo la corrupción se ha convertido en una conducta habitual, aceptada por la sociedad. Antes, las personas cuidaban su buen nombre, existía un poco de decencia y dignidad y la sociedad plantaba cara a las personas corruptas en cualquier ámbito de la vida. Era una forma de respetarse a sí mismas, de defender sus propios principios y valores, de defender su familia y su entorno; pero hoy, la corrupción campea por todas partes y en todos los ámbitos de la vida,  y camina con plena libertad e impunidad, debido a que las personas honestas han renunciado a la defensa de la salud de la sociedad. "El mundo no está amenazado por las malas personas sino por aquellos que permiten la maldad" Albert Einstein


El ser humano nace con fuertes instintos animales y de no mediar la educación su comportamiento sería idéntico al de cualquiera animal; pero la humanidad ha evolucionado y ha aprendido a controlar los instintos y a desarrollar conductas inteligentes y éticas que le permiten controlar su conducta y vivir de forma honesta y civilizada. De modo que, la conducta de las personas depende de la educación o programación recibida y también del uso que hace de su libertad.


La corrupción tiene su origen en una educación errónea, carente de principios y valores, carente de auto respeto y carente de dignidad.


Las leyes sirven parcialmente para el control de la sociedad pero no garantizan el control personal. El control personal nace de dentro y es responsabilidad de cada persona. El control personal supone actuar de acuerdo a valores y criterios que ayudan a superar el egoísmo y las pasiones. Supone disciplina interior y actuar de forma proactiva. 

Casi todas las madres del mundo enseñan a sus hijos el respeto y la honestidad, porque saben que son la roca firme sobre la cual podrán construir el verdadero éxito y la verdadera felicidad. La honestidad es la mejor forma de protegerse contra los enemigos de fuera y contra los propios enemigos internos.

A lo largo de la historia, la experiencia enseña que la honestidad es la base de todos los logros personales, profesionales, familiares y sociales, mientras que la corrupción es causa del fracaso en todos los aspectos.


La honestidad está asociada a la verdad, a la justicia, a la dignidad y a otras muchas cualidades que son la base de la evolución; mientras que, la corrupción está asociada a la falta de valores.

Las personas corruptas siempre encuentran razones para justificar su conducta, y aprenden a adormecer su conciencia para no sentirse culpables, pero la conciencia nunca muere y les advierte de muchas formas de su mal proceder, por lo cual, ninguna persona corrupta puede ser verdaderamente feliz.


Hay personas que carecen de principios y valores sólidos que pongan límites a sus instintos, por lo cual, tienden a ser corruptas; mientras que, las personas que poseen principios y valores sólidos tienen una vida regida por principios y valores, tienden a ser buenas, honestas y responsables.


El peor enemigo de una persona es una programación mental débil y errónea, hecha de hábitos que no responden a la verdad, ni al bien, ni a la realidad de la vida.


Las personas buenas y honestas, tienen una  estructura mental diseñada en base a valores de verdad y de bien. Su conducta es un reflejo de su esencia interna; mientras que, las personas corruptas tienen una programación mental carente de valores, por lo que tenderán a ser siempre corruptas, porque esa es su naturaleza interna; sin embargo, somos humanos y tenemos el poder de rectificar nuestros esquemas mentales. Al cambiar la forma de pensar, también cambiará nuestra forma de actuar.

 

Son demasiadas las conductas corruptas, instaladas en la sociedad y en la vida de cada persona, con las cuales nos hemos familiarizado, y, de tanto convivir con ellas, las aceptamos como parte normal e inevitable de la vida. Nos hemos acostumbrado a convivir con la corrupción, con la inseguridad, con las drogas y con otras muchas lacras y absurdos, convertidos en males endémicos; es decir, en males que han echado raíces en la mente de las personas y en la conciencia social. 

 

En todos los aspectos de la  vida existe un proselitismo, lo que hace que los corruptos traten de corromper a otras personas. Existen distintas formas de corrupción (económica, política, laboral, social, etc.) Muchas personas son atraídas hacia el terreno de la corrupción, y, poco a poco, van perdiendo la sensibilidad moral y aceptan como bueno aquello que en otro momento consideraban inaceptable. Es increíble cómo los seres humanos acomodan sus criterios y sus conductas a su conveniencia. La justificación es una forma infantil de autoengaño.

 

La sociedad evoluciona y hay ciertos criterios y ciertas conductas que necesitan evolucionar, pero, en nombre del desarrollo y de la libertad, se intentan implantar ideas y conductas que tienen poco que ver con la libertad y mucho con el libertinaje. La consecuencia es el relativismo moral que se está imponiendo en la sociedad como consecuencia del debilitamiento de los valores. Es una forma de validar y de justificar cualquier conducta.

 

En nombre del relativismo moral y del libre albedrío,  muchas personas creen que pueden hacer lo que les venga en gana, entre otras cosas, ser corruptos.


Hans Jonás, dice así. “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”

Este principio es un imperativo categórico, es decir, un deber ineludible. No lo impone nadie, se impone por ley natural, porque es lógico y necesario para el desarrollo de las personas y para el buen funcionamiento de la sociedad.


El ser humano es libre y puede cumplirlo o no, pero deberá atenerse a las consecuencias, pues la vida se rige por leyes que se cumplen de forma inexorable, y, cada uno recibe lo que merece en atención a sus acciones.

 

La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y degeneran cuando se debilitan sus estructuras morales.

 

El poder sugestionador de la sociedad es terrible, sobre todo para los niños y jóvenes, debido a que su influencia es poderosa y constante, por lo cual es necesario apelar constantemente a los valores morales consistentes.

Es necesario entender que la moral es mucho más que un conjunto de leyes. Es una forma de ver la vida, de actuar, de amar, de creer, de relacionarse y de vivir.


Es importante aprender a asumir la propia responsabilidad y evitar cualquier tipo de justificación. La justificación es propia de personas inmaduras, mediocres e irresponsables.

 

Las principales responsabilidades del ser humano son consigo mismo. Tienen que ver con el cuidado y desarrollo de su salud física, mental y espiritual. Con su capacitación, productividad y convivencia.


Los delincuentes y corruptos no son extraterrestres, son producto de nuestra sociedad. Tenemos lo que hemos creado. En esta situación todos tenemos algo de responsabilidad.


De poco sirven las leyes. Todas las leyes del mundo no sirven para controlar a una persona si ésta no sabe controlarse a sí misma.

 

Los programas sociales sólo sirven para paliar temporalmente los problemas,  pero no resuelven el problema, porque generan personas dependientes. "No le des un pez a la gente, enséñale a pescar"

 

Los problemas varaderos de la sociedad no son la pobreza, la corrupción o la inseguridad, estos problemas son sólo la expresión del verdadero problema, como es la ignorancia y la falta de valores.


De modo que, para resolver los problemas de corrupción, hay que comenzar por el cambio de mentalidad. Todo cambio se inicia en la mente. “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”

Tenemos que recuperar el verdadero funcionamiento de las familias.


Superar la marginalidad.


Mejorar la educación. La mediocridad de la educación escolar programa a las personas para ser mediocres por el resto de su vida en todos los aspectos. 


Los países con más calidad de vida son los que tienen mayor preparación.

 

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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