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Editorial 1061

 


Abundancia de temores

 

El temor es una condición natural de todos los seres humanos. Todos los seres humanos tenemos temores  en mayor o menor intensidad; debido a que somos hijos de una educación represiva y de una sociedad represiva y crítica. Los animales criados con sus padres son seguros, curiosos, espontáneos y sociables; mientras que los animales criados solos tienden a ser tímidos, inseguros y hasta cobardes. Lo mismo podemos decir de los seres humanos.


Los temores se graban básicamente en la infancia y luego se activan en la  v ida cada vez que tenemos que enfrentarnos a situaciones difíciles.


El temor constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa. Impulsa al individuo permitir a responder con rapidez y eficacia ante situaciones adversas. En este sentido, el temor es normal y beneficioso para el individuo y para la especie, pues, nos hace vivir alerta, pensar, sopesar las posibilidades y evitar riesgos innecesarios, y, a la vez, nos estimula a enfrentar las dificultades y a superarnos. El problema surge, cuando el temor va más allá de lo normal e inhibe las capacidades físicas y mentales.


Clases de Temores 
Existen miles de temores. Aquí vamos a hablar únicamente de los más comunes. 

1 Temor a actuar.
2 Temor a ser espontaneo.
3 Temor a equivocarse.
4 Miedo a tomar decisiones.
5 Temor a la competencia
6 Miedo escénico.
7 Temor a mirar a los ojos.
8 Temor a la crítica.
9 Temor a decir no.
10 Temor al fracaso.
11 Temor al éxito.
12 Temor al conocimiento. (Temor a la verdad)
13 Temor a la libertad.
14 Temor al desarrollo.
15 Temor al futuro.
16 Temor al sexo.
17 Temor a amar.
18 Temor a exigir nuestros derechos.
19 Temor a llamar la atención.
20 Temor a la responsabilidad.
21 Temor a ser feliz
22 Temor a la conciencia.
23 Temor a la pobreza.
24 Temor a la vejez.
25 Temor a la enfermedad (Dolor)
26 Temor a la soledad.
27 Temor a la muerte.
28 Temor a Dios. 
29 Fobias.
30 Manías.


Efectos del temor

El temor es causa de sufrimiento constante y el principal obstáculo para el desarrollo y el éxito; por tanto, hay que atacarlo para sobrevivir psíquicamente, para sentirse bien y para liberar el amor, la inteligencia y la creatividad. “El temor se apodera de los espíritus débiles, ahogando toda idea y deseo de libertad”.

El temor determina la forma de percibir la vida y de reaccionar ante los acontecimientos. Es temor es dinámico y tiende a crecer, a no ser que la persona tome conciencia de él y aprenda a controlarlo.

En cada época se desarrollan unos temores más que otros, de acuerdo a la situación económica, política y social.
Los temores crecen en tiempo de crisis y pueden alcanzar niveles de pánico. 

El temor nos hace vulnerables. Las personas emiten señales de salud o de enfermedad, de seguridad o de temor. Cuanto más intensa sea la señal de temor, la persona queda más al descubierto y se hace más vulnerable.

Observa a una leona en actitud de caza. Permanece atenta al movimiento de la manada y espera que algún animal se distraiga o dé señales de debilidad. Las personas no pueden dar señales de temor ni de debilidad en una sociedad como la nuestra, lista para juzgar y condenar, porque serán motivo de desprecio o bien de explotación. Con esto, no recomiendo que te pongas una máscara, sino que cuides tu imagen y expreses lo mejor de tu persona. ¿Cómo? _ Apoyándote en la dignidad y en el valor que posees por el sólo hecho de ser persona.

En la actualidad, los temores más comunes son: El miedo escénico, el temor al futuro, al fracaso, a la pobreza, a la enfermedad, a la vejez y a la soledad. Estos temores son propios de una sociedad competitiva, individualista y poco solidaria, que ha dejado al ser humano sólo y abandonado a su propio destino.

El temor desencadena automáticamente los procesos psicológicos que conducen al fracaso: inhibe las capacidades físicas y mentales, de modo que las personas se sienten sin ideas, sin energía y sin valor para decidir.
 
Cómo superar los temores

La raíz de los distintos temores es casi siempre la misma (baja autoestima) y la solución también es la misma (fortalecer la autoestima y la seguridad a través de éxitos concretos y de programación mental)

Los temores ocupan el lugar que debería llenar la autoestima. Construye una imagen de ti, clara, brillante, simpática y poderosa y comprobarás que ningún temor puede detenerte en el camino hacia el éxito.

Nadie puede hacerte daño si tú no lo permites.

Lo desconocido causa miedo. A medida que nos familiarizamos con los “objetos” del temor, estos se vuelven menos peligrosos; por tanto, no huyas de los temores, porque estarás condenado a huir por el resto de tu vida. Enfréntelos. Acércate a ellos, de forma progresiva; es decir, sin forzar las cosas y descubrirás su inconsistencia.

Visualiza el temor cómo un gigante y luego, observa cómo se empequeñece hasta convertirse en un muñequito insignificante. Realiza este ejercicio cuantas veces quieras.

Controla la imaginación porque tiende a magnificar y dramatizar las consecuencias negativas y a crear las condiciones propicias para el fracaso.

Mejora tu filosofía de la vida. Si concibes la vida como competencia; te sentirás obligado a ganar siempre y vivirás bajo el signo del riesgo y del peligro, y, por tanto, bajo muchas formas de temor. En cambio, si piensas que sólo estás obligado a hacer lo que puedes hacer, entonces, te aceptarás como eres; aceptarás tu situación y tus límites; aceptarás a la gente como es, con lo cual te liberarás de responsabilidades inútiles.

Sé humilde, compresivo, tolerante y acepta la vida y las personas como son. Al concebir la vida en forma más simple y más humana, los temores pierden ese aspecto peligroso y trágico.

En realidad, el temor procede de la duda que tiene el ser humano de poder satisfacer las exigencias impuestas por el Súper yo (Padre). Cuando se descubre que esas exigencias impuestas no tienen que ver con la realidad de la vida, pierden validez. Al liberarse de esa responsabilidad inútil y dañina, desaparece el temor.

Por tanto, recomendamos profundizar en el conocimiento de la estructura psíquica y purgarla de muchas exigencias inútiles y absurdas que son la raíz de los temores.

 

 

Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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