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Editorial 1057

 


Abundancia de fracasos

 

Los fracasos están a la orden del día. Son muchas las personas que se sienten insatisfechas. La mayoría viven quejándose por todo, como consecuencia de un sentimiento de fracaso.


La vida es un proceso de aprendizaje y crecimiento, en el que se producen inevitablemente aciertos y fracasos, el asunto está en aprender de ambos.


La ley es: "Renovarse o morir" La renovación ideal es la que logramos a través de la capacitación, de la experiencia positiva y del éxito, porque, además de no perder tiempo ni gastar energía en subsanar errores, la experiencia de éxito es un gran estímulo para seguir adelante. De aquí la importancia de capacitarse constantemente, de planificar, de ser responsable y de perseverar en la acción; pero, con frecuencia, la renovación se produce a través de los fracasos; por lo cual, los fracasos no son el problema, el problema está en la forma inadecuada en que reaccionamos.

 

"No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba" Séneca

 

Los errores y los fracasos son situaciones que se presentan en la vida a nivel económico, afectivo, laboral, moral y espiritual. Son inevitables, son parte natural de la dinámica de la vida, son una forma de aprender y de evolucionar; enseñan a ser prudente y humilde; por tanto, el asunto no son los problemas ni los fracasos en sí, sino la actitud que tomamos ante ellos y la forma en que los manejamos. 


Hay que recordar que la experiencia escolar de Edison fue un fracaso rotundo. Lo sacaron de la escuela por inepto, pero su madre que era maestra, confió en él y le ayudó a superarse. Edison inventó la luz y otros cientos de inventos.


Muchos de los grandes éxitos de las personas y de la humanidad han sido precedidos por rotundos fracasos.


Los fracasos son pruebas que hunden a los hombres débiles y encumbran a los fuertes.
Por tanto, no temas a las dificultades, ni a los fracasos, ni al futuro, teme a tu cobardía y a tu incapacidad para enfrentar la vida.

 

El fracaso es un concepto que depende mucho de los criterios, expectativas, valores y metas que tiene cada persona. Para el que ambiciona el poder político, el mayor fracaso sería una derrota en las elecciones. Para quien ambiciona la riqueza, el mayor fracaso sería la quiebra económica. 


Los criterios de éxito y de fracaso son impuestos por la sociedad. Son generalmente falsos, porque no responden a las verdaderas necesidades humanas, sino a los intereses de la sociedad. Tienen como objetivo ocupar al hombre en una lucha sin descanso por el logro de poder, riqueza y placer. De este modo, las personas no tienen tiempo para pensar en desarrollo ni en libertad; lo cual resultaría peligroso, pues, tomarían conciencia de sus derechos y tendrían el valor de reclamarlos... Esta es la razón por la cual, los pueblos siguen ignorantes y pobres, conformándose con migajas de la vida. En realidad, la gente es pobre de espíritu. El temor al fracaso y otros muchos temores les impide evolucionar. 


El temor a fracasar hace que los seres humanos sacrifiquen el tiempo, los sueños, la amistad, el amor, la familia, la salud, y hasta la dignidad, con tal de no fracasar.


Los problemas y fracasos son situaciones que se presentan en la vida a nivel económico, afectivo, laboral, moral y espiritual. Son inevitables, son parte natural de la dinámica de la vida. Los problemas nos obliga a actuar y son una forma de aprender y de evolucionar; enseñan a ser prudente y humilde; por tanto, el asunto no son los problemas ni los fracasos en sí, sino la actitud que tomamos ante ellos y la forma en que los manejamos. 

 

Cómo reaccionar ante el fracaso

 

Todo fracaso genera una sensación de alarma, de angustia y de temor, como consecuencia de la pérdida del control y hace que la persona se sienta vulnerable y que se activen las alarmas internas; es decir, las emociones.


Las emociones negativas generan respuestas impulsivas negativas, por lo cual, son causa de nuestra ruina; por tanto, debemos controlar a tiempo nuestras ideas, sentimientos, actitudes, palabras y decisiones, pues, determinan nuestra forma de  reaccionar emocionalmente; en consecuencia, determinan nuestro éxito o nuestro fracaso.

 

Vivimos en una sociedad que nos agrede emocionalmente de muchas formas y nos incita a reaccionar de forma impulsiva. Ahora bien, el problema de las emociones es que reducen el nivel de conciencia, y, si la emoción es muy intensa, la persona puede perder totalmente la conciencia de la realidad y actuar de forma descontrolada y cometer errores que le pueden acarrear graves consecuencias.


Las emociones son un arma de doble filo, pueden impulsarnos al éxito o pueden hundirnos en el fracaso.


De aquí la importancia de desarrollar control mental y manejar de forma inteligente las emociones de agresividad, ira, odio, resentimiento, envidia, temor, etc.


Estas emociones son naturales. Surgen como reacción a estímulos que amenazan nuestra seguridad, pero, si son mal manejadas, pueden volverse contra nosotros.

 

Todos los seres humanos tenemos un fuerte impulso agresivo que se activa cada vez que alguien nos molesta, y, si no fuera por la educación recibida, estaríamos agrediéndonos como fieras a cada instante. Para controlar estos impulsos gastamos mucha energía mental que deberíamos invertir en  aprendizaje, crecimiento y producción. Por esta razón, deberíamos educarnos en el diálogo y en la paz.

 

Muchas personas tienen la habilidad de sacar de quicio a los demás, con el fin de controlar la situación y sacar beneficio. Mientras te mantengas en el Adulto, es decir, en el campo de la lógica y del diálogo, nadie podrá contigo, pero, si te dejas arrastrar al terreno de las emociones, perderás la batalla.

 

No tomes decisiones en momentos de cansancio o de angustia, porque tu mente está débil y atormentada, y, en estas circunstancias no eres libre, ni tienes capacidad para discernir lo que te conviene.


Piensa, descansa y relájate antes de tomar decisiones importantes. El cuerpo y la mente descansados tienen gran poder de control, mientras que un cuerpo y una mente cansados son víctimas fáciles de impulsos instintivos y de sentimientos negativos. Por esta misma razón, no es conveniente tomar decisiones importantes al final del día, debido a que el cuerpo y la mente están cansados del trajín de la jornada y falta la frescura mental necesaria para actuar de forma libre y consciente.

 

Los fracasos no dependen tanto de las dificultades en sí, sino de la forma incorrecta en que reaccionamos ante ellos. Conscientes de que nos sobrevendrán fracasos por distintas razones, necesitamos estar preparados mentalmente para reaccionar de forma inteligente y controlada. Lo peor que podemos hacer es angustiarnos más allá de lo normal y dramatizar las cosas, pues, necesitamos la mente fría para encontrar la solución.

 

Cada persona tiene una forma de reaccionar ante los fracasos. Esta forma de reaccionar es un hábito que ha creado cada persona, el cual se ha consolidado con los años. Por esta razón las personas reaccionan siempre de la misma forma ante los fracasos. Existen técnicas que pueden ayudarnos a controlar las emociones y a reaccionar de forma más inteligente y eficaz.

 

En los fracasos no todo es negativo. Los fracasos son el crisol que pone a prueba el valor de las personas. Quienes no han tenido que superar adversidades tienen poco valor como persona. Gracias a los fracasos nos hemos visto obligados a reaccionar, a aprender, a encontrar mejores formas de hacer las cosas, a superarnos. Sin embargo, no necesitamos fracasar para evolucionar, podemos hacerlo a través del espíritu de superación.

 

Cómo superar el temor al fracaso 

• Analizar las posibilidades reales.
• Establecer planes viables y expectativas lógicas.
• Obtener ciertos éxitos.
• Dedicación, paciencia, constancia y dedicación.
• Todo logro tiene su precio.
• Los acontecimientos en sí no son la causa del fracaso, lo es la forma en que reaccionamos.
• Más que esperar de los demás o de la vida piensa en lo que vas a aportar a la sociedad.
• Es fundamental capacitarse y tener proyectos y alternativas que garanticen el éxito de varias formas.

 

Si pones el éxito en el logro de cosas materiales, siempre vivirás bajo amenaza, porque la fortuna es caprichosa; pero si pones el éxito en los valores propios del ser humano, tales como el conocimiento, la constancia, la honestidad, la disciplina, etc. siempre tendrás recursos para triunfar, y, si la desgracia te visita, volverás a surgir como el Ave Fénix. 


Debemos tener fe en que poco a poco las aguas volverán a su cauce, que la mente tiene elementos suficientes para reconstruir la estructura mental y recuperar su funcionalidad. Así como después de una enfermedad grave se necesita un tiempo de convalecencia, después de un fracaso grave se necesita un tiempo para ordenar la mente.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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