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Editorial 1038

 


Abundancia de cosas

 

La naturaleza es un derroche de creatividad, de abundancia y de generosidad. Las plantas dan sus frutos, las nubes regalan la lluvia y las estrellas su luz, sin pedir nada a cambio, pero los seres humanos siempre buscamos nuestro provecho, porque no entendemos la Ley de Dar, debido a que estamos saturados de temores de inseguridad y de egoísmo.

 

La naturaleza es realmente digna de admiración, pues, tiene  no sólo es increíblemente hermosa y diversa, sino que, además nunca deja de sorprendernos. Sus colores, sabores, texturas, aromas y sonidos, plantas de todas clases, animales de todas las especies,… no se encuentran en ningún otro planeta. Somos afortunados y debemos aprovechar cada oportunidad que no obsequia la vida para acercarnos a ella, contemplarla y adquirir el sentimiento de la naturaleza.


Necesitaríamos cientos de años para anotar todas las cosas  que existen en el mundo y miles de años para describirlas.
Existen en total más de 1.666.000 especies:
913.550 especies de insectos:

5.000 especies de libélulas,
20.000 de saltamontes,
170.000 de mariposas y polillas,
120.000 de moscas,
82.000 de chinches,
350.000 de escarabajos,
110.000 especies de abejas y hormigas. Etc.
Se ha calculado que en el aire que respiramos en un edificio de oficinas hay 1 000 000 de bacterias por metro cúbico. 


El cuerpo humano contiene aproximadamente 50.000.000.000.000 (cincuenta billones) de células, y la ballena más grande contiene 100.000.000.000.000.000 (cien mil billones) Tan sólo en un metro cuadrado de bosque templado puede haber más de doscientos mil acáridos y en un metro cuadrado de bosque tropical puede haber 32 millones de nematodos.


Lo expuesto es solo una muestra para tomar conciencia de la abundancia y riquezas de nuestra madre tierra.


Lo seres humanos estamos acostumbrados a derrochar el agua, el tiempo, y otras muchas cosas, porque las tenemos en abundancia y nunca hemos tomado conciencia de lo privilegiados que somos. Pero, qué sería de nosotros si nos faltaran. Por falta de conciencia, contaminamos la atmósfera y las aguas, talamos los bosques, exterminamos numerosas especies vegetales y animales y sembramos el caos en la tierra.


Necesitamos abrir la mente y conocer y familiarizarnos con todas las cosas que nos rodean. La vida es un desfile mágico de cosas y de hechos maravillosos que ocurren todos los días, pero hemos perdido esa capacidad de admirarnos y de sorprendernos que teníamos cuando éramos niños. Hemos perdido la verdadera alegría de vivir, nos hemos vuelto prosaicos y rutinarios.


La mayoría de las personas vive sin ilusión, sin fe y casi sin esperanza, debido a su mentalidad de escasez. Los antiguos tenían menos cosas, pero eran más conformes. Hoy tenemos de todo, somos consumidores impulsivos, esclavos de miles de necesidades creadas, pero nos sentimos más vacíos e insatisfechos que nunca. Necesitamos cambiar de mentalidad.


Existe una abundancia infinita de casas que están al servicio de los seres humanos.
La vida es energía que fluye de muchas formas; fluye en forma de salud, conocimiento, amor, amistad, etc. Para entrar en esta corriente de energía y beneficiarnos de todos los bienes que ofrece la vida, necesitamos dar lo mejor de nosotros.

En el mundo existe abundancia de todo, pero,
¿Para qué sirve una mina de diamantes si no la explotamos?
¿Para qué sirve una tierra fértil si no la cultivamos?
¿Para qué sirve la cultura maravillosa que ha creado la humanidad a través de cuatro millones de años, si no nos apropiamos de ella a través de la lectura, del estudio y de la reflexión?


Tenemos un cerebro de genio, como resultado de una larga evolución,  una inteligencia brillante que nos permite conocer el valor de las cosas, y un conciencia sabia que nos informa sobre lo que es bueno y lo que es malo; sin embargo, no nos preocupamos por conocer la verdad, ni por hacer el bien. Vivimos de forma inconsciente, dejándonos llevar por la corriente de la vida. En consecuencia, somos mediocres, sabemos poco y valemos poco; lo que equivale a decir que, somos unos fracasados.


La mayoría de las personas niegan esta realidad, porque resulta dolorosa, pero la realidad se impone. La cantidad de enfermedades psicosomáticas, la ignorancia, la pobreza, la frustración y la violencia que padece la sociedad son la prueba irrefutable del fracaso personal y social.

 

La tierra es rica, fértil y generosa. Es la madre que proporciona cobijo, alimento y bienestar a todos los seres humanos, sin excepción, pero no produce lo suficiente para satisfacer la ambición de unos pocos.

 

De todos modos, las personas que tienen una mentalidad de abundancia tienen acceso a todos los bienes que obsequia la vida; mientras que, estos bienes les están vedados a las personas con mentalidad de escasez. Recuerda que, las personas con mentalidad de abundancia son proactivas y emprendedoras, mientras que, las personas con mentalidad de escasez, son indolentes e irresponsables. 


Al final siempre se aplican las leyes naturales, y, de acuerdo a estas leyes, cada persona recibe lo que merece en atención a sus acciones, a su esfuerzo, a su responsabilidad. Si no estás de acuerdo con tu suerte en la vida, revisa en qué te has equivocado y rectifica; porque la naturaleza te ofrece bienes a manos llenas, pero está en ti encontrar la forma  inteligente y honesta de lograrlas.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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