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Editorial 1019

 


Amor y respeto



El objeto de la vida es el desarrollo y la felicidad a través de la evolución y expansión del amor; por tanto, el amor es una necesidad natural, pero está inhibido debido a una educación represiva. El amor es la fuerza que mueve el mundo. Sin amor todo se paraliza.


La educación represiva y las carencias afectivas generan temor e inseguridad, lo cual hace que las personas vivan a la defensiva. Esta situación inhibe el amor y la expansión de la personalidad, generando egoísmo, envidia, odio y frustración.

 

El ser humano es afectivo y necesita salir de sí, de su egoísmo y de su soledad para integrarse en la corriente humana. Esta conexión sólo es posible a través del amor.

 

Para poder amar se necesita cierta libertad psicológica; lo cual supone, ser capaz de dar amor y aceptar con humildad el amor de los demás.


“Está demostrado que el amor tiene efectos terapéuticos maravillosos”. “Tienes que amar si quieres sobrevivir, pero no puedes amar a menos que te ames a ti mismo”

 

¿Qué significa, amarse a sí mismo?


Significa, creer en sí mismo, conservar la dignidad por encima de todo, luchar por superar la ignorancia y el egoísmo, tratar de ser la mejor persona que pueda llegar a ser.


El ser humano tiene necesidad de amar porque sólo a través del amor puede salir de sí y relacionarse con los demás.


El amor tiene muchos nombres (confianza, respeto, tolerancia, solidaridad, compasión, etc.) y también tiene muchos niveles.

 

La psicología enseña que la inteligencia emocional es el camino obligado para el conocimiento de las cosas. Resulta muy fácil conocer y lograr lo que amamos y resulta imposible conocer y lograr lo que no amamos. Esta realidad está cambiando los conceptos del aprendizaje y del trabajo y abre una esperanza a la valoración de lo humano en un mundo en el que la ciencia y la lógica se están apoderando del cerebro.

 

Aunque dicen que “Nadie manda sobre el corazón”, lo cierto es que, los sentimientos dependen del pensamiento; por tanto, podemos decidir amar en vez de bloquear el amor.

 

Es importante estar conscientes de que nuestros verdaderos enemigos están dentro de nosotros, son: El temor, la ignorancia, el odio y la envidia. Es nuestra propia inferioridad la que nos lleva a percibir a los demás como enemigos. Las personas evolucionadas no luchan contra los demás, luchan por superarse. La superación es la única forma de vencer a los enemigos internos y a los enemigos externos y lograr respeto y amor.

 

Si la gente supiera que, cuando respeta y ama a los demás, se respeta y ama a sí misma, y, cuando odia a los demás, se odia a sí misma, cambiaría de actitud.

 

Nadie dice que amar es fácil, pues va en contra de la tendencia natural al egoísmo, a juzgar y a condenar, pero es la única forma de evolucionar, de vivir en paz y de ser feliz.

 

En la vida todo se rige por la Ley de Acción y Reacción. Todo estímulo positivo genera conductas positivas y todo estímulo negativo genera conductas negativas.
Por tanto:

Si quieres que te respeten, debes respetar.

Si quieres que te amen, debes amar.

 

Hoy existen demasiadas faltas de respeto entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos, entre maestros y alumnos, entre dueños y empleados, etc.

A veces se trata de faltas graves que hieren, ofenden y humillan, y, a veces, de faltas sutiles, pero igualmente destructivas.

Las faltas de respeto, como todo en la vida, se rigen por la Ley de Acción y Reacción, por lo cual, las faltas de respeto van generando odio y resentimiento, hasta convertir a las personas en enemigas. Como este resentimiento no se puede expresas por diversas razones, se guarda en el corazón, donde se va acumulando y generando tensión.

Muchas de las enfermedades físicas y mentales son generadas por una rabia contenida, generada por una sociedad, carente de respeto y de amor.


Es fundamental respetar y ganarse el respeto, sobre todo en el caso de los padres, educadores, autoridades, ejecutivos, líderes,  gerentes, etc. pues, sin respeto no hay autoridad ni relación humana que funcione.

 

Para ganarse el respeto de los demás es necesario comenzar por respetarse a sí mismo; es la única forma de tener control sobre las cosas y lograr las metas más importantes de la vida, como son: el desarrollo, el éxito, la libertad y la felicidad; por tanto, cuida tus palabras y tus actitudes. No hieras, no ofendas, no te crees enemigos. Sé amable y realiza cada día, por lo menos, un acto de amor y un acto de perdón, porque, mientras no seas capaz de comprender y perdonar a los demás, estarás incapacitado para respetar y para amar, y, por ley de Acción y Reacción, las personas no te respetarán ni te amarán.

Busca siempre razones para amar y para perdonar, en vez de criticar, de juzgar y de condenar.

 

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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