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Editorial 1017

 


Ley del tobogán

 

Un tobogán es una rampa deslizante.

Desde que nacemos la vida nos impulsa inexorablemente hacia delante. No hay paradas ni regresos. La orden es seguir. El tiempo corre, el reloj corre, pasan los años y todo va quedando atrás...

 

La vida es un tobogán que nos lleva irremediablemente hacia el destino final. Sin embargo, somos libres y podemos elegir en que tobogán viajar. Unos eligen el tobogán del conocimiento, del éxito y de la felicidad, otros eligen el tobogán de la droga o de cualquier otra adicción. El asunto es que, una vez iniciado el tobogán, se genera un impulso creciente y se desencadena una serie de hechos, sin que podamos hacer gran cosa para detener la marcha o cambiar de tobogán.

 

Desde que nacemos, la educación nos marca con huella indeleble y quedamos condicionados para toda la vida. En cierta forma, los padres programan a sus hijos para el éxito o para el fracaso.

En la infancia perdemos lo mejor de nosotros (la espontaneidad y la curiosidad), nos volvemos sumisos y conformes y adquirimos grandes deudas con la vida que nunca podremos pagar.

La falta de experiencia y de conocimiento nos impide ver nuestra pobre realidad.

 

El tobogán significa los hábitos que marcan nuestra vida. Al principio los hábitos son elementales y resulta fácil corregir su tendencia y su impulso, pero a medida que crecen y se consolidan, adquieren poder y comienzan a mandar en nuestra vida.

Siempre hay una posibilidad de tomar conciencia de los malos hábitos y rectificar, sin embargo, no es fácil, porque, una vez puestas las premisas se siguen las consecuencias correspondientes. Por eso el refrán: "Árbol que crece torcido nunca se endereza"

Esta es la razón por la cual las personas, a pesar de sus buenos propósitos, siguen cometiendo los mismos errores, debido a que se aplica de forma inexorable la Ley del Tobogán, según la cual :Una vez lanzado por el tobogán de la droga, de la ignorancia, de la pobreza, de la corrupción,...las personas se convierten en juguetes del destino.

 

De aquí la importancia de prever y pensar con inteligencia y honestidad antes de dar el primer paso, pues, existen muchas trampas camufladas de mil formas, esperando a los ingenuos e incautos, por eso, no tientes a la suerte, utiliza siempre el sentido común.

 

La tendencia natutral del hombre es hacia el libertinaje. Los instintos primitivos siguen latentes y pugnan por expresarse con libertad, por lo que necesario estar siempre atentos para controlarlos.

 

No te creas más fuerte e inteligente que los demás. Muchas personas inteligentes han caído en las trampas de la vida. Existen muchas personas astutas que saben maquinar y engañar hasta a los más precavidos. "Los hombres de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz" Son palabras de Jesús de Nazaret.

 

Toma el control de tu vida y no delegues los aspectos fundamentales en manos de nadie. Gestiónalos tú mismo, porque, a la hora de la verdad, nadie va a responder por ti, solo tú eres responsable de tu vida.

 

Controla tus emociones, pues, son fuerzas muy poderosas que pueden llevarte al éxito o hundirte en el fracaso.

 

Y, lo que es más importante, evita engañarte a ti mismo, evita sabotearte.

Combate tu pereza, tus temores y tu irresponsabilidad y evita justificar tus errores.

 

Da siempre la cara y asume tus responsabilidades, de esta forma te honrarás a ti mismo y te dignificarás ante los demás y ante la vida.

 

Sé honesto contigo mismo y con los demás. Esta actitud te obligará a ser auténtico.

 

Sólo siguiendo estas indicaciones podrás viajar por el tobogán correcto de la vida y aunque el mundo esté patas arriba, tú viajarás por el tobogán del éxito y de la felicidad, porque, en definitiva, cada quien construye su propio mundo y su propio tobogán.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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