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Editorial 1012

 


Crisis mundial

 

Los seres humanos heredamos un código genético que se transmite de generación en generación y también heredamos un inconsciente colectivo que contiene las grabaciones de todas las experiencias vividas por la humanidad desde sus orígenes hasta el día de hoy.
Cuando leemos sobre la prehistoria nos damos cuenta de que la lucha por la vida fue terrible y trumática. Pues bien, todas esas experiencias traumáticas siguen vivas en el inconsciente colectivo. Las dos guerras mundiales del siglo pasado, así como las guerras de Corea y Vitnam, y otras muchas guerras, también quedaron atrás, pero las secuelas siguen latentes en la memoria colectiva y son causa de temor, angustia, desconfianza y división. Hacen que vivamos a la defensiva y con las armas en la mano, dispuestos a atacar a la menor señal de peligro.

 

En el fondo, nuestras conductas son muy similares a las de nuestros ancestros, debido a que seguimos utilizando sus mismos patrones de conducta, solo que un poco más actualizados. Por esta razón, cada generación, por más que trata de distanciarse de la generación anterior, sigue haciendo las mismas cosas y cometiendo los mismos errores. Los hijos tienen más cosas en común con sus padres y ancestros que las que imaginan.

 

Las programaciones inconscientes constituyen la estructura profunda de nuestra personalidad y son las que determinan nuestras conductas. Esto explica por qué muchas veces hacemos cosas que van en contra de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad. Se debe a que nuestro poder consciente es débil ante la dinámica poderosa de la mente inconsciente.

 

Observa la superficie del mar, se mueve formando olas. Este es el movimiento depende de los vientos. También la atracción de la luna hala la superficie del mar y produce las mareas; pero el verdadero movimiento del mar es interno, generado por grades corrientes marinas. Verdaderos ríos marinos que pueden tener más de 1000 kms. de ancho y más de un km. de profundidad y pueden trasladar más de 10.000.000 de metros cúbicos por segundo.

 

La humanidad es como un río inmenso y tumultuoso que avanza hacia el futuro, impulsado por fuerzas genéticas e instintivas, y por motivaciones, necesidades e intereses muy diversos. Como la ley de la vida es sobrevivir, las personas compiten en una lucha sin cuartel, tratando de imponerse a los demás.
Gracias al nivel de civilización que hemos alcanzado, competimos dentro de ciertas reglas, sin embargo, es tan grande la ignorancia, la injusticia y la pobreza y el egoísmo, la ambición, los traumas y las frustraciones, que surgen crisis personales, matrimoniales, empresariales, económicas, políticas y religiosas, a cada momento y en todas partes del mundo.

 

El camino de la historia está regado de sangre que han derramado los pueblos en sus luchas por la libertad, porque han preferido morir como seres libres, antes que vivir como esclavos; por lo cual, no debemos hacernos ilusiones y pensar que un día sonarán las trompetas de la paz.

 

Las crisis son parte del proceso de evolución. El problema real no son las crisis en sí, sino la incapacidad de los seres humanos para manejarlas y para superar las causas que las motivan.

Si las personas y las instituciones se renovaran constantemente, no existirían crisis, pero la tendencia de los seres humanos es la pereza y la comodidad. Se apoltronan en sus "zonas de confort" y se olvidan de evolucionar.


La falta de renovación (personal y social) genera deterioro de las personas y de la sociedad, lo cual produce una tensión que se va incrementando, hasta que llega el día en que estalla la crisis. Cuando estalla la crisis, las personas se sorprenden y reaccionan.

 

Hoy, todos estamos sorprendidos y horrorizados de las guerras, genocidios, terrorismo, crueldad, corrupción y de un sin fin de miserias que afectan a la sociedad. Estamos en el siglo XXI y se supone que no deberían existir estas lacras, pero, en el fondo, seguimos siendo caníbales, como nuestros ancestros prehistóricos, y, apenas surgen las crisis, se activa el lobo feroz que todos llevamos dentro.

Por tanto, no deberíamos sorprendernos de ninguna de estas situaciones, pues, son la consecuencia lógica de la forma en que vivimos.
De la falta de una educación en valores.

De la forma irresponsable y poco honesta en que funcionan muchas personas e instituciones.

Del lenguaje pobre, vulgar y crítico que predomina en la mayoría de las conversaciones.
De la falta de respeto y de la violencia que abundan en las relaciones familiares, en la calle, en la televisión y en todas las partes donde se hacen presentes los seres humanos.

De la frustración que sufren las personas por falta de desarrollo personal.
Si sembramos vientos, lo lógico es que cosechemos tempestades.

 

Cómo será el futuro


Teniendo en cuenta que la sociedad es como un río tumultuoso que avanza incontenible. Teniendo en cuenta el poder de las fuerzas inconscientes, y, teniendo en cuenta el desorden que reina en la sociedad, los niveles de ignorancia, de pobreza y de injusticia, y la falta de autoridad en la familia y en las instituciones, podemos predecir que las crisis serán cada día más graves y más difíciles de controlar. Y no importa cuan grande sea el cuerpo de policía o el contingente militar, pues, nadie puede controlar a las personas, si las personas no se controlan a sí mismas.

 

La solución está en la educación, en ser fiel a sí mismo y a ciertos valores universales, y entender que nadie ha nacido para ser el fin de sí mismo. Hemos nacido para trabajar en nuestro propio desarrollo y en la construcción de un mundo mejor. Ya no sirve con racionalizar las cosas y culpar a otros o encontrar excusas. Todos somos parte del problema y debemos ser parte de la solución, y, mientras en tu familia, en tu empresa o en tu sociedad existan problemas, tienes el deber de aportar tu granito de arena.

 

La sociedad no se va a salvar porque venga un mesías a redimirnos, se va a salvar cuando las personas tomen conciencia de su propio desarrollo y dejen de ser problema para los demás. Mientras esto no ocurra, las crisis y la incertidumbre serán el pan de cada día.

 

Si eres un gran profesional o un empresario exitoso, te felicito, pero comienza a actuar y sé un ejemplo que estimule a los demás. No necesitas hacer grandes cosas, solo tienes que ser ejemplo de una persona buena, exitosa y feliz. Entonces los demás seguirán tus pasos

 

La humanidad no se ha destruido, porque existen muchas personas buenas, que de forma honesta y callada dan cada día lo mejor de sí y son un estímulo para otras personas.

 

Para superar las crisis, más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro, comenzando por uno mismo.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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