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Editorial 1011

 

 

Crisis espiritual

 

La espiritualidad es concebida como la relación entre el ser humano y un ser superior ( Dios ). La espiritualidad se relaciona con el misticismo. Se trata de una experiencia muy difícil de alcanzar en la que se llega al grado máximo de unión del alma humana con lo sagrado, con Dios. 

La espiritualidad es un hecho que se da en todas las religiones monoteístas (zoroastrismo , judaísmo, cristianismo, islamismo) así como en algunas religiones politeístas, tales como el hinduismo y el budismo.


La espiritualidad supone cierto grado de perfección y de conocimiento que se adquiere a través del estudio, de la reflexión, de la oración, de la meditación y de la contemplación. Sin embargo, también existen muchas personas ignorantes, según los criterios de la sociedad, pero con gran sabiduría humana y espiritualidad.

 

La contemplación es el estado espiritual que aparece en el ser humano cuando practica el silencio interior. El silencio interior se consigue con el desapego de pensamientos y sensaciones. Se puede trabajar para que aparezca el estado contemplativo mediante la meditación, la oración y el silencio. El desapego por lo material surgirá como resultado de la práctica.


En la contemplación no hay pensamiento ni sensaciones, sólo hay comunión amorosa con Dios, con lo transcendente, con lo espiritual, con la esencia de las cosas, con la naturaleza. Esta comunión nos da un conocimiento trascendente de las cosas y un sentido superior de la vida.


Cuando una madre se queda embelesada ante su bebé y siente su alma plena de paz, de amor y de felicidad, eso es contemplación. Cuando los enamorados se miran en silencio y no hay pensamientos ni palabras, sólo la presencia del otro que llena el alma de una plenitud interior hecha de paz, bondad y felicidad, eso es contemplación. Cuando contemplas el espectáculo de un amanecer o de un atardecer y te quedas embelesado ante el derroche de belleza, eso es contemplación. Eso es espiritualidad.

 

En el fondo, todas las personas desean ser buenas y espirituales porque todo ser humano lleva impreso en su interior el impulso a evolucionar y a crecer como persona y a buscar la razón de su existencia; pero muchas personas han sido mal programadas y tienen dificultad para reconocer y seguir la verdad; otras, están atrapadas en problemas y necesidades y no tienen tiempo ni interés en superarse; otras evitan cultivar la espiritualidad porque tienen miedo a encontrarse consigo mismas. Pero también hay muchos seres humanos, más de los que te imaginas, que creen, que oran y se esfuerzan cada día por ser mejores personas. Tal vez no conocen las técnicas de la meditación ni de la contemplación pero viven en contacto con lo trascendente, con Dios, y ésta es también una forma de espiritualidad.

 

La experiencia indica que las personas espirituales son felices; lo cual no significa que no tengan problemas, pero los problemas no nublan su fe, ni su esperanza, ni su espiritualidad, ni su alegría de vivir.


Vivimos en una sociedad conflictiva que genera mucho desgaste psíquico, moral y espiritual. La mejor forma de contrarrestar su influjo negativo es vivir en actitud de renovación humana y espiritual. 

 

Según opinión de bastantes psiquiatras y psicólogos, muchos pacientes con graves problemas psicológicos, se recuperan cuando encuentran el sentido de su vida a través de la meditación, de la contemplación y de la vivencia espiritual.


La mayoría de los problemas personales y sociales se deben a que las personas han perdido el sentido de la vida o no lo han tenido nunca.

 

Vivimos en una sociedad conflictiva y confusa, carente de ideas claras, de criterios, de valores sólidos y de convicciones firmes. Las personas no viven de acuerdo a un proyecto personal, sino que se mueven por impulsos, al vaivén del ritmo impuesto por la sociedad.

 

Como es lógico, la espiritualidad está reñida con la prisa, la angustia, el estrés, con el materialismo, la hipocresía y con toda clase de vicios, porque estas circunstancias impiden a la persona encontrarse con ella misma para luego trascender a un nivel superior

 

Para ser espiritual no se necesita ser culto ni perfecto, pero sí es necesario ser humilde, honesto y limpio de corazón.

 

La falta de espiritualidad hace que las personas tengan una existencia vacía, carente de sentido y de transcendencia, y que sufran de angustia existencial y de soledad.

 

Muchas personas pasan toda la vida buscando su propio Yo. Ese Yo bueno que un día salió de las manos de Dios y luego se extravió en los vericuetos de la vida.

En medio de la confusión social en que vivimos, todos, sin excepción, estamos buscando el camino hacia la casa del Padre, hacia el encuentro con Dios. Unos lo hacen de forma consciente y otros por instinto, pero la plegaria profunda de todos los seres humanos es la misma:

"Busco, yo no sé qué busco,

creo que es un rostro que una vez perdí.

Siento, siento una nostalgia,

de algo que me falta desde que nací"

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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