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Editorial 1010

 

Crisis religiosa

 

La crisis religiosa se produce cuando se debilitan las estructuras humanas, morales y espirituales de las personas. Cuando las instituciones religiosas funcionan correctamente no hay crisis. Si no se rectifica a tiempo, la religión colapsa como institución y puede llegar a desaparecer.

 

La Ley de Entropía hace que todo lo que existe tienda a deteriorarse y a desaparecer. Se trata de un mecanismo de reciclaje que utiliza la naturaleza para obligar a todos los seres vivos a renovarse. La crisis es un mecanismo que obliga a adaptarse a una nueva situación; por lo cual, las crisis religiosas no son negativas en sí, el asunto está en cómo se resuelven.

 

A lo largo de la historia han desaparecido muchas religiones. Hoy existen grandes religiones, como el Budismo, Hinduismo, Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, cuya supervivencia depende de su fidelidad a los principios y valores que constituyen la razón de su existencia.


Las grandes religiones han sufrido grandes crisis que les han obligado a renovarse y les han permitido sobrevivir a lo largo de más de dos mil años, lo que prueba que tienen gran capacidad de supervivencia. 

Los seres humanos asociamos la religión con lo sagrado, con lo perfecto, y damos por hecho que sus representantes no deben tener tacha. Esta idea errónea nos lleva a sufrir muchas decepciones, y, en muchos casos, a desilusionarnos de nuestra fe, a poner en tela de juicio nuestras creencias y a ser injustos a la hora de juzgar las religiones. 

Debemos ser realistas y entender que la religión la constituimos todos los creyentes. Como es lógico, quienes la representan deben distinguirse por sus virtudes, pero no debemos olvidar que son seres de carne y hueso como nosotros, que tuvieron el valor de dedicarse al servicio de Dios y del prójimo, cosa que nosotros no hemos hecho, pero un día fueron débiles y claudicaron.

Muchas personas se alejan de la religión con la excusa del escándalo generado por alguno de sus representantes. El hecho de que algún ciudadano quebrante la ley, no significa que las leyes no sirvan. De forma similar, el hecho de que algún religioso sea un mal ejemplo, no sirve de argumento para dudar de la religión, ni sirve de excusa para liberarse de los compromisos morales y espirituales.

Antes las personas eran menos críticas y aceptaban mejor la religión. Hoy la sociedad es muy crítica y cuestiona todo. La actitud crítica es buena en sí, el problema surge cuando la crítica no es objetiva, porque se mezclan sentimientos e intereses, y cuando se utiliza como excusa para aceptar el relativismo moral y liberarse de las exigencias morales

Los seres humanos somos críticos por natureleza. Al criticar a los demás rebajamos su estatura moral, lo cual nos ayuda a "sentirnos mejor" Algo así le ocurre a la gente cuando critica la religión.


La crisis religiosa actual se debe, en parte, al progreso científico que ha ayudado a que el hombre haya descubierto que se puede vivir sin Dios, como también se puede vivir sin principios, sin valores, sin moral y hasta, sin dignidad. El asunto está en saber hacia dónde conduce este camino; hasta cuándo puede sobrevivir la sociedad sin fe y sin valores, y, cuál es el precio que debe pagar en forma de frustración y violencia, como consecuencia de esta concepción materialista de la vida. 

Las crisis no duran eternamente, son cíclicas. La crisis, por ley de subsistencia, obligan a reflexionar. Al final producen una renovación. Cada cierto tiempo se producen crisis políticas, económicas, sociales, emocionales, morales y religiosas que obligan a rectificar; de modo que, no hay por qué rasgarse las vestiduras.

 

Hay quien piensa que las religiones desaparecerán a medida que avance la ciencia. Sin embargo, cuanto más avanza la ciencia, más grande se hace el misterio del universo y el misterio de la vida, de modo que, hasta los científicos, con independencia de su posición religiosa, afirman que el Universo revela un plan misterioso que nosotros no alcanzamos a entender.

 

El ser humano es religioso por naturaleza, por esta razón, a pesar de la crisis religiosa y de la indiferencia religiosa aparente, sólo el 8% de la población se declara atea, el 92% es creyente y reza de muchas formas.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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