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Editorial 1006

 


Crisis política

 

La Política es la ciencia que se encarga de resolver todo lo relacionado con la convivencia colectiva. Se trata de un conjunto de acciones ordenadas al buen funcionamiento de la sociedad. Esta actividad es realizada por el gobierno, cuyos miembros son elegidos "democráticamente"

 

Todo grupo (familia, ciudad, país, equipo, empresa,...) necesita de alguien que gobierne, con el fin de evitar la anarquía y el caos. Hasta entre los animales existe una política, una jerarquía.

 

En un principio se imponía la voluntad del más poderoso o del más astuto, pero, en la actualidad tienden a imponerse los gobiernos elegidos "democráticamente" sin embargo, como los que gobiernas son seres humanos con muchos defectos, con temores e intereses personales o partidistas, no actúan con con imparcialidad, lo cual genera descontento y crisis.

 

La mala gestión política suele estar acompañada de la mala gestión económica y social, lo cual incrementa el temor y el descontento y se desata la lucha por el poder, tanto a nivel interno de cada partido como entre los demás partidos.

 

En tiempo de crisis surge el temor y la incertidumbre, se incremente la competencia y las personas viven a la defensiva, tratando de imponerse a los demás o destruirlos si fuera necesario.

Surge el odio político, que no es necesariamente irracional. Es razonable odiar a personas o partidos que amenazan la propia existencia o hacen sufrir.

La gente suele odiar a lo que se opone a su salud, a sus ideas, intereses y bienestar. Entre las cosas odiadas por muchas personas están el capitalismo, el socialismo, el nazismo, el comunismo, el terrorismo y la esclavitud, porque son percibidos como enemigos del bienestar y de la paz.

 

Nuestros odios y amores son concretos y puntuales. Amamos a aquellos que sintoniza con nuestra forma de pensar y rechazamos y odiamos a quienes se oponen a nuestra forma de pensar, debido a que lo sentimos como una crítica a nuestra persona y como una amenaza.
Esta actitud la aplicamos en todos los aspectos de la vida, especialmente cuando se trata de política, de religión, de clases sociales, etc.

 

A lo largo de la historia las "culturas" más poderosas han sometido a las más débiles, las han explotado, y, con frecuencia, las han aniquilado. Lo mismo ocurre con los partidos políticos.

 

Cada persona se polariza de acuerdo a sus intereses y se generan fanatismos que enfrentan a unos contra otros, dando origen a odios que a veces se eternizan en el tiempo.

 

Las crisis políticas suelen ser aprovechadas por "aventureros" que saben manejar la psicología de las masas y hacerse con el poder. Una vez enquistados en el poder estimulan los odios de clases y los nacionalismos. Hoy, son muchos los países atrapados en esta dinámica perversa.

Cada día asistimos a espectáculos políticos bochornosos, relacionados con la mentira, el fraude, la corrupción, la violación de los derechos humanos, etc.


Esta ha sido, es y será la historia política de la sociedad. Quienes logran el poder por medios políticos, económicos o militares, someten a los demás, generando secuelas de frustración, odio y resentimiento.

 

En el terreno político se impone la "psicología de las masas" que conduce al fanatismo, a la intolerancia, a la pérdida de la capacidad crítica, de la lógica y del sentido común.

 

Las personas intolerantes justifican su actitud y sus acciones, porque necesitan protegerse a sí mismas, a su familia y a su país de lo que perciben como una amenaza, y acostumbran a negar hasta los hechos más objetivos.

Las personas intolerantes son fanáticas y no atienden a razones, porque viven encerradas en su castillo mental, ajenas a la realidad. De aquí la importancia de aprender a manejar el diálogo y la diplomacia para evitar herir los sentimientos de los demás.

 

Es importante convencer por medio del razonamiento y de la verdad, pero es más importante persuadir a través del respeto y del afecto.

 

Suele decirse que la soberanía de un país reside en el pueblo, el cual decide su futuro a través de del voto; sin embargo, la mayoría de las personas carece de capacidad crítica y se deja manipular emocionalmente por políticos hábiles, que utilizan ideologías que tienen poco que ver con las verdaderas necesidades de las personas, pero son de gran efecto, porque tienen el poder de exaltar los fanatismos.

De esta forma se polariza la sociedad y surgen los fanatismos, racismos, nacionalismos y populismos, convertidos en fuentes de conflicto.

Si las personas estuvieran unidas en torno a un proyecto de país, en vez de a proyectos personalistas o partidistas, existirían menos crisis políticas y sociales

Si hubiera más honestidad, menos corrupción, más justicia, más producción y más educación, existirían menos crisis políticas.

 

Por causas de las crisis políticas, todo el mundo vive enfrentado, y, así como una familia dividida va a la ruina, una sociedad dividida camina hacia la ruina.

 

No podemos cambiar las cosas a ultranza, ni lograr que los demás piensen como nosotros y comulguen con nuestra ideología, solo podemos ser una luz que ilumine el camino hacia la libertad.

La Historia y la política tienen sus leyes y suceden las cosas porque están dadas las premisas que desencadenan los acontecimientos; de modo que, si quieres influir en los cambios políticos ve a la raíz de los problemas e invierte tu energía en mejorar aquellos aspectos que pueden generar los cambios. Y, como siempre se imponen los más hábiles, los más capaces y los más poderosos, la clave está en capacitarse para estar por encima de los demás. Sin embargo, esto no es suficiente en política, es necesario saber conectar con la sociedad, quien, al final pone y quita gobiernos.

 

En la realidad actual, lo único que podemos hacer es tener en cuenta lo que nos une y aprender a convivir con respeto y consideración a pesar de las diferencias y entender que las crisis políticas seguirán de forma, más o menos intensa, hasta el final de los tiempos, debido a que la Ley de Polaridad o Ley de los Contrarios rige todo en la vida. La clave está en armonizar lo más posible los contrarios.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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