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Editorial 962

 


Por qué ayudar a los demás

El bien que haces a los demás te lo haces a ti mismo y el mal que haces a los demás te lo haces a ti mismo.

 

El bien y el mal no existen como realidades independientes. El bien y el mal son realidades encarnadas en cada ser humano, creadas por cada ser humano a través de sus acciones. Por esta razón, el bien y el mal sólo existen donde hay seres humanos. 

 

Las acciones no son buenas o malas porque así lo determinan Dios o la Religión. Son buenas o malas por su propia naturaleza. Las acciones que generan salud, conocimiento, progreso, paz,  evolución, etc. son buenas; mientras que, las acciones que generan enfermedad, subdesarrollo, fracaso, frustración, deterioro moral, violencia, etc. son malas per se, es decir, por su naturaleza.  

 

Por qué ayudar a los demás

 

En el interior de cada ser humano luchan dos fuerzas. Una fuerza que nos impulsa a la superación, a la búsqueda de la verdad, del bien y de la felicidad. Esta fuerza  es producto de la evolución  de inteligencia y de  conciencia, alcanzada por la humanidad durante más de cuatro millones de años. 

 

Frente a esta fuerza de evolución están los instintos. Los instintos son tendencias naturales adaptativas, transmitidas genéticamente; su función es ayudarnos a   sobrevivir como individuos y como especie. Los instintos están relacionados con las necesidades más elementales.

Los instintos en sí son buenos, pues son fuerzas poderosas que impulsan a la acción. El problema radica en que los instintos son ciegos, carecen de moral y tienden a expresarse de forma violenta, por lo cual, necesitamos controlarlos constantemente por medio de principios, normas y disciplina. De aquí la importancia de cultivar principios y valores. Cuando se debilitan los principios se liberan los instintos y se impone la ley de la selva.

 

Al ayudar a los demás se activa la parte positiva de la persona. Es la mejor forma de crecer, de controlar los instintos y el egoísmo y desarrollar la generosidad y todas esas cualidades que hacen a las personas  superiores y más felices.

 

Existen millones de personas entregadas a ayudar a  los demás, sin ningún interés y sin ninguna retribución material. Su único beneficio es el placer de ayudar a los demás. 


En nuestra sociedad egoísta y pragmática, resulta difícil de entender el hecho de que  ayudar a los demás de forma desinteresada sea fuente de inmensa satisfacción, pero así es.


Todas las personas que participan en misiones de ONGs afiman que la experiencia de ayudar a otras personas les ha cambiado la vida. Se han dado cuenta del valor real de las cosas por las que vale la pena vivir y luchar.

 

Cómo ayudar a los demás

 

Al hablar de personas necesitadas, nos vienen a la mente imágenes de pobreza de los países  del tercer mundo; sin embargo, nos sorprende ver en los reportajes la expresión sonriente y feliz de sus habitantes. Tal vez debamos cambiar nuestros criterios sobre la pobreza y pensar en los países que tienen de todo, pero las personas viven insatisfechas y  estresadas.

 

De modo que, si quieres ayudar a las personas, puedes principiar por tu entorno, comenzando por ti mismo, teniendo en cuenta que, más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro.

 

1. Vive de forma consciente y aprovecha el tiempo que te da la vida para aprender, para crecer como persona, para amar, para ayudar a los demás, para disfrutar de tantas cosas maravillosas que me regala la vida y para convertir tus sueños en realidad.

2. Sé un estímulo por medio de tu ejemplo y de tu actitud digna, humilde y generosa, para que los demás se esfuercen por ser mejores personas, de modo que entre todos cambiemos el mundo por dentro, para que, de esta forma, reine la paz y la armonía.

 

3. Lleva un regalo a cualquier lugar a donde vayas y para cualquier persona con quien te encuentres. Este regalo puede ser un elogio, una oración o un saludo. Es una forma de dar algo a todas las personas con las que te encuentras. Con tu actitud pondrás en circulación la alegría y la prosperidad, en tu vida y en la vida de los demás. El mejor regalo que puedes hacer a todos es vibrar en positivo y desearles bien y felicidad.

4. Reparte cariño, afecto, respeto y amor. Cada vez que te encuentres con alguien, deséale  en silencio felicidad, alegría y bienestar. Di con todo tu amor: "Te deseo que seas feliz"

 

Como puedes ver,  no necesitas ir a un país lejano para ayudar a las personas y comenzar a cambiar el mundo.


Al observar el caos en que vive la humanidad (guerras, pobreza, corrupción,...) da la sensación de que todo va hacia peor, pero no es así; las leyes de evolución que han ayudado a la humanidad a sobrevivir durante cuatro millones de años, impulsan la evolución y la historia.

Junto al caos social también existe una fuerza que genera equilibrio y armonía, es la fuerza de millones de personas buenas que luchan por ser mejores personas y que ayudan a los demás de forma discreta y desinteresada. Son muchos los millones de personas que vibran en positivo, que rezan por la paz del mundo e irradian su riqueza interior sobre la humanidad.

 

"Dormí y soñé que la vida era alegría.
Desperté y vi que la vida era servicio.
Serví y descubrí que en el servicio se encuentra la alegría"
Rabindranath Tagore, poeta indú, premio Nóbel de Literatura 1913

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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