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Editorial 954

 


Crea las condiciones para lograr el Éxito


Todo en la naturaleza se rige por la ley de Causa – Efecto. Ley de Causalidad.

Nada ocurre por casualidad.

 

Toda acción humana está precedida de una intención. La intención puede ser consciente o inconsciente.
La mayoría de nuestras conductas son inconscientes y obedecen a necesidades de supervivencia, pero, debido a la educación que hemos recibido, hemos aprendido a planificar y controlar conscientemente nuestras conductas superiores.

 

Cada persona es a la vez causa y efecto de sí misma. Causa de su propio desarrollo, y su desarrollo es a la vez efecto de sus acciones.

 

La humanidad es también causa de su propia historia. Cada país, cada familia y cada persona son causa de sí mismos y producto de sus propias decisiones.

 

Existen muchas personas adultas que no desarrollaron hábitos adecuados en la infancia ni en la juventud y después lo pagan muy caro, debido a que nuestras conductas dependen de hábitos adquiridos; de aquí la importancia de crear las condiciones mentales adecuadas (conocimientos, experiencia, autoestima, etc.) que nos garanticen el éxito y la felicidad.

La preparación tiene que ser integral, porque no se trata de triunfar en algo, se trata de triunfar en la vida. Observa a las personas que triunfan en la vida. 
¿Cómo son? ¿Cómo piensan? ¿Cómo hablan? ¿Cómo actúan? 

Cada uno es causa de sí mismo 

 

La humanidad evoluciona a través de un devenir constante. En este devenir todo es resultado de un proceso formado por una sucesión incontable de causas (ideas, sentimientos, decisiones…)  de modo que, no existen causas aisladas; todas las causas forman parte de un entramado (vida, historia, evolución) Esto significa que todos somos causa de todo, pero comenzamos por ser causa de nosotros mismos a través de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.

 

Al nacer somos causa incipiente de nuestro desarrollo, pero, a medida que adquirimos conocimiento y experiencia, nos vamos convirtiendo en causa, cada vez más eficiente, capaz de producir efectos superiores, los cuales nos nutren con más experiencia y autoestima.
Este proceso continúa durante toda la vida y cada uno es lo que hace de sí mismo.


El crecimiento biológico tiene un ciclo determinado por la genética, pero el desarrollo humano depende de las decisiones personales, por lo cual, cada persona puede llegar hasta donde decide llegar.
Como todos tenemos un cerebro muy evolucionado desde el punto de vista genético, debido a cuatro millones de años de evolución, podemos lograr casi todo lo que nos propongamos, solo es cuestión de programarnos correctamente y de ser consecuentes.

En la vida, nada importante se resuelve "ya"; sino después de cumplir con los pasos necesarios. Todo, absolutamente todo, es el resultado de un proceso. Las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir; cuando las causas son realmente eficientes; por tanto, no se trata de correr; se trata de saber hacia dónde vas, por qué vas en esa dirección y si estás capacitado para ser causa eficiente y lograr el objetivo; porque, de nada sirve hacer la diligencia  si no se traduce en un resultado positivo.

Esta consideración nos lleva a comprender que, de poco sirve afanarse en hacer muchas cosas, si antes no hemos creado las condiciones de (saber, experiencia, autoestima, motivación, disciplina, etc.) que garanticen el éxito. Si quieres que las cosas cambien, antes debes cambiar tú. Por eso es tan importante invertir tiempo y dinero en capacitación y desarrollo personal.

…

 

En esta vida todas las causas positivas son importantes por pequeñas que sean. El último albañil de una construcción es importante, pero, diez mil simples albañiles jamás podrán construir obras de envergadura porque su nivel de desarrollo sólo les permite ser causa del trabajo elemental que realizan.

A medida que la humanidad evoluciona necesita ser causa más eficiente, pero nadie puede ser causa más eficiente si no adquiere niveles superiores de desarrollo. Una persona adquiere niveles superiores cuando crece en inteligencia, en conciencia, en autoestima, en motivación, en creatividad y en todas esas cualidades humanas que caracterizan a las personas desarrolladas y exitosas. Si la sociedad fuera verdaderamente inteligente invertíría sus mejores energías en educación, en desarrollo de la inteligencia y de la conciencia.

 

La Ley de Causa y Efecto es la misma Ley  de Acción y Reacción. Lo cual significa que todo
ser, al actuar como agente causal, produce una modificación en sí mismo y en el medio que le rodea, el cual reacciona de alguna forma y produce los efectos correspondientes.


En el plano intelectual, social y moral se cumple esta ley con exactitud.
Lo que se llama suerte o desgracia, no es más que una  reacción a la acción de uno, por lo que, a nadie debemos culpar de nuestras desdichas. Hay muchas cosas, buenas y malas, que nos pueden ocurrir en un momento dado, pero son la consecuencia de acciones u omisiones que pertenecen a tiempos pasados.

Las personas son como son y actúan como actúan; son simples actores, y, conociendo cómo son las personas, sabemos a qué atenernos y es responsabilidad nuestra estar prevenidos  para que nadie nos cause daño.


Lo expuesto es un llamado a la honestidad y a la responsabilidad, porque, en definitiva, cada persona depende de la calidad de lo que hace.

 

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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