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Editorial 947

 

El juego de la vida
Cómo ganar el juego de la vida

El universo es un derroche de energía a nivel cósmico, a nivel biológico y a nivel mental. Es conveniente que leas sobre el Big Bang, sobre la cantidad de galaxias que existen, su magnitud, distancias, etc. para que quedes fascinado y despiertes de una vez a la grandiosidad del mundo y de la vida, y comiences a vivir de forma más inteligente, intensa, libre y feliz, y aproveches el escaso tiempo que te concede la vida para convertir tus sueños en realidad.

 

La vida humana es un derroche de energía física y mental en una competencia sin fin y sin descanso, pero nos vamos a centrar en la competencia que realmente nos interesa, porque en ella nos va el éxito o el fracaso.

 

Se trata de un juego entre dos, entre Yo y mi otro Yo.
Un juego entre Yo y mi Ã¡lter Ego, del latín: alter ego, "el otro Yo"

 

En realidad todos tenemos un conflicto interno entre el Yo consciente y el Yo subconsciente- inconsciente. Entre el Yo real y el Yo ideal. Entre lo que realmente somos y lo que deseamos ser, entre el deber y el placer.  Se trata de un conflicto entre (instintos y  principios, valores, etc.) cuyo desenlace determinará nuestro destino.


Tenemos la experiencia de vivir en nuestro cuerpo humano, pero desconocemos a ese ser interno que lo habita. Cada uno supone que es él mismo quién vive en ese cuerpo, pero es muy poco lo que sabemos de nuestro propio Yo.

 

Como no conocemos nuestro interior, tendemos a creer que nuestra verdadera vida es lo que experimentamos conscientemente, pero no, el mundo externo es sólo el escenario en el que transcurren los hechos. Este escenario es el mismo para todos, pero nuestra verdadera vida discurre dentro de nosotros, en nuestro Yo interno, por eso, donde quiera que vayas siempre estarás en el mismo lugar, porque tu verdadero lugar eres tú mismo.

 

El éxito, la libertad y la felicidad no existen en ninguna parte del mundo, sólo existen en el corazón de quienes saben producirlos, por esta razón, en un mismo lugar y en las mismas circunstancias, hay personas que triunfan y son felices y otras que fracasan y son infelices.

 

En nuestra mente hay fuerzas positivas (ideas, sentimientos, valores...) y fuerzas negativas (temores, egoísmo, envidia,...) que luchan entre sí por tomar el control de nuestra vida. Si dominan las fuerzas positivas nos irá bien, de lo contrario, estaremos condenados al fracaso y a la frustración. Lo importante es que, si aprendemos a conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades, podemos alimentar las fuerzas positivas y controlar las fuerzas negativas.

 

Desgraciadamente existen muchas trampas, engaños, tentaciones e ignorancia, que nos alejan del camino de la verdad y del bien. De aquí la importancia de tener un conocimiento de sí, para activar la parte buena de la mente y controlar la parte oscura.

 

La ignorancia de nuestro mundo interior hace que no dedicamos tiempo a analizar y comprender nuestro mundo psicológico que se encuentra en constante confusión y conflicto y que nos dediquemos al aspecto externos de la vida, al logro de riqueza, propiedades, títulos, fama y poder, mientras en nuestro interior podemos sentirnos pobres y vacíos y ser personas frágiles, incapaces y vulnerables.

 

Si nos diéramos cuenta de que nuestra vida, en el fondo, es una farsa, que vivimos como zombies (cuerpos sin alma) comprenderíamos lo importante que es: despertar, tomar conciencia de nuestra realidad interna y vivir en una dimensión superior.

 

Estamos acostumbramos a vivir como robots, reincidiendo siempre en los mismos hábitos psicológicos que nos amargan la vida y que nos hacen cometer una y otra vez los mismos errores. Necesitamos reflexionar, conocernos, elevar el nivel de conciencia y actuar de forma asertiva.

 

Cada quién vive su propia película desde que se levanta hasta que se acuesta, lo cual le impide apreciar la realidad tal como es, porque todo lo interpretamos de acuerdo a los prejuicios que hemos acumulado a lo largo de los años. Lo cierto es que la mayoría de las personas no son felices y viven con una sensación de fracaso y de angustia. Algo anda mal.

 

Conscientes de que el principio que rige la vida es la Ley de Acción y Reacción, tenemos que comenzar por ser honestos; podemos engañar al mundo entero e inclusive podemos engañarnos a nosotros mismos, pero no podemos engañar a la vida; por tanto, necesitamos aclarar la mente porque la ignorancia se paga cara, y, finalmente, esforzarnos, pues las cosas se logran a pulso.

 

En la vida eres lo que has hecho de ti y sólo te pertenece lo que has logrado con tu propio esfuerzo. Lo cual  nos indica que cada persona tiene que hacerse responsable de sí misma desde la niñez, pues, de lo contrario, quedarán áreas sin desarrollar, las cuales constituyen debilidades que tarde o temprano se pagan muy caro.

 

A medida que las personas se hacen mayores tienen tiempo para reflexionar y adquieren mayor conocimiento de sí y una visión más sabia de la vida. Aprenden a valorar más la salud, la amistad y la familia. Son más comprensivas, tolerantes y pacientes, y también más espirituales. Este dato es una invitación y también un alerta, para que los jóvenes y no tan jóvenes, aprendan a conocerse y a ser sabios y a ganar el juego de la vida desde ahora, no cuando hayan pasado los años y hayan perdido muchas oportunidades de ponerse a valer.

 

El conocimiento de sí es un proceso largo, pero la recompensa es grande, pues, a partir del concomiendo de ti mismo puedes llegar a ser sabio y conocer la verdad de las cosas y el camino del bien, y puedes tener control sobre tus ideas, sobre tus emociones y sobre tus decisiones.


Si la ignorancia es el peor de todos los males, el conocimiento de sí mismo es el mejor de todos los bienes; pues, sólo a través de este conocimiento podemos ganar el juego de la vida en todos los escenarios.

 

El juego de la vida se gana en la mente y en el corazón de cada persona. Quién controla su vida, controla el mundo; de aquí la importancia de desarrollar la inteligencia, la conciencia y la autoestima.

 

Juego de agedrez

 

Lee de forma lenta y reflexiva la siguiente poesía de Groucho Marx

 

                             I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas.
El tablero los demora hasta el alba
en su severo ámbito
en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

                            II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
de otro tablero de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

El secreto de la vida es la honestidad
y el juego limpio,
si puedes simular eso, lo has conseguido.

Groucho Marx

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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