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Editorial 927

 


Control de las personas a través del pensamiento

 

Según el Prof. Steven Hassan, miembro de la secta de los moonies por mucho tiempo, el control del pensamiento, es un componente de importancia en el control mental, incluye un adoctrinamiento tan profundo de los miembros que éstos interiorizan la doctrina del grupo, incorporan un nuevo sistema de lenguaje, y utilizan técnicas de interrupción del pensamiento para mantener la mente centrada en los objetivos establecidos. A fin de ser un buen miembro, la persona debe aprender a manipular sus propios procesos de pensamiento.


Por lo general, la doctrina, que es absolutista, lo divide todo en blanco contra negro, nosotros contra ellos. Todo lo que es bueno está representado por el líder y el grupo. Todo lo que es malo se halla en el exterior.

 

En las sectas, la ideología interiorizada se convierte en la única verdad, en el único mapa de la realidad. La doctrina no sólo sirve para filtrar la información sino también para regular cómo se debe pensar sobre esta información.

 

Una gran parte de las sectas afirman que sus doctrinas están científicamente probadas. La doctrina se proclama capaz de responder a todas las cuestiones planteadas por cualquier problema o situación. El adepto no necesita pensar por su cuenta porque la doctrina piensa por él.


Es habitual que una secta destructiva cuente con su propio lenguaje simplificado de palabras y expresiones. Dado que el lenguaje suministra los símbolos que utilizamos para pensar, el hecho de controlar ciertas palabras ayuda a controlar el pensamiento. Muchos grupos sintetizan situaciones complejas, las etiquetan, y después las convierten en frases hechas de la secta. Estas etiquetas, que son la expresión verbal del lenguaje simplificado, gobiernan la manera de pensar en cualquier situación.


En los Moonies, por ejemplo, siempre que uno tenía dificultades para relacionarse con alguien que estuviera por encima o por debajo en la jerarquía de la secta, se decía que era un problema Cain-Abel. No importaba quién estuviera involucrado o de qué problema se tratara, era simplemente un problema Cain-Abel.

 

El término en sí mismo dictaba cómo debía resolverse el problema. Caín tenía que obedecer a Abel y seguirle, en vez de asesinarle como estaba escrito en el Antiguo Testamento. Caso cerrado. Pensar de otra manera habría sido obedecer el deseo de Satanás de que el malvado Caín prevaleciera sobre el honrado Abel. Un pensamiento crítico acerca de un mal paso del líder no podía atravesar este bloqueo en la mente de un buen adepto, de modo que cualquier falta grave de un líder queda justificada.


Las frases hechas de la secta, o lenguaje simplificado, también levantan una pared invisible entre los creyentes y las demás personas. El lenguaje ayuda a que los miembros se sientan especiales y distintos de las personas comunes. También sirve para confundir a los recién llegados, los cuales querrán entender de qué están hablando los miembros; de esta forma, se sentirán estimulados a esforzarse más en el estudio para poder comprender la verdad. En realidad, al incorporar el lenguaje simplificado, lo que aprenden es a no pensar. Aprenden que comprender significa creer.


Otro punto clave del control del pensamiento se basa en entrenar a los miembros para que bloqueen cualquier información que sea crítica con el grupo. Los mecanismos de defensa típicos son orientados para que defiendan la nueva identidad que le ha proporcionado la secta contra la antigua identidad original.


La primera línea de defensa incluye:
La negación "Lo que usted dice no ocurre en absoluto"
La racionalización "Esto ocurre porque hay una razón importante para que así sea"

La justificación "Esto sucede porque tenía que ser así"
El deseo "Me gustaría que fuese verdad y es posible que sea verdad"

 

Si la información transmitida a un miembro de la secta es interpretada como un ataque al líder, a la doctrina o al grupo, se levanta un muro de hostilidad. Los miembros están entrenados para no aceptar ninguna crítica. Se les ha explicado con anterioridad que las críticas son "las mentiras que pone Satanás en la mente de las personas", o que son "las mentiras que la conspiración mundial imprime en lo periódicos para desacreditarnos, porque saben que estamos por encima de ellos". Aunque resulte paradójico, las críticas al grupo o al líder, lejos de generar duda entre los miembros, sirven para confirmar su fe en todo lo referente a la secta, debido a que tienen bloqueada su capacidad crítica y sólo pueden reaccionan de forma defensiva.

Tal vez el método que más se emplea y que resulta más efectivo para controlar los pensamientos de los miembros, es el de los rituales de interrupción del pensamiento. Se enseña a los miembros a que interrumpan el pensamiento por sí mismos. Les dicen que les ayudará a desarrollarse o a ser más eficaces. Cuando el miembro de una secta empieza a tener un "mal pensamiento" (una duda sobre la secta...) utiliza la interrupción del pensamiento para ahogar toda posibilidad de que surja la capacidad crítica.


Los diferentes grupos emplean técnicas distintas para interrumpir el pensamiento: Concentrarse en la oración, meditar, etc. Estas acciones se convierten en algo mecánico porque el individuo está programado para activarlas al primer síntoma de duda, ansiedad o incertidumbre. En cuestión de semanas, la técnica se vuelve innata, se hace automática. De hecho, el individuo a veces ni siquiera se da cuenta de que ha tenido un mal pensamiento. Sólo advierte que de pronto se ha puesto a cantar o ritualizar. Mediante la utilización de la interrupción del pensamiento, los miembros piensan que se están desarrollando cuando en realidad sólo se están convirtiendo a sí mismos en adictos.


Después de abandonar una secta que emplea exhaustivamente las técnicas de interrupción del pensamiento, la persona atraviesa un difícil proceso de readaptación antes de poder superar el hábito.


La interrupción del pensamiento es la forma más directa para aislar al individuo de la realidad y sumirlo en el mundo cerrado de la secta. Además si alguien es capaz de pensar sólo cosas positivas sobre su participación en el grupo, resulta evidente que está enganchado. Puesto que la doctrina es perfecta y el líder también lo es, cualquier problema que surja es asumido como una falta del miembro individual, que aprende a culparse a si mismo y a trabajar con mas ahínco.


El control mental puede bloquear efectivamente cualquier sentimiento que no se corresponda con la doctrina del grupo. También sirve para mantener al miembro de la secta trabajando como un esclavo obediente. En todo caso, cuando los pensamientos son controlados, el comportamiento y los sentimientos también están controlados.

 

Esta misma estrategia se aplica, de alguna forma, en todas las estructuras sociales de tipo autoritario.

 

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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