Editoriales

Editorial 925

 


Control de las personas a través del miedo y de la culpa

 

El miedo y la culpa son las herramientas más utilizadas para mantener a la gente bajo control. La culpa es, con toda probabilidad, el arma emocional más sencilla y eficaz que existe para conseguir la sumisión. Además nuestra mente está cargada de infinidad de grabaciones de miedo y culpa, grabadas en la infancia a través de una educación represiva. Estudios realizados en Estados Unidos indican que de 10 mensajes que envían los padres a sus hijos, nueve son represivos de alguna forma; de modo que la mente de los individuos está abonada para funcionar por el temor y la culpa.

 

La mente humana está abonada para que echen raíces el miedo y la culpa, debido a infinidad de programaciones negativas recibidfas en la infancia.


El miedo se utiliza para aprisionar a los miembros del grupo de dos maneras. La primera es la creación de un enemigo exterior que te persigue: el FBI te meterá en la cárcel o te matará, Satanás te llevará al infierno, los psiquiatras te aplicarán electroshocks, miembros armados de las sectas rivales te torturarán.


La segunda es el terror a ser descubierto y castigado por los líderes. El miedo a lo que podría sucederte si no haces bien tu trabajo puede ser muy eficaz.


Para poder controlar a alguien a través de sus emociones, a menudo hay que redefinir sus sentimientos. En algunos grupos, la felicidad estriba en seguir las órdenes del líder, en reclutar el máximo número de individuos o en donar una buena cantidad de dinero. La felicidad se define como el sentido de comunidad que brinda la secta a todos aquellos que disfrutan de una buena posición. Entonces el objetivo es hacer todo lo que sea necesario para alcanzar una buena posición y ser feliz. es una forma de extorsión y de explotación


La lealtad y la devoción son las emociones más respetadas. Los miembros no están autorizados a sentir o expresar emociones negativas, excepto hacia los foráneos. Se les enseña que nunca han de experimentar sentimientos hacia su propia persona o sus propias necesidades, sino que deben pensar siempre en el grupo, sin quejarse jamás. No podrán nunca criticar al líder, pero en cambio deberán criticarse a sí mismos.


Muchas sectas ejercen un control total sobre las relaciones interpersonales. Los líderes pueden decir y dicen a los adeptos que deben evitar a ciertos miembros o que deben pasar más tiempo con otros. Algunos llegan incluso a recomendar a los miembros con quién han de casarse, y controlan toda su relación, incluyendo su vida sexual. Hay sectas en las que se pide a los seguidores que nieguen o supriman sus sentimientos sexuales, lo cual se convierte en una fuente de frustración contenida que puede ser canalizada hacia otras salidas, como por ejemplo trabajar con más ahínco. Pero otros grupos, en cambio, exigen la sexualidad, y al miembro que se contiene le hacen sentir egoísta. De una manera u otra, el grupo ejerce el control emocional.


A menudo, se mantiene a los individuos en constante desequilibrio. En un momento dado se les alaba, y al siguiente son insultados. Este mal uso de las técnicas de modificación del comportamiento a través de la recompensa y del castigo, crea una sensación de dependencia e indefensión. En algunas sectas, un día puedes estar haciendo relaciones públicas vestido con traje y corbata ante las cámaras de televisión y al día siguiente estar en otra provincia relegado a hacer trabajos manuales como castigo por algún pecado imaginario.


La confesión de antiguos pecados o de actitudes equivocadas es también un recurso poderoso para lograr el control emocional. Lo cierto es que una vez confesado públicamente, en contadas ocasiones se perdona o se olvida de verdad el antiguo pecado. En el instante en que uno se aparte de la fila, se sacará de nuevo a la luz y se utilizará para manipular al adepto y conseguir su obediencia. Cualquiera que se encuentre en una sesión confesional de una secta debe recordar esta advertencia: cualquier cosa que diga es susceptible de ser y será utilizada en su contra. Este ardid puede llegar incluso al chantaje.


La técnica más efectiva para el control emocional es la implantación de fobias. Con ellas se consigue que los individuos experimenten una reacción de pánico al pensar en marcharse. Les dicen que si se marchan se encontrarán perdidos e indefensos en medio de los más terribles horrores; se volverán locos, les asesinarán, se convertirán en drogadictos o se suicidarán. Ejemplos de casos semejantes se narran continuamente tanto en las conferencias como a media voz en los corrillos informales. Es casi imposible que un miembro adoctrinado de una secta llegue a sentir que encontrará alguna seguridad fuera del grupo.

Cuando los líderes de las sectas declaran en público: Los miembros son libres de marcharse cuando les parezca: la puerta está abierta, dan la impresión de que los miembros son libres de escoger y que sencillamente prefieren quedarse. Sin embargo, se les ha adoctrinado para tener terror y fobia al mundo exterior. Las fobias inducidas eliminan la posibilidad psicológica de que un individuo decida abandonar el grupo. Si las emociones de una persona caen bajo el control de un grupo, acto seguido lo harán sus pensamientos y su comportamiento.

 

 

 

Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus