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Editorial 912

 


El lado positivo del fracaso

 

Edison había construido un laboratorio mundialmente famoso. Constaba de 15 edificios. Desde esta base de operaciones, él y su personal concebían inventos, desarrollaban prototipos, elaboraban productos y los enviaban a los consumidores. Llegó a ser un modelo de investigación y fabricación moderna.


Un día las llamas arrasaron con todo. Edison tenía 67 años.
Al día siguiente, mientras contemplaba cómo el fuego había reducido a ceniza la obra de toda su vida, le dijo a su hijo que lo acompañaba.
_ "Hijo, el fuego ha eliminado nuestros errores. Ahora podemos comenzar de nuevo"
A las dos semanas inventó el gramófono.

 

Los errores y los fracasos nos obligan a replantearnos la vida y las acciones. Nos obligan a pensar, a buscar otras alternativas. Hay que recordar que la experiencia escolar de Edison fue un fracaso rotundo. Lo sacaron de la escuela por inepto, pero su madre que era maestra, confió en él y le ayudó a superarse. Edison inventó la luz y otros cientos de inventos.
El fracaso pudo hundirle en el abismo pero triunfó su voluntad.


Existen millones de personas discapacitadas, mutiladas físicamente, las cuales han logrado cosas increíbles.

La ley es: "Renovarse o morir" La renovación ideal es la que logramos a través de la capacitación, de la experiencia positiva y del éxito, porque, además de no perder tiempo ni energía en subsanar errores, la experiencia de éxito es un gran estímulo para seguir adelante. De aquí la importancia de capacitarse constantemente, de planificar, de ser responsable y de perseverar en la acción

 

No es lo mismo vivir con angustia e incertidumbre que vivir con éxito y seguridad. Sin embargo, debemos estar conscientes de que la incertidumbre y los fracasos son compañeros de camino, por tanto, necesitamos hacer amistad con ellos y aprender de su lado positivo.

 

La Ley de Polaridad o Ley de Los Contrarios nos ayuda a entender que la vida y la gente son como son, que cada elemento es único e irrepetible, que todos somos distintos, que cada persona piensa de una forma, que cada quién tienen su lado bueno y su lado malo; que el éxito y el fracaso son condiciones naturales e inevitables de la vida, el asunto está en aprender de ambos.

 

Si sólo existiera lo uniforme, entonces no tendríamos este mundo diverso y maravilloso, sería un mundo de clones, monótono y aburrido. Todo el mundo sería igual, pensaría igual y actuaría de la misma forma, pero gracias a Gracias a Dios, la naturaleza es un derroche de creatividad que se reparte a manos llenas entre todos los seres que pueblan el universo.

 

La desigualdad es el origen del movimiento y de la acción. La diferencia de temperatura hace que la presión atmosférica sea diferente en distintas partes de la atmósfera y que el aire se desplace desde las zonas de alta presión hacia las zonas de baja presión, dando origen a distintos fenómenos climáticos. De forma similar las corrientes marinas se desplazan desde las zonas frías hacia las zonas calientes, transportando nutrientes, dando origen a las nubes, a las lluvias y a otros muchos fenómenos climáticos necesarios para la existencia y evolución de la vida vegetal, animal y humana. La desigualdad se aplica en todos los aspectos de la vida. 

Si no hubiera diferencias de ideas y de intereses, todos pensaríamos lo mismo, no habría movimiento intelectual, ni competencia, ni creatividad, ni progreso.

 

Cuando vemos a alguien que triunfa en el deporte, en la ciencia, en el arte o en cualquier otro aspecto de la vida, enseguida pensamos que se trata de gente privilegiada. Hacen las cosas con tanta facilidad que pensamos que son seres superdotados, que nacieron con habilidades especiales, pero no es así. Existen casos excepcionales, pero la inmensa mayoría triunfa porque un día decidieron triunfar, y, a partir de ese momento su mente se enfocó en la dirección correcta e invirtieron el tiempo, la energía y la vida entera en un proyecto, convertido en un reto ineludible.

 

Todo éxito importante tiene un precio. El que quiere escalar el Everest, necesita entrenarse de forma constante e intensa. Necesita disciplina, entrega absoluta y perseverancia, lo cual supone renunciar a muchas comodidades y placeres de la vida. Las personas mediocres jamás podrán entender a los escaladores que "sacrifican" su vida por el sólo placer de conquistar la cumbre. En cambio, los escaladores, no ven su actividad como un sacrificio sino como un placer. Es cuestión de mentalidad.

 

Los problemas y fracasos son situaciones que se presentan en la vida a nivel económico, afectivo, laboral, moral y espiritual. Son inevitables, son parte natural de la dinámica de la vida. Los problemas nos obliga a actuar y son una forma de aprender y de evolucionar; enseñan a ser prudente y humilde; por tanto, el asunto no son los problemas ni los fracasos en sí, sino la actitud que tomamos ante ellos y la forma en que los manejamos. 

 

Las personas inteligentes saben prever y actuar a tiempo. De este modo, en vez de gastar su energía y su tiempo en resolver problemas o en rectificar, los invierten en proyectos, lo cual les permite progresar y triunfar.

 

Cada persona es causa de sus éxitos y de sus fracasos por encima de lo que pueda ocurrir en la sociedad. Y, puesto que, de todas formas, debemos recorrer el camino de la vida, vale la pena hacerlo a paso de vencedores.

 

La fiebre y el dolor son síntomas que advierten de que existe algo que no funciona bien a nivel biológico y es necesario rectificar. La angustia y el estrés son síntomas de fallas a nivel cognitivo, emociona, social, etc. y los fracasos advierten de que se están haciendo mal las cosas, por tanto, el problema no son los fracasos sino las causas que los generan.

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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