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Editorial 893

 

 

No basta con tener la razón

 

No basta con tener la razón. Cada quién tiene sus razones.

 

Conocer la verdad es el primer paso para lograr el éxito. La verdad se identifica con la realidad de las cosas. Si lo que consideramos verdad no se corresponde con la realidad de las cosas, estamos hablando de apariencia o de falsedad.

 

La sociedad nos vende muchas cosas, ideas, conductas, etc. como verdades, cuando en realidad son apariencias o falsedades. Esto ocurre a nivel económico, intelectual, social, emocional, político, religioso y moral. Hasta cierto punto somos marionetas en manos de una sociedad que nos controla y manipula desde el día en que nacimos.

 

En la medida en que las personas tienen "moral y luces" están capacitadas para distinguir entre la verdad y la mentira y entre el bien y el mal, lo cual les permite protegerse de las influencias negativas de la sociedad.

 

Desgraciadamente, a pesar de la evolución genética alcanzada por la humanidad, durante más de cuatro millones de años, estamos condicionados por programaciones mentales muy pobres, que nos dificultan el acceso a la verdad y al bien, y, en consecuencia, al éxito y a la felicidad.

 

Como ya hemos indicado, el primer paso es conocer la verdad de las cosas para tener razón; sin embargo, no basta con tener la razón; muchas personas tienen la razón pero no tienen la capacidad, o la posibilidad, o la oportunidad para aplicarla en la vida real, debido que la vida es muy compleja y existen muchas fuerzas externas e internas que se interponen en el camino hacia el éxito.

 

Esta realidad debe abrirnos los ojos. Necesitamos controlar todos los aspectos importantes de nuestra vida. No podemos dejar nuestro destino en manos de nadie, porque sólo nosotros somos responsables de nuestra vida, y sólo nosotros pagamos las consecuencias de los errores que cometemos.

 

Necesitamos adquirir conocimientos verdaderos, objetivos y prácticos, sobre el funcionamiento de la inteligencia, de las emociones, de la economía y de otras muchas actividades.


Necesitamos desarrollar autoridad y personalidad para vencer toda oposición y lograr que nuestras verdades y razones se conviertan en realidad.

 

Las personas tienden por naturaleza a exigir verdad, justicia, honestidad y lógica, por lo menos, cuando se trata de aspectos que les afectan personalmente.


Las personas pueden mentir, pero no aceptan ser engañadas; pueden ser injustas, pero no aceptan injusticias; pueden ser deshonestas, pero exigen honestidad; pueden ser ilógicas, pero exigen que los demás sean lógicos. Así de contradictorias son las personas.

 

Esta actitud generalizada es un grave obstáculo para las relaciones humanas. Eso de que la verdad y la razón se imponen, es una utopía, debido a que los seres humanos siempre pueden encontrar razones para oponerse a las razones de los demás. Inclusive las personas acostumbran a sabotear sus propias razones y a buscar excusas para no asumir responsabilidades. El saboteo personal es una conducta muy frecuente, de la cual no nos damos cuenta, porque es inconsciente.

 

Es importante entender la diferencia que existe entre convencer y persuadir.


El convencimiento es racional, es producto del razonamiento, de argumentos.


Cada persona tiene un esquema mental, una filosofía de la vida, un estereotipo mental; es decir, una forma de percibir, de sentir, de pensar y de reaccionar. Las personas se aferran a su forma de ser y a sus razones porque es lo que les ha permitido sobrevivir. Por esta razón, resulta muy difícil convencer y cambiar a la gente, si antes no logramos conocer su "esquema mental" sus razones.

 

La persuasión es emocional, supone la aceptación del mensaje, debido a la fe, confianza y empatía que se establece con las personas. Lo cual sólo es posible cuando las personas funcionan en la misma onda.

 

Las relaciones humanas se rigen por la Ley de Acción y Reacción. Todo lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos, es una forma de acción o estímulo que influye de algún modo sobre los demás, quienes reaccionarán hacia nosotros de acuerdo a los estímulos que les enviamos.

 

Los seres humanos tenemos una parte racional y una parte emocional. La razón nos ayuda a conocer las cosas, pero se trata de un conocimiento abstracto, lógico y frío, carente de emoción; mientras que, la emoción nos permite sentir la vida, emocionarnos, vivir...


La emoción nos proporciona motivación y fuerza para enfrentar con éxito las presiones de la vida, para actuar con determinación y firmeza, para relacionarnos, para encontrar el sentido de la vida y para ser generosos, buenos y felices.


Las emociones son la fuerza que impulsa al desarrollo y a la evolución humana. Sin emoción, todo se paraliza. Toda acción humana se inicia con una emoción positiva o negativa y termina con una emoción positiva o negativa.

 

Podemos conquistar muchas cosas, mas, para conquistar a las personas, sólo hay un camino: Conquistar su corazón. De modo que, cuando quieras convencer a alguien, no comiences con razones, porque se pondrá a la defensiva. Comienza por ser amable, comprensivo y bondadoso, porque el camino a la inteligencia comienza en el corazón. Prueba esta receta y verás cómo sí funciona.

 

Ahora bien,

¿Cuánto vale tu corazón?,

¿Cuál es tu capacidad para amar, para comprender, perdonar y establecer lazos sólidos? y

¿Cuál es tu grado de sensibilidad humana?

 

 

 

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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