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Editorial 887

 


Respeta a las personas

 

A lo largo de la historia la vida humana ha transcurrido en torno a la familia, en torno al hogar. En las sociedades patriarcales el hombre era el cabeza de familia. Era quién poseía la autoridad y decidía las cosas. Existía gran respeto a los mayores, especialmente a los más ancianos. Pero las cosas han cambiado mucho, hoy se impone la democracia y se habla mucho de igualdad de derechos, lo cual es positivo.


El problema está en que muchas personas no entienden que la libertad y los derechos tienen su contrapartida en forma de deberes y responsabilidades, y que la libertad sin responsabilidad conduce al libertinaje, a la anarquía, al fracaso y a la frustración.

 

La especie humana ha evolucionado durante más de cuatro millones de años, pero los instintos siguen latentes, tratando de expresarse con total libertad, por lo cual, las personas deben invertir alto porcentaje de su energía mental para controlarlos.


Las personas controlan los instintos por medio de principios, valores y normas que inculcan los padres a través de la educación. Cuando hay fallas en el proceso educativo, las personas no desarrollan la conciencia moral y carecen de fortaleza para controlar los instintos. Esta circunstancia hace que las personas vivan una situación de descontrol y de conflicto consigo mismas y con la sociedad.

 

Los seres humanos somos lo que hacemos de nosotros. Nuestras ideas, sentimientos y acciones nos modelan, de forma lenta pero profunda.


Por Ley de Acción y Reacción, las ideas, sentimientos y acciones positivas producen efectos positivos y las ideas, sentimientos y acciones negativas producen efectos negativos.


Por tanto:
Cuando amamos a los demás nos amamos a nosotros mismos.

Cuando respetamos a los demás nos respetamos a nosotros mismos y cuando ayudamos a los demás nos ayudamos a nosotros mismos, porque la energía positiva que producimos para amar, respetar y ayudar, nos transforma para bien, haciendo que nos sintamos mejores personas y más felices. Es un hecho universal que cuando ayudamos a alguien nos sentimos mejor.

 

Por la misma razón, por Ley de Acción y Reacción, cuando odiamos, irrespetamos y engañamos a los demás, nos odiamos, irrespetamos y engañamos a nosotros mismos, pues, la energía negativa que producimos para odiar... nos afecta en primer lugar a nosotros, en forma de amargura, rabia y frustración.

Por tanto, el respeto y el buen trato a los demás son un deber moral y una cuestión de sentido común, porque es la única forma de crecer con salud mental y espiritual y es la única forma de vivir en paz consigo mismo y con los demás.

 

La pérdida de valores hace que muchas personas no tengan conciencia del respeto que se deben a sí mismas y a los demás, y que se dejen llevar por impulsos instintivos, lo cual da origen a distintas conductas inadecuadas (odio, envidia, crítica, engaño, corrupción, libertinaje, violencia, etc.

 

El respeto y el buen trato a los demás es señal de evolución y de salud mental, así como la falta de respeto y los malos tratos indican fracaso en el proceso educativo y frustración, lo cual genera resentimientos de odio hacia los demás. El odio hacia los demás es una forma de odio a sí mismo, porque no está satisfecho con lo que es. Las personas satisfechas y felices no odían, ni envidian, ni critican, ni irrespetan a la gente.

 

La falta de respeto, el odio, la envidia y la violencia, son reacciones desesperadas, propias de personas que se sienten frustradas en su deseo de triunfar y ser felices.


Como es lógico, debemos rechazar estas conductas y evitar entrar en conflicto con esta clase de personas, comprendiendo que son víctimas de sí mismas y que sufren mucho.

 

Como vivimos en una sociedad conflictiva, falta de respeto y muy agresiva, pareciera que la mejor forma de protegerse de la agresividad consiste en ser más agresivo que los otros, pero no es así.

 

- La agresividad es una conducta irracional y arcaica propia de personas mentalmente poco desarrolladas. La agresividad no resuelve nada y complica todo.

 

- La agresividad expresa el fracaso y frustración de las personas. Las personas agresivas demuestran que tienen problemas de personalidad; en el fondo son cobardes; lo aconsejable es alejarse de ella.

 

- Hay padres que enseñan a sus hijos a ser agresivos, en la creencia de que esta conducta les ayudará a imponerse sobre los demás. Es un grave error, porque esta actitud desata la ira de la gente quien le responderá con la misma moneda.

 

- Los padres deben enseñar a sus hijos a través del ejemplo y a través de tantas experiencias que ofrece la vida, los daños irreversibles que causa la agresividad, de modo que los hijos nunca tengan la tentación de recurrir a ella. Esta lección sirve también para los adultos.

 

- Y, ¿Cómo se puede ser educado en una sociedad agresiva y competitiva?


Nadie puede ser educado si no tiene paz en su espíritu y nadie puede tener paz en su espíritu si no cultiva los valores del desarrollo.


Las personas educadas desarrollan poderes superiores a la agresividad, por lo cual, aunque parezca contradictorio, la educación y la paz son más poderosas que la agresividad y que la guerra. Esto sólo lo entienden las personas educadas y pacíficas.

 

La sociedad avanza hacia una agresividad creciente, como consecuencia de la pérdida de valores religiosos, morales y sociales. La agresividad se expresa de muchas formas, se expresa a través de la indiferencia, del irrespeto, de la mala educación, de la irresponsabilidad, de la deshonestidad, etc.) Estas conductas van en contra de las leyes naturales; en consecuencia, van en contra de la sociedad y de las mismas personas que las producen.

 

Ahora ya sabes que todo lo que haces te marca para siempre y que, por Ley de acción y reacción, cuando amas, respetas y ayudas, te amas respetas y ayudas a ti mismo, y, cuando y cuando haces algo que perjudica a los demás, te perjudicas a ti mismo. Por eso: "Haz bien y no mires a quién"

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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