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Editorial 885

 


Cuando todo se viene abajo

 

Hay momentos aciagos en la vida cuando todo se viene abajo y la mente queda en estado de shock. No hay luz en la mente, no hay caminos, no hay soluciones, y la angustia y el pánico se apoderan de la persona.

 

Todos hemos vivido esta situación más de una vez y nos tocará vivirla más veces a lo largo de la vida, por lo que necesitamos fortalecernos internamente para saber enfrentarlas.


Así como las defensas biológicas nos protegen contra las enfermedades, de igual forma las defensas psicológicas nos protegen contra la angustia y las frustraciones y la solvencia económica nos protege contra los problemas económicos. Sin embargo, la vida es incertidumbre y en cualquier momento puede ocurrirnos una quiebra inesperada, puede ser económica, afectiva, de salud, etc. para las que no estamos preparados.

 

Conscientes de esta realidad, debemos construir una actitud mental que nos ayude a soportar los momentos de crisis y a no perder la cabeza. Para ello es importante fortalecer todos los días la autoestima y todos esos valores que incrementan la dignidad, la fe, la bondad y la fortaleza moral y espiritual, de modo que, cuando nos lleguen las crisis, pensemos en lo mucho que valemos como persona, en las grandes cosas que hemos logrado y en la capacidad que tenemos para salir adelante. Podemos fracasar estrepitosamente. Todo el mundo fracasa, pero el fracaso no es el final. Resulta doloroso pero es el principio de la renovación.

 

El fracaso nos advierte de que la vida es lucha y competencia y necesitamos prepararnos para estar a la altura de las dificultades.


Las causas del fracaso pueden ser externas, por tanto, imprevisibles; pero, sabiendo que la vida es así y que las personas son como son, debemos prever las cosas, adelantarnos al futuro y tener reservas de todo tipo.


Las causas del fracaso pueden ser personales (ignorancia, falta de experiencia,...) en cuyo caso, el fracaso es una advertencia que nos invita a reflexionar, a tomar el control de nuestra vida y a rectificar.

 

El dicho latino: "Si quieres la paz prepara la guerra" tiene plena vigencia. Significa: Vive alerta, porque el enemigo acecha. Se trata de estar prevenido contra los enemigos externos (crisis, engaño, traición,...) y contra los enemigos internos (ignorancia, pereza, indisciplina, irresponsabilidad...)

 

Cada día asistimos al derrumbe de gobiernos, de empresas, de instituciones, de familias y de personas, pero pensamos: "Esto no me va a pasar a mi" a pesar de que ya nos ha ocurrido muchas veces, pero lo hemos olvidado, porque se trata de recuerdos dolorosos que resultan desagradables.

 

La Historia es considerada como la madre de todas las ciencias, porque es la única ciencia que conoce todo lo que ha pasado la humanidad, desde sus orígenes hasta el día de hoy, conoce sus éxitos y sus fracasos. Sabe cómo se han originado las guerras y las crisis y también sus consecuencias.
La Historia contiene la experiencia de la vida; por esta razón: "Quien no conoce la historia está condenado a repetir sus errores" De modo que, es fundamental estar atentos a los signos de los tiempos y saber por dónde fue el pasado, dónde estamos y por dónde irá el futuro.

 

Cuando todo se viene abajo, se quiebran la estructura mental que daban soporte a nuestra vida. Se quiebra la fe, la autoestima y la confianza. Se adormece la inteligencia y la creatividad y no hay energía ni voluntad para nada.

 

A veces se desencadenan situaciones en las que poco o nada podemos hacer para controlarlas; es el caso de ciertas catástrofes naturales, de quiebras económicas estrepitosas, de crisis emocionales profundas, de enfermedades graves, etc. En estos casos, lo peor que podemos hacer es dejarnos llevar por el pánico. Lo aconsejable es aceptar que tenemos una situación grave, pero después de la tempestad llega la calma y cuando la noche es más oscura es porque está a punto de amanecer.

 

Debemos tener fe en que poco a poco las aguas volverán a su cauce, que la mente tiene elementos suficientes para reconstruir la estructura mental y recuperar su funcionalidad. Así como después de una enfermedad grave se necesita un tiempo de convalecencia, después de una crisis grave se necesita un tiempo para ordenar la mente.

 

Lo más grave no son las crisis que están a la orden del día sino la incapacidad para enfrentarlas y salir de ellas.

 

Cómo salir de las crisis

 

Bernhardt descubrió que el sistema nervioso podía, por medio de repeticiones constantes, establecer un patrón de conducta subconsciente, capaz de producir verdaderos milagros.

 

"En tiempo de crisis, la imaginación es más importante que la inteligencia" Einstein

 

Por tanto: 

 

1. Recuerda con frecuencia todo lo que eres y tienes; anótalo en una lista y encontrarás que eres rico y también que eres más feliz de lo que te imaginas. 

 

2. Trae a tu mente, con frecuencia, los mejores recuerdos de tu vida. 

 

3. Haz balance de los éxitos logrados.

 

4. Activa ilusiones, proyectos y esperanzas. 

 

5. No pienses en problemas, pues al pensar en ellos los alimentas; piensa sólo en soluciones. 

 

6. Alimenta constantemente la alegría de vivir, de aprender y de producir, pues, todo ello es fuente de inspiración. 

 

7. Cultiva principios y valores porque constituyen la estructura de la personalidad y son la roca firme sobre la que podrás construir un futuro seguro y feliz. 

 

8. Piensa, habla y actúa siempre en positivo. 

 

Ahora, detente, respira y piensa que el mundo no se va a acabar. 

Elabora un plan de acción concreto, por escrito, y toma decisiones valientes para enfrentar la crisis antes de que llame a tu puerta. 

 

También debemos pensar en que después de la crisis, saldremos fortalecidos y con más experiencia.

 

 

 


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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