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Editorial 862

 


Hay oportunidades que pasan y no vuelven más

 

El nacer es una oportunidad que no se volverá a repetir. Vivimos una sola vez.


La infancia es una sola, lo mismo que la juventud.


La oportunidad de estudiar y de sacar un título es una sola, y luego no hay posibilidad de regresar a la juventud para recuperar el tiempo perdido. De aquí la importancia de vivir intensamente, de aprovechar el tiempo y las oportunidades que nos ofrece la vida y de cerrar cada ciclo con una sensación de haber hecho bien las cosas.

 

La vida es movimiento, evolución. Las células tienen impresa la orden de crecer y el espíritu tiene impresa la orden de evolucionar. La vida es un tiempo muy corto que Dios nos da para convertir nuestros sueños en realidad.

 

Los niños y los jóvenes derrochan el tiempo y las oportunidades, porque sienten que les queda una eternidad por delante. Para los niños y los jóvenes los días son muy largos y dan para mucho; pero, a medida que pasan los años el tiempo se acelera, y, cuando vienes a darte cuenta estás en la recta final. De aquí la importancia de aprender a invertir el tiempo desde niños de forma útil y placentera. Es importante disfrutar cada momento y no postergar la felicidad para mañana.

 

La historia es testigo del tiempo que se va llevándose consigo todo lo que existe. Sin embargo, los seres humanos nos agarramos a la vida y a las cosas como si fuéramos a vivir eternamente.

 

Aunque el tiempo se va, llevándose todo lo que amamos, hay algo que no puede arrebatarnos, son los éxitos logrados, los recuerdos y el afecto de los seres queridos. Tampoco puede llevarse las experiencias vividas, las ilusiones y esperanzas y las buenas obras realizadas. Por lo que, debemos aprovechar todas las oportunidades que nos da la vida para aprender, crecer, amar y ayudar a las personas.

 

No podemos detener el tiempo, ni comprar tiempo, pero sí podemos dar un valor infinito al tiempo que vivimos, aprovechando todas las oportunidades que nos da la vida, para lo cual necesitamos vivir de forma consciente y responsable.

 

Para la mayoría de las personas, el objetivo de la vida es trabajar para sobrevivir, debido a su ignorancia de los valores superiores. Se trata de un camino hecho de lucha, de angustia y de incertidumbre. 


Ahora bien, si tenemos en cuenta que sólo disponemos de una vida para triunfar y ser felices y que las oportunidades no vuelven, resulta un mal negocio el trabajar únicamente para sobrevivir. 

 

A muchas personas no les queda más remedio que aceptar esta situación, pero existen otras muchas personas que, si despertaran a la realidad de la vida y se dieran cuenta de su riqueza interior, estoy seguro de que reaccionarían, se liberarían de muchas cosas inútiles y se dedicarían a construir su Yo interior, porque, al final, cada persona sólo tiene su Yo. Todo lo demás es externo a nosotros, es sólo el escenario en el que se mueve nuestra vida. De modo que, el verdadero camino de la vida no es otro que el desarrollo del propio Yo.

 

Lo más grande que le ha podido ocurrir al ser humano es nacer inteligente y libre, lo que le permite ser dueño de su destino, abrir su propio camino hacia el futuro y convertir sus sueños en realidad. Sin embargo, el panorama social se presenta poco optimista. Son demasiadas las personas que existen pero no tienen camino hacia el éxito y la felicidad. Esta situación es muy compleja y es poco lo que podemos hacer personalmente para resolverla, pero podemos tomar conciencia y ayudar a que otros tomen conciencia, y, algún día existirá una conciencia general que cambie las cosas y ayude a muchas personas a encontrar su camino en la vida. Por ahora confórmate con abrir tu camino hacia el éxito y la felicidad, es la mejor forma en que puedes ayudar a cambiar el mundo, porque, "Más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro" 


Como puedes ver, se trata de construir el camino interior que conduce a ese Yo desconocido que somos cada uno de nosotros. "No corras, ve despacio, que hacia donde tienes que ir es a ti mismo" J R Jiménez

 

Aún estás a tiempo, reflexiona y toma conciencia del gran milagro que es la vida y vive cada día con ilusión, con emoción, con intensidad. No necesitas para ello de cosas grandes, sólo necesitas tomar conciencia del valor que tiene cada cosa, hasta los más ínfimos detalles.

 

Organiza tu vida. Establece prioridades y céntrate en las cosas importantes por las que vale la pena vivir y luchar. No te llenes de necesidades ni de cosas inútiles. Sé libre.

 

Celebra la fiesta de la vida. Cada día puede ser como una fiesta, a pesar de los problemas y dificultades. Cuánto daría un ciego por ver, un paralítico por caminar,...

 

Disfruta el placer de la compañía de tus familiares y amigos y de tantas personas buenas con las que te relacionas cada día. Da amor y recibirás amor.

 

Cada día desfilan delante de nuestros ojos infinidad de oportunidades para aprender, para amar, para ayudar,... pero cada persona sólo puede percibir aquellas para las cuales está programada su mente.

 

Necesitamos abrir los ojos y tomar conciencia de los grandes bienes materiales y espirituales que nos obsequia la vida a manos llenas. Cuando abramos los ojos y ampliemos la dimensión de la conciencia, se activará nuestro cerebro y generará la energía, la motivación y la inteligencia necesarias para alcanzar el éxito y la felicidad.

 

La evolución nos permite acceder a un mundo superior que ya existe y está ahí, invisible, pero al alcance de nuestra mano. Este mundo superior nos ofrece muchas oportunidades para aprender, crecer, ser más libres y más felices; por lo cual, lo más inteligente que podemos hacer, es invertir tiempo y esfuerzo en evolucionar como personas

 

Hay oportunidades que pasan y no vuelven más

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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