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Editorial 849

 


Cuánto vale tu voz


La primera impresión es la más importante porque deja huella profunda e influye en las demás percepciones. De aquí la importancia de cultivar una imagen personal que exprese capacidad, honestidad, éxito y felicidad, pues, es a partir de esta imagen que los demás nos van a valorar y tomar en cuenta.


Tu imagen física es importante, pero es más importante tu imagen mental. Tu imagen mental es la expresión de tu autoestima, inteligencia, sentimientos, valores y convicciones. Tu imagen mental la pones de manifiesto a través de tus actitudes y de tu lenguaje.


La palabra es la expresión de toda la persona. Al hablar, expresamos, sin darnos cuenta, nuestras ideas y sentimientos; nuestras fortalezas y debilidades.


El lenguaje es íntimo y personal, contiene todas las experiencias, conocimientos, valores y creencias. También contiene temores y frustraciones que se han depositado en él a lo largo de la vida. Cada palabra es como un recipiente que va creciendo y llenándose de contenido a medida que la persona adquiere más conocimiento sobre el asunto.


Cuando hablas expresa lo que ere, lo que siente, lo que cree y lo que ama. Por esta razón: “Digas lo que digas, siempre dirás lo que eres”


"Nadie es dueño del público sino cuando es dueño de sí y nadie es dueño de sí, sino cuando es dueño de su voz". Legouve


El lenguaje posee un contenido sensorial (imágenes) un contenido afectivo (sentimientos) y un contenido conceptual (ideas).


Al hablar, al leer, al escribir o al escuchar un mensaje, se conmueven las estructuras psíquicas y se produce una resonancia emocional que origina un estado de ánimo. La conducta humana es un constante reaccionar ante los estímulos sensoriales, conceptuales y afectivos.

La palabra expresa lo que es la persona. Cada quien produce las palabras de acuerdo a la clase de persona que es. La palabra de Dios crea el mundo, la palabra de la verdad convence, la palabra del amor conquista y la palabra del charlatán se la lleva el viento.


Los griegos consideraban la palabra como un don de los dioses. Dar la palabra tenía el valor de un juramento o de un escrito.

El discurso que más interesa es cuando la persona habla de las cosas a través de sí misma. Cuando dice lo que cree, lo que anhela, lo que ama y por qué cree, anhela y ama. Es decir, cuando se define valientemente.

El cultivo de la voz comienza por el cultivo de la persona. Sólo una persona libre puede liberar su voz. La voz se forma en la garganta pero nace del alma, de la idea, del sentimiento, de la fe, de la seguridad.

¿Estás consciente del poder que tiene la palabra?

¿Sabías que cuando hablas, tu voz expresa muchas cosas sobre tu persona. Expresa tu estado de ánimo, tu nivel de autoestima, tu nivel cultural, tu estatus social, tu nivel de vocabulario, tus temores o tu seguridad? Por lo cual, es importante educar la voz, pues, no es conveniente dar señales de debilidad en una sociedad tan competitiva como la nuestra.

¿Sabías que tu principal aliado en esta vida o tu peor enemigo, es tu propia voz. Cuando hablas, oyes tu voz y percibes su vibración a nivel consciente e inconsciente. Si tu voz es clara, consistente, fluida, vibrante y cálida, te transmite un mensaje de estímulo que te dice: Tú vales, tú puedes, es fácil, inténtalo. Imagina lo que significa recibir estos mensajes cada vez que hablas. Además, las personas perciben también estos mensajes, lo cual hace que te valoren, te respeten y te tomen en cuenta, con lo cual se fortalece tu autoestima y tu seguridad. Pero, si tu voz es débil, temerosa e insegura, te envía mensajes negativos cada vez que hablas, tales como: Eres inútil, es difícil, no puedes. Imagina el daño que te causas cada vez que hablas.


La persona no tienen conciencia de esta realidad, pero, lo cierto es que influye para bien o para mal, fortaleciendo o debilitando la autoestima y su personalidad.

Vivimos en una sociedad de competencia, en la cual, la imagen personal es fundamental. A ninguna persona se le juzga por lo que es o por lo que sabe, sino por lo que manifiesta. La palabra es la expresión de toda la persona. Al hablar, expresamos, sin darnos cuenta, nuestras ideas y sentimientos; nuestras fortalezas y debilidades.

La palabra es la expresión de toda la persona; por tanto, es fundamental desarrollarse como persona, ponerse a valer, para que nuestras palabras sean el producto natural de nuestro ser, de nuestros valores, de la autoestima, de los buenos sentimientos y de los éxitos logrados.

Cultiva tu voz. Una persona que tiene una voz clara, consistente, fluida, vibrante y agradable, expresa capacidad, poder y seguridad. Su voz es un estímulo constante para sí misma y para los demás. La gente respeta y admira a esta clase de personas.

Cuanto más desarrollada está una persona, más intensas y poderosas son sus vibraciones. Según la ley de vibración todo lo que sentimos, pensamos y hablamos se expresa a través de vibraciones que expanden en todas direcciones, influyendo para bien o para mal en las personas, comenzando por la persona que las produce.

Amigo, tú pertenece al 10% de los privilegiados de la vida (de lo contrario, no estarías leyendo este libro. Eres una persona que busca la superación personal y eso tiene más valor de lo que te imaginas; pero necesitas canalizar esta inquietud. Estás llamado a ser un líder, por lo menos de tu propia vida. La vida te da pocas oportunidades y no puedes desaprovecharlas

La voz, como todas las funciones superiores necesita ser educada para lograr un funcionamiento eficaz. La voz humana es la máxima expresión del espíritu.

Tu voz es única, posee una vibración personal que nadie puede imitar. Con un poco de entrenamiento puedes poner a valer tu voz, para fortalecer tu autoestima, tu imagen, tu liderazgo y tu ascendiente sobre los demás.

La voz debe ser clara, consistente, fluida, vibrante y cálida.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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