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Editorial 844

 


Tu casa está donde eres feliz


La tierra es la casa de todos, es un lugar maravilloso en el que todos los días sale el sol y en las noches el cielo se puebla de estrellas. Un lugar en el que las plantas echan raíces y florecen, los animales tienen su guarida y los humanos su casa, pero la casa es mucho más que las paredes y el techo, la casa es el hogar en el que encontramos compañía, afecto, apoyo y seguridad. La casa está donde somos felices.


Con frecuencia regresamos a la casa de nuestra infancia, llena de recuerdos y de sueños que nos acompañan a lo largo de la vida. En este mundo, ancho y ajeno, necesitamos un lugar, una casa.


Tu casa está donde has sido feliz y donde eres feliz. Tu casa del pasado quedó atrás pero puedes regresar a ella cuando lo deseas y tu casa del presente es donde vives y eres feliz. A veces hay problemas en casa, pero es el único lugar del mundo que es tuyo, en el que puedes refugiarte. Todo el mundo necesita una patria, una casa y una familia, son una necesitad mínima de supervivencia.


Muchas personas no tienen casa ni familia, por lo que son víctimas del abandono y de una inmensa soledad. Cuida tu casa y tu familia, porque son tu mayor tesoro, lo único que tienes de verdad.


Pero yendo más al fondo de las cosas, tu verdadera casa está dentro de ti. Es ese lugar íntimo donde vives, donde te encuentras contigo mismo, con tu conciencia, con tus pensamientos, con tus sentimientos, con tus ilusiones, y también con tus problemas, con tus angustias y con tus fracasos. Esta es tu verdadera casa en la que vives solo contigo mismo.


Todo lo que nos rodea es el escenario en el que nos movemos, pero donde vivimos realmente es en nuestra mente. Aunque vivimos en sociedad, cada uno vive su propia vida (siente, piensa, ama, sufre,...) La vida es una experiencia íntima y personal que sólo podemos compartir con los demás en una mínima parte.

Puesto que nuestra mente es la casa de nuestra vida, deberíamos cuid arla un poco mejor, construirla con materiales nobles, a prueba de catástrofes económicas, sociales, afectivas, morales y espirituales; y deberíamos adornarla con esas cualidades que hacen la vida feliz (amor, paz y alegría de vivir)


Lo ideal sería que las personas aprendieran desde niños a construir su propia casa interior, a crear su propio cielo y a vivir felices, pero la realidad es que la vida de muchas personas es un absurdo y una tragedia, casi una basura.


El cielo o el infierno están en el corazón de las personas.


Donde quiera que vayas siempre estarás en el mismo lugar, porque tu lugar está dentro de ti, eres tú mismo. A lo largo de la vida llevas contigo tu casa sobre tus hombros como el caracol. No es una casa física, es una casa mental, hecha de ideas, recuerdos y sentimientos.

Muchas personas desean borrar su historia y comenzar de nuevo, pero todo lo que hemos vivido forma parte de nosotros. Lo único que podemos hacer es desarrollar los aspectos positivos para que tomen el control de la mente, de modo que las experiencias negativas queden relegadas al olvido.

Todas las personas buscan un lugar donde vivir en paz y ser felices, para ello trabajan y ahorran. Se trata de una casa o un apartamento, de algo material, lo cual es necesario, pero son pocas las personas que se esmeran por construir ese lugar interno que es el propio Yo.


Las personas pueden alcanzar muchas cosas, fama, riqueza y poder; todo eso es bueno y necesario, pero, quienes han alcanzado alto grado de desarrollo, nos dicen que no hay nada que se pueda comparar con el desarrollo del ser. El desarrollo del ser proporciona una conciencia superior, identidad, autoestima y plenitud.


Cada persona es arquitecto de su propia casa, de su propia vida. La casa es mucho más que un lugar físico, es ese lugar del alma en el que reina el amor, la paz, la seguridad y la felicidad. Esa casa no podemos comprarla en ninguna parte del mundo, porque no existe. Se trata de la casa interior que cada uno debe construir.


En medio de la confusión social en que vivimos, todos, sin excepción, estamos buscando el camino hacia el encuentro de nuestro propio Yo. Unos lo hacen de forma consciente y otros por instinto. El camino es largo, por lo que "No encontrarás los confines del alma ni aun recorriendo todos los caminos; tal es su profundidad" Heráclito (Filósofo 540 a.C.)


Tu casa está donde eres feliz.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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