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Editorial 837

 


La realidad se impone

 

Vivimos en un mundo desordenado en el que pareciera que se impone el caos por encima de las leyes y de la lógica, pero no es así. Todo ocurre por una razón. Ocurre porque están dadas las condiciones para que ocurran las cosas.


En la naturaleza existe un determinismo absoluto. El destino del universo está trazado y evoluciona de acuerdo a leyes inexorables. Sabemos cuándo y cómo será el final del sol.


El determinismo también afecta, al menos en parte, al ser humano por tener un cuerpo material. En este sentido está sujeto a las leyes físicas y biológicas que rigen la naturaleza, por lo cual, está determinado que envejecerá y morirá.


Pero, el ser humano tiene espíritu, inteligencia, conciencia y libertad, lo que le permite sustraerse al destino y construir su vida de acuerdo a sus propias decisiones.


Ahora bien, es muy poco lo que conocemos sobre la realidad del mundo en el que vivimos y es mínimo lo que conocemos sobre nuestra propia realidad interna.


Sólo vemos la superficie del mar, pero no vemos las grandes corrientes marinas. Lo mismo ocurre en la vida, percibimos la conducta externa de los seres humanos, pero ignoramos las fuerzas profundas, las causas y las motivaciones que impulsan la mente de las personas y determinan sus decisiones. Por esta razón, vivimos desconcertados por muchas cosas que ocurren a nivel político, económico, social, moral, etc. Se debe a que nuestra percepción de las personas y de las cosas es superficial o errónea. Si conociéramos las cosas a fondo, conoceríamos sus procesos y conoceríamos el resultado final.


Lo que ocurre en la sociedad es la expresión de lo que ocurre en el interior de las personas, y lo que ocurre en nuestra vida no es más que la expresión de lo que ocurre en nuestro interior. Todo se rige por la Ley de Causa y Efecto. Las causas positivas siempre producen efectos positivos y las causas negativas siempre producen efectos negativos. Así como "Todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos" Existen normas sociales y morales que debemos respetar.


Las crisis, las revoluciones, las guerras y los genocidios no surgen por generación espontánea, son el desenlace final de injusticias, tensiones, odios y resentimientos, los cuales no se controlan con ejércitos sino con autoestima, valores, respeto, comprensión y solidaridad.


Qué realidad queremos para el futuro.


Hoy somos el resultado de programaciones recibidas a lo largo de la vida y lo que seamos mañana dependerá de cómo nos programemos a partir de este momento.


Si queremos un futuro de paz, de progreso y de justicia, tenemos que sembrar en la conciencia y en el corazón de las personas las ideas y sentimientos que producen la paz, el progreso y la justicia, de lo contrario se impondrá la otra realidad, la del odio y la violencia.


La sociedad es como es, porque somos como somos, si queremos que cambie la sociedad, necesitamos cambiar las personas. Tu vida es como es porque eres como eres, piensas como piensas y actúas como actúas. A través de tus ideas, sentimientos y acciones creas las condiciones para que te ocurra lo que tu mismo estás sembrando. Si no estás satisfecho con tus logros, necesitas cambiar tu realidad interna, porque algo estás haciendo mal. Todo cambio se inicia en lamente.


La humanidad vive un proceso constante de evolución, lo que significa un crecimiento de la inteligencia, de la conciencia y de la libertad; por tanto, el futuro ofrecerá más oportunidades para convertir los sueños en realidad; de modo que, en teoría, la realidad será mejor. En ti está aprovechar la oportunidad.


La ciencia ha dado un salto quántico y ha producido cambios impresionantes a nivel técnico, debido a que la materia se puede manejar con facilidad, porque no ofrece resistencia a la acción del hombre. Estos cambios impresionantes hacen creer que el hombre ha tomado el control del futuro; pero esto es una simple fantasía. El progreso es bueno, pero no es garantía de desarrollo humano, a menos que vaya acompañado del desarrollo de valores. Basta con ver la ignorancia, la pobreza y la violencia que impera en el mundo para comprender que la ciencia por sí sóla no resolverá el problema humano.


Somos poco realistas. Tenemos demasiadas ilusiones, fantasías y expectativas que no responden a nuestra realidad ni a nuestras posibilidades presentes, por esta razón, logramos pocas cosas, vivimos bastante desilusionados de nosotros mismos, esperamos que el mundo cambie y seguimos soñando en que mañana nos irá mejor. Es una forma de postergar las cosas y de perder oportunidades. El día en que entendamos que la vida es lucha y acción, que nuestros problemas son nuestros y sólo nosotros podemos resolverlos, aprenderemos a utilizar las cartas del éxito (conocimiento, experiencia, valores, perseverancia,...) y la suerte estará de nuestro lado.


La vida es competencia y la ley la imponen los triunfadores. Si no quieres que la realidad de la sociedad (ignorancia, pobreza, injusticia, desempleo, crisis, etc.) caiga sobre tu cabeza, necesitas construir tu propia realidad y ser lo más independiente posible en todos los aspectos.


Todo lo que ocurre a nivel político, económico, social, familiar, etc. es la expresión de la realidad interna de las personas, de modo que, no es con leyes que cambiarán las cosas sino mejorando la realidad interna de las personas, incrementando el conocimiento, la autoestima, los valores, la disciplina, la creatividad y la responsabilidad; por lo que, "Más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro"


Si eres libre por dentro, nadie podrá someterte ni hacerte daño; por tanto, cuida tu realidad interna, controla los temores, el egoísmo y las emociones.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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