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Editorial 820

 


Cómo vivir intensamente

 

Una cosa es existir, otra cosa es vivir y otra cosa es vivir de forma consciente y feliz. Lo más importante de la vida es la evolución, es decir, el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia, pues, sólo a partir de estos desarrollos podemos vivir la vida de forma plena e intensa.

Un tercio de la vida lo pasamos durmiendo, otro tercio de la vida lo pasamos distraídos, o bien, ocupados en realizar trabajos y resolver problemas. Sólo una pequeña parte de la vida la dedicamos a vivir, a sentir a disfrutar, a pensar y a amar.


El tiempo es un elemento importante de la vida. Los seres humanos medimos la vida en años cronológicos, pero el tiempo es relativo. Frente al tiempo cronológico está el tiempo vital. El tiempo en sí es sólo una dimensión cronológica que puede estar vacía de contenidos, como lo está la vida de muchas personas; mientras que, el tiempo vital está lleno de vivencias. Así, se da el caso de que, hay personas que en muchos años viven poco, y personas que en pocos años viven mucho, porque su vida está llena de logros y de plenitud humana y espiritual. Por tanto, existen muchos niveles de evolución, muchos estados de conciencia y muchos grados de plenitud y de felicidad.


Muchas personas se sienten vacías y buscan la forma de vivir intensamente y de ganarle al tiempo efímero y fugaz, en la creencia de que la mejor forma de vivir intensamente consiste en hacer mil cosas, en tener muchas experiencias distintas y en vivir al límite. Esta concepción errónea de la vida hace que las personas se embarquen en muchas actividades con carácter de urgencia y que no tengan paz ni sosiego.


Todo fluye a gran velocidad y las personas no tienen tiempo para disfrutar conscientemente de las cosas. Por querer estar en todo, no están en nada.


Hoy tienen más cosas que nunca, más libertad que nunca y más oportunidades que nunca; sin embargo se sienten más vacías que nunca.


La razón es muy simple. Las personas no viven su propia vida. Están atrapadas en el ritmo de la sociedad, que no es su ritmo; en los intereses de la sociedad, que no son sus intereses; en las necesidades creadas por al sociedad, que no son sus verdaderas necesidades; en objetivos impuestos por la sociedad, que no responden a sus ideales e ilusiones; en los seudo valores proclamados por la sociedad (riqueza, éxito, fama, poder, placer, etc.) que se oponen a los verdaderos valores de la naturaleza (honestidad, esfuerzo, bondad, responsabilidad, compartir, etc.)


Lo que expresa esta canción de Julio Iglesias es lo que nunca debemos hacer.


De tanto correr por la vida sin freno
Me olvidé que la vida se vive un momento.

De tanto querer ser en todo el primero
Me olvidé de vivir los detalles pequeños.


De tanto jugar con los sentimientos
Viviendo de aplausos envueltos en sueños
De tanto gritar mis canciones al viento
Ya no soy como ayer, ya no se lo que siento.


Me olvidé de vivir...


De tanto cantarle al amor y la vida

Me quede sin amor una noche de un día
De tanto jugar con quien yo más quería
Perdí sin querer lo mejor que tenía.


De tanto ocultar la verdad con mentiras
Me engañé sin saber que era yo quien perdía
De tanto esperar, yo que nunca ofrecía
Hoy me toca llorar, yo que siempre reía.


Me olvidé de vivir...


De tanto correr por ganar tiempo al tiempo

Queriendo robarle a mis noches el sueño
De tanto fracasos, de tantos intentos
Por querer descubrir cada día algo nuevo.
De tanto jugar con los sentimientos
Viviendo de aplausos envueltos en sueños
De tanto gritar mis canciones al viento
Ya no soy como ayer, ya no se lo que siento.


Me olvidé de vivir...


Si quieres tener un cuerpo sano y en perfecto estado de funcionamiento, necesitas acostumbrarte a una dieta sana, descansar a su debido tiempo y ejercitarte lo suficiente, y, si quieres tener salud mental, equilibrio y armonía espiritual, necesitas respetar las leyes de la naturaleza, las leyes de la vida y las leyes del espíritu.


Se trata de vivir. Simplemente vivir. Vivir cada momento, sin prisa y sin angustia, de forma consciente y plena, tratando de hacer las cosas lo mejor que puedes hacerlas y de ser la mejor persona que puedes ser.


Se trata de liberarnos de las presiones impuestas por la sociedad y vivir de acuerdo a un proyecto personal, de acuerdo a a nuestro propio ritmo, de acuerdo a nuestros criterios y valores. Se trata de controlar la propia vida y de no ser marionetas en manos otros o en manos del destino. Esto sólo es posible si nos capacitamos al nivel adecuado y si nos programamos para el éxito y para la libertad en todos los aspectos. Esta es la mejor forma de vivir la vida con plenitud e intensidad.


Cuando una persona encuentra que su vida tiene un sentido y un propósito importante, se siente bien y su vida transcurre de forma satisfactoria; pero, cuando cree que su vida carece de sentido, se produce un vacío interno, una angustia existencial insoportable. Esta angustia es constante y atormenta sin cesar. Las personas que la sufren, tratan de evadirla, pero no lo logran porque está ahí, clavada en el alma. Esta es la realidad oculta que viven muchas personas bajo una apariencia de éxito profesional y de felicidad.


Muchas personas en su afán de vivir intensamente, apuran la copa de los placeres, pero se sienten insatisfechas, porque los placeres satisfacen temporalmente los instintos y necesidades del cuerpo, pero dejan vacía y frustrada al alma.


La prisa, la hiperactividad, la angustia y el estrés son las consecuencias del intento fallido de las personas en su lucha por vivir, por triunfar y por ser felices. Hay fallas importantes en el planteamiento de la vida que desencadenan los efectos correspondientes.


Ve un día tú sólo al campo y observa la naturaleza, las plantas y los animales. Ellos te enseñarán el arte de vivir intensamente, sin prisa, sin angustia, sin ambiciones desmedidas y sin falsas expectativas.


Si no entiendes la lección, estás condenado a repetir los errores de la canción de Julio Iglesias.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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