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Editorial 817

 


El que salva a una persona salva a la humanidad

 

"El que salva a una persona salva a la humanidad" Talmud (libro sagrado de los judíos)


La película "La lista de Schidler" narra la historia de un fabricante alemán de armas, que logra que el gobierno que le entregue mil judíos de los campos de concentración para producir armamento de guerra. En esta operación invierte todo su capital.
Su objetivo verdadero es salvar la vida de esas mil personas.


Un día comunica a los trabajadores que la guerra ha terminado y que son libres y pueden marcharse. Les dice que, de lo que más se lamenta es de no haber podido salvar a más judíos. A lo que un rabino le responde: "El que salva una persona salva a la humanidad, y usted ha salvado a mil"


Con frecuencia queremos convertirnos en mesías para salvar al mundo y pensamos en grande, lo cual es loable, pero poco real. Promulgamos leyes y más leyes y diseñamos proyectos ambiciosos con la idea de cambiar el mundo, pero, después de años y de esfuerzos nos encontramos casi en el mismo lugar.


El mundo progresa mucho porque la materia es manejable y obedece con facilidad; pero evolucionamos poco, porque las personas se resisten a superarse y a cambiar.


La pobreza, la ignorancia, el hambre, la injusticia, la explotación, la corrupción y la violencia son males endémicos que parece que han llegado para no irse jamás.


Los buenos deseos y esfuerzos de la gente chocar con la dura realidad de la vida. Siempre soñamos que las cosas cambiarán y que el futuro será mejor, pero cuando uno se hace viejo se impone la realidad de la vida y acepta que el mundo será casi siempre igual, porque la evolución es un proyecto diseñado para largo. Hemos necesitado más de cuatro millones de años para llegar a donde hoy estamos, y resulta ingenuo pensar que en pocos años podemos resolver cosas que no hemos resuelto en miles de años.


La ignorancia, la pobreza, el hambre, la injusticia, la explotación, la corrupción y la violencia forman parte de nuestra estructura mental que nos acompaña a donde quiera que vayamos. Lo único que podemos hacer es aprender a controlar esta realidad y evitar que degenere en caos.


"El que salva a una persona salva a la humanidad" y la persona que debemos salvar en primer lugar es a nosotros mismos, pues, no se trata de salvar al mundo por fuera sino por dentro.


Salvarse a uno mismo significa evolucionar, funcionar bien, ser parte de la solución.


Cuentan que Confucio 551 a. C. - 479 a. C. Preocupado por la ignorancia y la vida poco ejemplar de la gente, se dedicó a predicar la verdad y el bien. Después de un tiempo se dio cuenta de que había sembrado en el desierto, la gente no le había entendido y seguían con sus malas costumbres. Decepcionado, se dedicó a predicar a sus familiares, pero ellos tampoco entendieron su mensaje. Entonces, Confucio decidió dedicarse a su propia superación. Es por aquí por donde debió comenzar, para luego irradiar su poder interno y transformar las cosas.


Confucio llegó a ocupar grandes cargos, como ministro de justicia, pero lo más importante es que sus ideas se convirtieron en el pensamiento filosófico y moral (Confucionismo) que ha guiado la vida de los chinos durante más de dos mil años.


Al observar todo lo que ocurre en el mundo y darse cuenta de la impotencia de la gente buena para arreglar las cosas, debido a la pobreza física y mental en que se hallan sumidas las personas y debido a los poderes establecidos (económicos, políticos,...) que se resisten a cambiar las cosas y que abortan todo intento de cambio, uno se siente desmoralizado y con ganas de tirar la toalla.


Tenemos que aceptar que la humanidad ha vivido siempre en crisis, y, a pesar de todo, ha sobrevivido durante más de cuatro millones de años. Las condiciones de vida han mejorado. Aún queda mucho por hacer y no tenemos que hacernos la ilusión de que vamos a ser nosotros los que vamos a cambiar la historia. Cada generación sólo puede dar un paso adelante, y tú personalmente, sólo puedes dar un paso. Lo importante es que tu paso sea largo, firme y seguro y te conviertas en un referente para que las personas que te observan a diario, que son muchas, sigan tu ejemplo. Esto es lo único y lo mejor que puedes hacer por ti y por la humanidad.


Nunca podrás salvar a tantos millones de niños que mueren de hambre o crecen sin esperanza y sin futuro, tampoco puedes evitar que millones de jóvenes sean víctimas de la droga, ni puedes barrer del planeta a millones de violentos y corruptos, pero sí puedes ser una persona más honesta, generosa, sabia, alegre y feliz y levantar el ánimo y la esperanza de tantas personas con las que te relacionas cada día. Tú puedes ser el activador de estas personas, las cuales a su vez se convertirán en activadoras de otras personas, y así hasta el infinito.


Al final, es una minoría de personas, capaces y creadoras , la que impulsa la evolución de las empresas, de los países y del mundo entero. El resto, la masa social, es mediocre y carece de capacidad y de poder para cambiar las cosas.


Existen personas que impulsan la evolución de la sociedad. Son las que luchan porque se respeten y se hagan realidad los derechos humanos. Entre estas minorías estás tú cuando eres honesto y tratas de dar lo mejor de ti en tu trabajo y en tus relaciones.


A lo largo de la historia siempre ha surgido una minoría creadora, tanto en el campo del progreso como en el campo del desarrollo humano. En cada época encontramos nombres de personas importantes que han sobrevivido al tiempo porque sus ideas y sus obras abrieron caminos hacia el futuro, y, gracias a estas personas hemos progresado y hemos evolucionado y hemos llegado a donde estamos.


Las minorías creadoras son los verdaderos líderes del mundo. Su liderazgo deriva de su desarrollo y creatividad. Es algo que nace de dentro y que se irradia, transformando todo lo que tocan.


Forma parte de estas personas selectas, que, desde su actitud humilde y de su trabajo de cada día, son como una luz que ilumina la vida de los demás.


Comienza por desarrollarte y te sorprenderás del poder que irradias y de lo mucho que influyes, por efecto dominó, en los demás. Este es tu mejor aporte a la sociedad. Si una idea revolucionaria puede llevar la guerra a todas partes, un gesto de amor puede llevar la paz.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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