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Editorial 812

 


Crisis de la familia

 

¿Por qué en los últimos cien años las familias han reducido su tamaño drásticamente?

¿Por qué aumenta el número de divorcios?

¿Por qué aumenta la agresividad en el seno familiar?

¿Por qué el cuidado de los abuelos es ahora un problema familiar? etc.


Muchos lo atribuyen a la pérdida de valores. Y, ¿Por qué se pierden los valores?


Hay quien opina que el desarrollo económico y la facilidad de la vida es la causa del relajo moral y de la pérdida de valores. Pero esto no explica la razón del por qué cambian los valores o entran en crisis y por qué están ligados a la economía.

 

Las personas vivimos en grupos porque necesitamos la ayuda de los demás para sobrevivir. El ser humano es social, lo que quiere decir que cada individuo es incapaz de sobrevivir por sí solo. Los grupos son el mecanismo biológico mediante el cual la especie humana, intercambia esta ayuda que necesita para sobrevivir. En otras palabras, el grupo y, en primer lugar, la familia, es el mecanismo fundamental sobre el que se sostiene la supervivencia de la sociedad. Muchas otras especies también sobreviven porque viven en sociedad.

 

Por tanto, vivimos en familia porque sin ella no podríamos sobrevivir. La familia no ha sido un capricho, ni una imposición ideológica, sino una necesidad vital para la supervivencia individual. Como cualquier otra especie, los humanos desarrollamos mecanismos de comportamiento social. La familia, como el grupo articulador de nuestra evolución social, ha constituido el pilar fundamental de nuestro éxito biológico.

 

Pero esta respuesta, que hasta hace muy poco era la correcta, empieza a ser dudosa porque no corresponde con los hechos actuales. Hoy se puede sobrevivir sin familia, pero no fue así en el pasado.


Lo que ocurre hoy con la familia sólo puede ser comprendido bajo un punto de vista evolutivo, según el cual, toda entidad viva: nace, evoluciona y se extingue bajo la presión de la lucha por la existencia. 

 

¿Por qué existe la crisis de la familia?

 

Al principio hemos recordado que las especies sociales vivimos en grupos porque necesitamos la ayuda y el afecto de nuestros congéneres para poder sobrevivir. El éxito o fracaso personal eran inseparables del éxito o fracaso familiar.

 

Ahora, nuestra seguridad personal y la de nuestras propiedades dependen directamente de instancias ajenas a la familia (jueces y policías. Incluso, si nos roban o nos atacan, no podemos actuar por nuestra cuenta, sino que debemos dejar que sean otros (no la familia) quienes restituyan nuestros derechos o bienes y hagan justicia. No necesitamos a nuestra familia para defender nuestra seguridad ni nuestros bienes, no nos pueden ayudar a resolver estos y otros problemas. 

 

Tampoco necesitamos a nuestra familia para obtener el alimento y los bienes de consumo necesarios para sobrevivir. Las nuevas organizaciones sociales llamadas "empresas" se han extendido por toda la sociedad apartando paulatinamente a la familia de las funciones de índole económica. Evidentemente, la empresa de hoy ya no es la familia de antaño. Funciona bajo normas muy distintas que permiten una gran movilidad entre sus miembros.

 

Los servicios estatales de protección civil (bomberos, policía, ejercito, etc.) socorren a los individuos en caso de catástrofes y accidentes.

 

Por lo que se refiere a nuestra salud, el valor de los conocimientos médicos transmitidos oralmente de padres a hijos ha desaparecido por completo. Los sistemas sociales de salud (hospitales, centros de asistencia, médicos, enfermeras, farmacéuticos, etc.) nos ofrecen una excelente ayuda para afrontar nuestras enfermedades.

 

Por último, con respecto a la educación de los hijos, los sistemas sociales educativos van tomando cada día mayor relevancia y peso, despojando a la familia de dichas funciones. Las guarderías, las escuelas, las universidades y todos los centros de formación, junto con los medios de comunicación, ayudan a la formación (educación) de nuestros hijos. De hecho, hoy en día ningún individuo puede desarrollarse adecuadamente sin una prolongada educación en los centros educativos. 


Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la educación de los niños y jóvenes debido. La realidad a la que deberán enfrentarse nuestros hijos será muy distinta a la nuestra y los padres poco podemos enseñar a nuestros hijos sobre la realidad que ellos vivirán y, aunque sabemos mucho más que ellos, el problema es que nuestro saber acumulado no les servirá de mucho. Y esta laguna la cubren los medios de comunicación y la sociedad, de los cuales nuestros hijos aprenden cómo va a ser su futuro.

 

En definitiva, la educación de los hijos no depende sólo de la familia como antaño, aunque ésta es decisiva y puede influir mucho, tanto en sentido positivo como negativo.

 

Cuando un órgano pierde su función, se atrofia y desaparece.

 

¿Qué le queda, pues, a la familia?

¿Qué funciones primordiales le quedan al grupo familiar?

¿Cuál es la función de la familia actual en la supervivencia de sus miembros?

¿Cuál es el futuro de la familia?

Todo depende de cómo funcione la familia, cuál sea la interrelación entre sus miembros y cómo logren vivir unidos superando la "crisis" generalizada.


Para que la familia sobreviva tiene que ser funcional, es decir, debe garantizar la supervivencia y el desarrollo de sus miembros.
No dejes que las circunstancias programen tu vida; crea las circunstancias para que trabajen a tu favor.


Las cosas cambian con rapidez y lo que hoy es de actualidad, mañana será obsoleto, de modo que, una forma de prever y de adelantarte al futuro consiste en cultivar una mente flexible, creativa y en actitud de cambio.


Prever es crear las condiciones que garanticen el éxito sostenido, independientemente de cómo funcione la sociedad. Sin embargo, el destino y el azar son caprichosos e impredecibles, de modo que, el riesgo será tu compañero inseparable de camino.


La posibilidad de sobrevivir y de triunfar, depende de tu capacidad de prever y de seleccionar entre varias alternativas, las que conducen a la "mutación", es decir, al desarrollo.

 

En la vida no sólo se extinguen especies genéticas sino también especies culturales. Se extinguen todas las formas culturales neolíticas, la agricultura, la artesanía, la aristocracia, la monarquía, etc. Pero de entre todas, la que más nos duele y más nos afecta, es la extinción de la familia porque nos deja indefensos ante el porvenir.

 

La familia ha perdido casi todos los poderes pero le queda la función afectiva, sin embargo el afecto no es otra cosa que la ayuda prestada para la supervivencia, y, en consecuencia, la familia está perdido también función afectiva.

 

¿Qué podemos hacer?

Muchos piensan que la crisis de la familia se debe a un proceso de atrofia y que la familia desaparecerá en el futuro.

Creemos que la familia sigue vigente, que es útil para nuestra supervivencia y que sus problemas son sólo de adaptación.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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