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Editorial 810

 


Por qué debemos comer despacio


El cerebro tiene información de todo lo que ocurre en el cuerpo y dirige todos los procesos, hasta los de las célula más pequeñas.


Los alimentos son la fuerte de energía que necesita el cuerpo para mantenerse vivo y para realizar todas las actividades vitales y mentales.


Los alimentos se convierten en energía a través de distintos procesos metabólicos que se inician con la ingesta y continúa con la digestión, con la asimilación de nutrientes y con la transformación en energía.


El cerebro controla todos estos procesos de forma automática. El hambre es un mecanismo que tiene como objetivo obtener los nutrientes necesarios para mantener el nivel necesario de energía. Los animales realizan estas funciones de forma instintiva, pero los seres humanos dependemos también de hábitos alimenticios enseñados e impuestos por la sociedad. Las costumbres y las propagandas condicionan la mente a través de necesidades creadas y de distintas formas de sugestión que estimulan el deseo exagerado de ciertas comidas.


El problema de la nutrición no depende de comer mucho, sino de comer comida sana y adecuada y de asimilarla bien.


Hoy existe mucha comida chatarra, que nos resulta sabrosa, y a la cual nos hemos acostumbrado porque han desvirtuado nuestro gusto natural a través de propagandas sugestionadoras, cuyo único objetivo es hacer dinero sin que importe la salud de las personas.


Los principios alimenticios: las proteínas , los carbohidratos y los lípidos proporcionan las sustancias fundamentales para lograr un completo estado de salud y las vitaminas y minerales participan activamente en las funciones enzimáticas y metabólicas.


Nosotros no vemos con los ojos, ni oímos con el oído, ni comemos con la boca ni con el estómago. Nuestros órganos (ojos, estómago,...) son sólo instrumentos que utiliza el cerebro para cumplir con sus funciones. En realidad vemos, oímos, comemos, hablamos y caminamos con el cerebro. Resulta extraño pero es así. Es el cerebro el que tiene hambre (necesidad de energía) y quien activa los mecanismos necesarios. La intensidad del hambre depende de la cantidad de energía que necesita el cerebro para realizar sus actividades.


Lo ideal es seguir el refrán que dice: "Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo" La razón es muy simple. Lo lógico es que después de una noche de descanso las personas se levanten con ilusión de realizar eficazmente sus tareas, para lo cual necesitan abundante energía física y mental. Dicha energía la proporciona un buen desayuno.
Hacia mediodía el cuerpo se siente cansado y necesita recuperar energía, lo ideal es una comida moderada.
Al llegar la noche cesa el trabajo, por lo cual, lo ideal es una cena liviana, pues, la energía que no se consume se convierte en grasa.


Muchas personas no desayunan o desayunan mal, lo cual repercute en la salud y en el trabajo, de lo cual no se dan cuenta porque se han acostumbrado a ello. Otras personas cenan demasiado, lo cual no tiene sentido, porque para dormir no se necesita energía. Lo ideal es que la energía fluya como fluyen los ríos y que no se estanque, porque se convierte en grasa y da origen a distintas enfermedades.

 

Mmuchas personas abusan de la comida como una forma de compensar sus frustraciones. Existen otras muchas formas de intentar "compensar" las frustraciones (el sexo, el juego, las drogas, las compras compulsivas, etc.) Se trata de acciones fallidas que no resuelven el problema.

 

La solución es otra.



Los pobres no tienen problema de indigestión, de sobrepeso, aunque también deberían aprender a comer de acuerdo a sus posibilidades.


Son las personas de clase media y acomodada quienes no saben comer y comen de prisa y con angustia. Han quedado atrás la comida en familia y la sobremesa, en que el hecho de comer juntos era también una forma de compartir la vida. Hoy, la comida es un hecho individual y solitario, casi animal.


Otro de los aspectos que llama la atención es la forma de comer, rápida y compulsiva. La gente no mastica, sólo engulle y devora. No tiene tiempo para saborear los alimentos, el único objetivo es llenar el estómago para acallar la sensación de hambre.


Es importante que tomes nota de lo siguiente. El cerebro no registra inmediatamente que tu estómago está lleno, de modo que, si comes rápido, puedes comer más de lo que tu cuerpo necesita, lo cual se convertirá en grasa perjudicial para la salud.


"El cerebro y estómago registran las sensaciones de plenitud después de unos 20 minutos" Cara Stewart, dietista y nutricionista.


Si tienes tendencia a comer rápido y quieres ajustar tu velocidad, primero arregla tus horarios y aparta al menos 20 o 30 minutos para cada comida de manera que puedas masticar y saborear tus alimentos a un ritmo tranquilo.


Conclusines


Elabora un Plan de Alimentación dirigido a instalar en el cerebro ideas correctas sobre la comida, las cuales se irán imponiendo, de forma que el cerebro te pida sólo lo establecido en la dieta y rechace los alimentos no saludables.

Al principio cuesta un poco, pero pronto se impone la lógica.

Personalmente, me encantan los embutidos, los dulces, etc. pero por mi edad no son recomendables. Como estoy consciente de ello, los he eliminado de mi lista mental y ahora no me llaman la atención, de modo que, problema resuelto


Como todo en nuestra vida funciona por hábitos o programaciones mentales, la única solución para eliminar defectos consiste en eliminarlos de la lista mental, para lo cual necesitamos percibirlos como enemigos de nuestro éxito y de nuestra felicidad.


La comida rápida está relacionada con la prisa, la angustia y el estrés, de modo que al comer despacio estamos controlando también la prisa, la angustia y el estrés. Es una forma de controlar los impulsos y las emociones.


El saber comer no es sólo cuestión de salud corporal, es también cuestión de salud mental, por eso de, "Mente sana en cuerpo sano"


Al mejorar la dieta mejoran también muchos aspectos de nuestra vida.

La mala dieta significa que existen desajustes en otros aspectos de la vida, pues uno de los principales deberes de todo ser humano es cuidar su salud, y, si no cuida su salud corporal que ve, ¿Cómo va a cuidar su salud mental, moral y espiritual que no ve?


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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