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Editorial 809

 


Cuida la tierra, es tu única casa

 

El bosque ardía y todos los animales huían despavoridos, pero un pajarito voló hasta el río, tomó un pequeño buche de agua, regresó a toda velocidad y la vertió sobre las llamas. El verlo el elefante le gritó: "Huye pajarito que el bosque se quema"


_ ¿Cómo puedo dejar que se queme sin hacer nada? El bosque me ha dado todo. Me ha dado casa, comida y me ha protegido.


Mientras los animales huían tratando de salvar su vida, el fuego avanzaba y el pajarito iba y venía, derramando pequeñas gotas de agua.


Al ver la nobleza del pajarito, Dios se compadeció, desató una tormenta y la lluvia apagó el fuego.

Se trata de un cuento, pero es la realidad de lo que está ocurriendo en la tierra. La tierra es un ser vivo. Está dotada de gran vitalidad. Durante millones de años ha proporcionado casa, comida y refugio para millones de especies, pero con la aparición del hombre las cosas han cambiado. El hombre ha quebrantado el equilibrio ecológico y su espíritu depredador es tal que está poniendo en riesgo su propia vida y la vida de todos los seres que pueblan la tierra.


Cada año desaparecen miles de especies, como consecuencia de la inconsciencia humana, especialmente de los países más industrializados, lo cuales, cegados por la ambición económica no tienen reparo en destruir la naturaleza y poner en riesgo el futuro de la humanidad.


La tierra es un ser vivo que palpita y lucha por sobrevivir. Cada año brotan las semillas, florecen las plantas y dan fruto los árboles como una celebración de la fiesta de la vida. Los animales procrean y nacen millones y millones de animales como garantía de la supervivencia de las especies. La vida es un milagro maravilloso, pero el hombre, único animal insensato, se empeña en destruirla.


La tierra es nuestra única nave, en la que viajamos a través del universo a 30 kilómetros por segundo, dos millones quinientos mil kilómetros cada día. De lo cual no nos enteramos porque formamos parte de la tierra.


Si nuestros ancestros hubieran sido tan destructores como nosotros, hoy no existiría vida sobre la tierra.


La humanidad crece, cada día consumimos más alimentos y generamos millones de toneladas de basura que contamina la tierra y los mares. La tierra está cansada, enferma y moribunda. Si no le damos tiempo para que descanse y se recupere. Si no aprendemos a vivir de forma más ecológica, pronto llegará el día en que el aire, las aguas y la tierra estén tan contaminados que no existan condiciones para la vida. Entre tanto, haz como el pajarito y lucha por la tierra que te ha dado tanto. Te ha dado casa, comida y refugio y es el hogar en el que vivirán tus hijos y tus nietos. Cuídala.


El Papa Gregorio I, hace 1.500 señaló los siete pecados capitales, considerados como los más graves: soberbia, lujuria, gula, avaricia, pereza, ira y envidia. Se denominan capitales porque son la causa de otros pecados.


Pero la sociedad ha evolucionado y hoy existen conductas peligrosas que ponen en riesgo la vida y la estabilidad social; por esta razón, el Papa Benedicto XVI ha señalado los siete pecados modernos. La intención es crear conciencia de la necesidad que tiene cada persona y la sociedad en general de controlar ciertas conductas que pueden conducirnos a una catástrofe general.


"En realidad, la Iglesia no es la que decide que un acto sea pecado o no. Lo que hace que un acto sea pecado (es decir destructivo) es la propia naturaleza del acto" Todo acto gravemente destructivo, a nivel pesonal o social que amenace el equilibrio de la naturaleza, es un mal o pecado, independiente de la opinión de nadie.


"La iglesia no puede crear 7 nuevos pecados, lo que hace es enseñarnos que ciertos actos, en las circunstancias modernas, son dañinos o destructivos" Así como los médicos no son los que deciden que el cianuro sea veneno. El cianuro es veneno por su propia naturaleza. Los médicos sólo nos informan de su efecto mortal.

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Génesis 1,31

Dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" Génesis 1.26, y le dio el libre albedrío para que dominara la tierra y sometiera a los animales, y, ésta es la respuesta de los hombres.

Sin duda, algo funciona mal en el cerebro de las personas que nos lleva a ser tan insensatos.


Todo acto gravemente destructivo, a nivel pesonal o social que amenace el equilibrio de la naturaleza es un mal o pecado, independiente de la opinión de nadie.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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