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Editorial 805

 


No corras tras de la fortuna, las cosas buenas deben venir a ti


Los seres humanos nos afanamos por lograr riqueza, éxito y felicidad. Toda nuestra vida es una búsqueda angustiosa por lograr muchas cosas que nos faltan (conocimientos, dinero, comodidades, amigos, paz, felicidad. Cada uno busca estas cosas a su modo. Lo cierto es que son pocas las personas que se sienten satisfechas con sus logros.


Siempre ambicionamos más y más, con el fin de asegurar un futuro que percibimos con angustia e incertidumbre.


Nuestra inseguridad y la falta de confianza en nosotros mismos nos llevan a dudar de todo; debido a que nuestra autoestima es baja. ésta es nuestra mayor pobreza, que hace que nos sintamos "desamparados" a pesar de todas las capacidades que tenemos.


Los seres humanos cometemos el error de buscar fuera las cosas que deberíamos buscar dentro de nosotros. Al final, nuestra vida es un conjunto de elementos añadidos. Carecemos de cohesión y de fortaleza intelectual, moral y espiritual, por eso muchas vidas se derrumban cuando surgen las dificultades.


No necesitamos correr tras de la riqueza, del éxito, de la libertad, del amor, ni de la felicidad, porque estos bienes no existen en ninguna parte, sólo en el interior de cada persona.


Cuando las personas funcionan bien, emiten vibraciones poderosas que atraen la atención y el interés de las personas. Los buenos profesionales tienen trabajo, los buenos restaurantes se llenan, los carros buenos no fallan, las buenas joyerías atraen a clientes ricos, los buenos equipos ganan, los campos fértiles producen cosechas abundantes y las buenas páginas de internet atraen a muchos visitantes. De modo que, no pierdas tiempo corriendo tras de la fortuna, crea las condiciones para que las cosas buenas vengan a ti.


Cómo puedes lograr que las cosas buenas vengan a ti

Observa los círculos concéntricos de este árbol. Cada círculo concéntrico representa un año de vida. Este árbol no se ha desarrollado por añadidura de elementos sino por un crecimiento que va de dentro hacia fuera. Ha crecido por asimilación de nutrientes, gracias al trabajo de las raíces y de la fotosíntesis. Sin esta actividad interna no existiría el árbol.


Existen muchos factores que influyen en el crecimiento, como la riqueza del suelo y la bondad del clima, pero el trabajo fundamental depende de la actividad del árbol.


De forma similar, los seres humanos se desarrollan de dentro hacia fuera, por asimilación de ideas, experiencias, valores, decisiones correctas, etc.


Son muchos los factores que pueden influir en la vida de las personas, pero, al margen de estos factores, es responsabilidad de cada persona asimilar los "nutrientes" necesarios para desarrollar un cuerpo saludable, una inteligencia sabia y una conciencia noble. Esta es la verdadera riqueza del hombre, capaz de producir toda clase de frutos (bienes materiales, autoestima, seguridad, etc.)
El desarrollo constituye la estructura de la personalidad, es decir, el conjunto de elementos (ideas, iniciativa, criterios, valores...) que hacen que la persona funcione bien en todos los aspectos y logre los objetivos que constituyen la razón de su existencia.


Las personas que desarrollan buena estructura, tienen garantizado el éxito y están protegidas contra las crisis que puedan surgir; mientras que, las personas que tienen una estructura mental débil, están condenadas a vivir con angustia e incertidumbre y a sucumbir cuando lleguen las crisis. La vida es cambio y evolución

Una buena estructura mental se logra con el desarrollo integral. No se logra sólo con conocimientos o dinero, es necesario ser creativo y emprendedor en muchos aspectos para adaptarse a cualquier circunstancia que pueda sobrevenir.


Las personas tienden a ser más autómatas cada día. Carecen de iniciativa y de experiencia práctica de las cosas, lo que hace que sean inútiles en muchos aspectos. Como no funcionan por sí mismas, están obligadas a buscar fuera las soluciones que no encuentran dentro de sí. Esta dependencia se paga muy cara a lo largo de toda la vida.


El ser humano es como un imán magnetizado. Tiene el poder de atraer y de rechazar las vibraciones. Cuanto más desarrollada está la persona, más intensas, poderosas y rápidas son sus vibraciones. Según la Ley de Vibración todo lo que sentimos y pensamos se expresa a través de vibraciones que se expande en todas direcciones, influyendo para bien o para mal en uno mismo y en los demás.


Vivimos en una sociedad que emite vibraciones de temor, angustia, competencia, desconfianza y agresividad. Si dejamos entrar estas vibraciones nos iremos contaminando de las mismas enfermedades que aquejan a la sociedad. De aquí la importancia de desarrollar una buena estructura de conocimientos, sentimientos y valores que nos proteja de las enfermedades que aquejan a la sociedad. Si funcionas en positivo, atraerás hacia ti todas las cosas buenas y nadie podrá hacerte daño, y los problemas que puedan surgir se convertirán en retos de los cuales saldrás fortalecido.


"Cuando estés en paz contigo mismos y con el mundo que te rodea, la felicidad vendrá a ti sin buscarla " Lao Tse


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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