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Editorial 803

 


Decisión - momentos claves para decidir


La vida es movimiento, cambio y evolución. Existen elementos que se mueven a gran velocidad, como la luz; otros movimientos son lentos, como el desplazamiento de las capas tectónicas. Hay movimientos inmensos, como la expansión del universo; otros movimientos son microscópicos, como los que se producen en el átomo o en los microbios. Estos movimientos están determinados por leyes naturales que se cumplen de forma inexorable. Los seres humanos, por tener un cuerpo material, también estamos sujetos al determinismo de las leyes naturales, pero también tenemos espíritu, inteligencia, conciencia y libre albedrío, lo cual nos permite sustraernos, en parte, al determinismo de la naturaleza y decidir nuestra propia vida.


La humanidad vive un proceso de evolución. Este proceso se está acelerando gracias al desarrollo de la inteligencia y de la conciencia, favorecido por el incremento de las comunicaciones que hace que las ideas fluyan y lleguen con rapidez a todas las personas. Sin embargo, no es suficiente con la información, es necesario convertirla en conocimientos sólidos y en sabiduría de la vida.


Toda decisión nos marca de alguna forma para toda la vida. Nuestra realidad actual es el resultado de millones de pequeñas y grandes decisiones, de aquí la importancia de pensar antes de decidir. El pensamiento debe preceder a toda acción humana, lo contrario es entrar en un camino que no sabemos a dónde conduce.


Las personas indecisas tienen un grave problema, al no decidir o no decidir a tiempo, la vida y la sociedad deciden por ellas, sometiéndolas a una dinámica que tiene poco que ver con sus intereses y necesidades; como es lógico, les sobrevendrá el fracaso y la frustración. Por lo cual, los seres humanos estamos obligados a evolucionar y a tomar decisiones constantemente. Es mejor avanzar por la vida con libertad y a paso de vencedores que caminar agobiados por el peso de los problemas.


El no decidir o no decidir a tiempo hace que las cosas se compliquen. Por no tomar el estudio con seriedad y por no adquirir el hábito de la lectura, después tenemos problemas durante toda la vida. "La ignorancia es el peor de todos los males" ya que todas las respuestas deben salir del cerebro.


Nuestra vida depende de hábitos adquiridos en la infancia, los cuales después se fortalecen o debilitan, dependiendo de las decisiones personales; por tanto, las personas que no deciden identificarse a tiempo con los valores de honestidad, respeto, autoestima, disciplina y responsabilidad, después ya es tarde, porque quedan atrapadas en hábitos negativos que les arrastran hacia el fracaso. Por lo cual, es importante tomar decisiones a tiempo en relación con los valores y perseverar en ello, pues la vida genera mucho desgaste psicológico, moral y espiritual, y sólo apoyándonos en valores sólidos podemos salir airosos.


Las decisiones fuera de tiempo no sirven y las decisiones precipitadas tampoco sirven, por lo cual, las decisiones deben ser el resultado de un proceso natural y madurado. Esto sólo es posible cuando las personas tienen cierto grado de autonomía, cuando dependen más de un proyecto personal que del sometimiento a proyectos ajenos.


Cuando las personas son independientes viven de acuerdo a un proyecto propio. Su cerebro es el artífice del proyecto y de la planificación, por lo cual está al tanto de todo, y maneja los tiempos y las situaciones, lo cual le permite prever las cosas y tener respuestas rápidas y oportunas. Estas personas se caracterizan por ser mentalmente activas, creativas, intuitivas y emprendedoras. Su cerebro trabaja día y noche con interés e ilusión, lo cual le proporciona una visión superior de las cosas.

En cambio, las personas que viven cumpliendo órdenes de otros, se limitan a hacer lo que les piden, automatizan su trabajo, su cerebro y su vida, y pierden capacidad de análisis y de creatividad. Esto explica, por qué muchas personas cuando pierden su trabajo no saben adaptarse a situaciones nuevas. Desgraciadamente son muchas las personas que se han convertido en una pieza del gran robot laboral. Son piezas desechables que, cuando cambian las cosas quedan inservibles.


La especialización es buena y necesaria, siempre que no se haga en detrimento del desarrollo personal. Lo expresado es un llamado a todos los profesionales, porque corren el riesgo de enfrascarse en sus asuntos y de olvidarse que existe un mundo extenso y profundo más allá de su territorio profesional.


Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos tomamos millones de decisiones, la inmensa mayoría son inconscientes, responden a hábitos adquiridos y están orientadas a la adaptación y la supervivencia. Hay otras decisiones semi conscientes, orientadas a resolver problemas sencillos de la vida, y hay decisiones muy conscientes que tienen que ver con la solución de asuntos importantes, relacionados con el éxito y con el desarrollo. Todas las decisiones son respetables, pero donde debemos poner el acento es en las decisiones que deciden el rumbo de nuestra vida.


La sociedad actual vive atomizada, dispersa y ocupada en miles de cosas que tienen que ver mucho con lo económico y con la marcha de la sociedad, pero muy poco que ver con sus verdaderas necesidades y con su desarrollo personal; por tanto, no importa las decisiones que tomen las personas, nunca resolverán sus verdaderos problemas y estarán obligadas a moverse al ritmo de la sociedad y serán víctimas permanentes de la angustia y de la incertidumbre.


Nuestra vida no puede quedar en manos de nadie en ningún aspecto, para lo cual necesitamos ser más auto suficientes y tomar decisiones con conocimiento y libertad. Esta labor no es fácil, debido a que somos hijos de una sociedad represiva y hemos sido educados para el sometimiento, pero es la única solución para experimentar el placer de la libertad y del éxito.


"Una golondrina no hace verano" y "Un árbol no hace el bosque"
Existen muchos refranes similares para indicar que las decisiones aisladas no resuelven las cosas. Así como la vida es un camino hecho de pasos sucesivos, también es un encadenamiento de decisiones sucesivas (buenas o malas) que unidas hacen el éxito o el fracaso.

Hoy somos simplemente el resultado de las decisiones que hemos tomado a lo largo de la vida. Ni más ni menos. Cada uno es lo que ha hecho de sí mismo al margen de las circunstancias que han rodeado su vida. Y lo que seas el día de mañana depende de las decisiones que tomes a partir de este momento.


Al final, cada decisión es una respuesta de toda la persona (de la capacidad intelectual, de la creatividad, del nivel de auto estima, de la experiencia, de la disciplina, de la responsabilidad, de la personalidad, de los valores, etc. Por tanto, elabora un proyecto de vida por escrito, céntrate en él, ponte a valer de verdad y tu cerebro te dirá cuándo y cómo tomar las decisiones.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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