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Editorial 798



Peligros de la ciencia

 

La ciencia en sí no es peligrosa. El peligro está en las personas que no saben manejar el poder que da la ciencia.

El lenguaje científico tiene un significado restringido a la ciencia. La ciencia es importante porque nos permite conocer el mundo, dominar la naturaleza y utilizar las cosas para progresar y vivir mejor, pero sólo hace referencia al mundo material; carece de contenidos morales, sociales, afectivos, espirituales, etc. mientras que el lenguaje humanístico hace referencia a la vida humana, a los sentimientos, a los valores, a las conductas, a los derechos y a los deberes; por lo cual, el desarrollo exagerado del lenguaje científico en detrimento del lenguaje humanístico tiende a robotizar a las personas; es decir, a reducir la conciencia, la sensibilidad humana, los sentimientos, los valores, la convivencia, etc.


La esencia de la evolución es el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia. Ambas cosas deberían ser objetivos prioritarios de todos los seres humanos; sin embargo, la dinámica de la vida obliga a las personas a especializarse en profesiones y actividades técnicas, científicas y comerciales, descuidando su desarrollo humano, porque, al parecer, no cotiza en el mercado de valores.


Lo expresado no quiere decir que las personas dedicadas a la ciencia carezcan de sabiduría, de valores y de sensibilidad humana. En general, todas las personas han recibido una educación de valores y se guían por ellos. Sólo queremos señalar que existe un incremento acelerado de lo científico y una reducción de lo humanístico, lo cual ya está generando graves consecuencias.


El problema está en que el conocimiento sin conciencia es una combinación explosiva. "Una persona sin moral es un azote para la sociedad" y, si esta persona tiene muchos conocimientos y poder, es aún más peligrosa. Los tontos nunca han causado mal al mundo. El mal lo han causado personas inteligentes o poderosas, carentes de moral y de sensibilidad humana.


La inteligencia sin sabiduría, o lo que es lo mismo, la ciencia sin moral, pueden llevar a la humanidad al desastre total.

La ciencia tiene poder sobre la energía atómica, sobre el código genético, sobre el cerebro humano.


Los banqueros tienen poder sobre la economía y las grandes empresas tienen poder sobre la producción y el comercio.


Si estos poderes no son manejados con criterios de sabiduría; es decir, con conciencia, con valores y con sensibilidad humana, podemos regresar a la ley de la selva o dejar de existir.


Los daños causados al ecosistema, la explotación irracional de la naturaleza y tantos otros problemas graves, creados por el hombre, son el resultado de la inteligencia sin sin sabiduría, del progreso sin ética.

Muchos opinan que es cuestión de establecer normas éticas que controlen a todos los poderes. Pero ¿Quién va a establecer las normas cuando la mayor parte de las personas carezcan de ética o cuando los más poderosos tengan el control del mundo?


Cuando las personas no tienen controles internos no existe fuerza en el mundo que pueda controlarlas, y, cuando ocurre esto, las personas no tienen lógica ni conciencia de las cosas. Sus impulsos irracionales guían su vida y sus decisiones.


La sabiduría es fundamental para actuar con criterio, con prudencia, con sentido común, con honestidad.


Sólo las personas sabias conocen el camino del bien y tienen la fortaleza para seguirlo hasta el final.


Sólo las personas sabias se respetan a sí mismas y respetan a los demás.


Sólo las personas sabias tienen verdadera autoestima y sentido de la dignidad

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Las personas sabias no son perfectas, pero se esfuerzan cada día por ser la mejor persona que pueden llegar a ser y por dar al mundo lo mejor de sí.


La humanidad ha tardado millones de años para desarrollar la cultura que hoy disfrutamos (ideas, conciencia, valores, convivencia...) Lo ha logrado a base de lucha, esfuerzos, fracasos y sacrificio, y, sería muy triste que todos estos logros se perdieran por dejar el rumbo de la historia en manos de personas indeseables; por lo cual, es deber de las personas sabias desarrollar la sabiduría en sí y en los demás. La sabiduría es la única garante del desarrollo, de la libertad y de la felicidad, no así la simple inteligencia ni la ciencia.


Es indudable que la humanidad crece en inteligencia y las personas tienen más información, pero sirve de poco si no se traduce en más conciencia y en mejor calidad de vida.


La ignorancia, la pobreza, las guerras y la corrupción, no se deben tanto a la falta de inteligencia, cuanto a la falta de sabiduría.


La "inteligencia" puede convivir y hacer amistad con el egoísmo, la avaricia, la corrupción, la explotación y la violencia; así vemos gente muy capacitada pero con poca moral, implicada en hechos ilícitos; mientras que, la sabiduría sólo hace amistad con la verdad y con el bien.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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