Editoriales

Editorial 797

 


La ignorancia se paga muy cara

 

El peor de todos los males es la ignorancia de la verdad y del bien. Si las personas conocieran la verdad y el bien, lucharían por alcanzarlos y conservarlos.


Para los filósofos griegos, sólo los sabios podían ser libres y felices, porque eran los únicos que conocían la verdad y el bien, y, por tanto, podían actuar de forma correcta. De esto, hace más de dos mil años. Hoy, nosotros, cegados por la soberbia de los grandes avances científicos y tecnológicos, estamos muy lejos de este pensamiento griego. Vivimos como locos, obsesionados por construir un mundo de fantasía que terminará como la torre de Babel.


El que no sabe es como el que no ve. Carece de camino que le conduzca a la comprensión de las cosas y carece de de motivación que le impulse a la acción, a la creatividad y al progreso. Por esta razón, las personas ignorantes, se conforman con sobrevivir y desaprovechan las oportunidades que les brinda la vida. Si tuvieran conciencia de los bienes que pierden, seguro que lucharían por ellos, pero, como dice el refrán: “Ojos que no ven, corazón que no siente”


Hoy tenemos mucha información de todo tipo. La información, en sí, es buena. El problema surge cuando las personas son desbordadas por la información, debido a que no tienen capacidad para procesarla, ni criterios para seleccionar los datos que les conviene para aprender y progresar.


Gracias al conocimiento los seres humanos “dominamos” la naturaleza.


Todos estamos conscientes de que el conocimiento significa poder y progreso y que la verdadera competencia de la vida se da en el campo del pensamiento, por esta razón las empresas compiten por tecnología de avanzada y cada día adquieren más importancia la escuela, el colegio, la universidad y los cursos de post grado.


Sin embargo, el conocimiento en sí, sólo genera progreso material, y, si bien crea las condiciones para una mejor calidad de vida, no la garantiza, a menos que vaya asociado a la sabiduría, es decir, a los principios y valores que sirven para controlar y orientar la conducta humana.


Hoy disponemos de conocimientos y de progreso suficiente para que en todo el mundo existiera una calidad de vida excelente, pero lo que vemos es otra cosa muy distinta: ignorancia, pobreza, violencia, injusticia y explotación. El conocimiento por sí sólo nunca resolverá el problema humano si no va acompañado de la sabiduría. No debemos confundir progreso con evolución. Progreso es lo que logramos, lo que tenemos y Evolución es lo que somos, lo que valemos como persona.


En las últimas décadas, la especie humana, ha “progresado” más que en toda su historia. Este desarrollo se está incrementando en progresión geométrica. Y el futuro se abre ante el hombre como una tentación sin fronteras. Pero en medio de este desarrollo ¿En dónde se encuentras tú?, ¿Cuáles son tus expectativas? ¿Qué piensa hacer para no perder el tren del futuro?


La vida actual tiende a robotizar a las personas, a debilitar los valores y a reducir los sentimientos, lo que se traduce en pérdida de conciencia, indiferencia e insensibilidad ante las necesidades y sufrimiento de los demás.


Nos estamos acostumbrando a aceptar la corrupción, la violencia y la muerte como parte normal de la vida. En estas circunstancias el mensaje es:“Sálvese quien pueda”


A medida que las personas se hacen mayores tienen tiempo para reflexionar y adquieren una visión más sabia de la vida. Aprenden a valorar más la salud, la amistad y la familia. Son más comprensivas, tolerantes y pacientes y también más espirituales. Este dato es una invitación y también un alerta, para que los jóvenes y no tan jóvenes, aprendan a ser sabios desde ahora, no cuando hayan pasado muchos años y hayan perdido muchas oportunidades de ponerse a valer como personas.


Los seres humanos no necesitan saber todo, pero sí necesitan saber lo necesario para triunfar, para ser libres y para ser felices. Vivimos en una sociedad que tiene mucha información, poco conocimiento y escasa sabiduría, lo que da como resultado: Una sociedad mediocre.


Invierte en tu propio desarrollo para que puedas volar alto como el águila, y, si un día, por circunstancias de la vida, te visita la adversidad, puedas renacer de tus cenizas como el ave Fénix.


En la prehistoria la evolución era lenta, debido que la información era escasa y fluía de forma lenta, pero, en la actualidad, la información es abundante y fluye con rapidez, gracias a las telecomunicaciones, a las redes sociales, al interés por el conocimiento y a la necesidad de capacitación.


Esta realidad está acelerando el proceso evolutivo. Cada día los niños nacen más inteligentes y la humanidad ha progresado en pocos años, más que en siglos.


Estos signos son una advertencia para que tomemos conciencia de que estamos viviendo tiempos maravillosos, que favorecen la libertad mental de las personas y ponen a nuestra disposición muchas oportunidades de aprender, de crecer y de evolucionar; mas, para aprovechas estas oportunidades es necesario desarrollar ciertas capacidades mentales y programarse con ideas, valores y objetivos importantes.


De aquí la importancia de desarrollar el hábito de pensar, de reflexionar, de meditar, de crear y de aplicar el pensamiento a contenidos verdaderamente valiosos para que no nos ocurra como a tantas personas, que luchan durante toda su vida por objetivos que creían importantes, y, al final, sólo les queda vacío y frustración.


En épocas pasadas los más fuertes se imponían a los débiles. Hoy los más inteligentes se imponen a los ignorantes.


La ignorancia va de la mano con la pobreza, la dependencia, el sometimiento, la explotación, el subdesarrollo, el fracaso, la frustración y el resentimiento. Como puedes ver, la ignorancia genera una deuda impagable que desgracia a las personas por el resto de su vida.


Todos somos genios, pero, por diversas razones, somos ignorantes en muchos aspectos y lo pagamos muy caro durante toda nuestra vida. Por estupidez cometemos infinidad de errores, desperdiciamos el tiempo y perdemos oportunidades de aprender, de crecer y de progresar.


La vida es una sola oportunidad que nos da Dios para que convirtamos nuestros sueños en realidad; sin embargo, por causa de la ignorancia, la vida de muchas personas está marcada por el temor, la angustia, la frustración y la tragedia.


Seguramente que piensas que lo expresado se refiere a esas personas ignorantes e irresponsables que abundan en todas partes, pero no. Esas personas ya están casi desahuciadas y son irrecuperables. Lo expresado se refiere a ti y a mí. Necesitamos reaccionar, abrir los ojos y liberarnos de la ignorancia intelectual, afectiva, moral y espiritual, en la que estamos atrapados en mayor o menor medida.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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