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Editorial 796

 


"La conquista de sí mismo es la mayor vitoria " Wagner


A lo largo de la historia los seres humanos han luchado por conquistar territorios, riqueza, fama y poder, pero son pocos los que se han enfocado en la conquista de sí mismo.


Cada día la sociedad mira más hacia fuera tratando de encontrar respuestas para su vida. La ciencia expande cada día su terrritorio, los telescopios descubren nuevos astros a distancias casi infinitas, las personas viajan a todas partes en busca de nuevas experiencias y nuevas emociones. Es como si unas fuerzas centrífugas poderosas nos alejaran de nuestro propio yo, de nuestro verdadero ser, de nuestro sentido de pertenencia y de nuestra identidad. Nos sentimos más ciudadanos del mundo, pero a la vez, ciudadanos de ninguna parte.


Todo fluye de tal forma que, si nos descuidamos, perdemos las raíces, la noción del tiempo, de la historia y de la propia cultura. Ya no queda tiempo para sedimentar las ideas, los afectos y los valores. Todo se vuelve pasagero y relativo.


La pregunta es: ¿A dónde conduce este camino?
"El hombre recorre el mundo buscando lo que necesita y vuelve a su casa a encontrarlo" George Moore


De qué te sirve ser rey del mundo si no eres reyde tu propia vida.


Desde niños buscamos algo que sentimos que nos falta. Buscamos cosas, juguetes, amigos, riqueza, éxitos, amor, felicidad, pero nada nos llena, siempre queda un vacío que nada ni nadie puede llenar. El avaro necesita más dinero, el autoritario más poder, y el libertino más placer.


Muchas personas pasan toda la vida alejándose de su propio Yo, tratando de acumular muchas cosas que les faltan. En realidad lo que les falta es su propio Yo. Ese Yo bueno que un día salió de las manos de Dios y luego se extravió en los vericuetos de la vida.

La vida es un viaje hacia el encuentro del propio Yo, hacia el lugar de donde un día partimos, hacia la casa del Padre. No se trata de un camino físico, se trata de un camino espiritual en el que se avanza a través de la superación intelectual, afectiva, moral y espiritual.

La incertidumbre y la angustia existencial afectan mucho a las personas poco evolucionadas y fracasadas, porque se sienten perdidas, sin camino y sin destino.

Afecta menos a las personas evolucionadas, porque tienen mayor autoconciencia y están más identificadas con su Yo. Saben que están en el camino correcto y que sus buenas acciones de cada día se convierten en pasos que les llevan al encuentro de su Yo, de ese Yo, (Dios) que les está esperando con los brazos abiertos, como espera una madre a sus hijos cuando regresan de un largo viaje.

 

En medio de la confusión social en que vivimos, todos, sin excepción, estamos buscando el camino hacia el encuentro de nuestro propio Yo. Unos lo hacen de forma consciente y otros por instinto, pero la plegaria profunda de todos los seres humanos es la misma:

 

"Busco, yo no sé que busco,
creo que es un rostro que una vez perdí.
Siento, siento una nostalgia
de algo que me falta desde que nací"




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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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